jueves, mayo 23

Recuerda Memoria (parte 3 de 3)

El lado ciego de mis sentimientos suele quitarse la venda de los ojos con facilidad, y cuestionarse su imbecilidad, pero como siempre, un buen blues lo ha de calmar aunque luego venga el jazz a ponerlo como loco; un vaso verde lleno de agua, me lee la Biblia en las partes que me gustan, los renglones vacío de mi fe, de mi eterna lucha con el bufón que se rasca los pies, se acomoda la camisa y cruza las piernas para que deje de verle las medias, sentado, en su silla, reacomoda las piezas y se va a dormir, mañana vuelve siempre a despertarme con el mismo cubetazo de realidad malsana, ya sé, otra patada de vida, otro telegrama que agradece tu respiro, o lo corto, o se lo doy al muerto que te sigue esperando que caigas hecho una oruga, indefensa, y te agarre en el aire mismo que toses por ya no saber respirarlo como debe ser.

Mis emociones son un caso perdido, lo que mis manos relatan en este pedazo virtual a veces se vuelve contra mis ganas o contra mi testimonio de querer salir volando por la ventana, es entonces cuando las emociones, si están dispuestas, bien vestidas o con ganas de abandonar su juego de poker, se aprestan y se lanzan al extremo de mis ojos para volverse una, y cambiarme la cara o estremecer la planta de mis pies. En días recientes mis sueños han hecho maletas y se han marchado, para siempre volver con la misma cara de fatiga que yo cuando como atún y me siento con el control remoto en la mano que se ha olvidado de cómo cambiar los canales, de cómo cambiarle los pañales a mi tristeza, que siempre, renace cuando uno menos la espera, quisiera que la pobre se hiciera vieja, pero tengo la mala costumbre de matarla llegando a la pubertad, joven tristeza, muerta de aburrimiento por que mis ojos ya andan puestos en una ansiedad distinta, pero hecha de la misma piel.

Razones exactas para tener un "recuerda memoria" no tengo, no, creo que no, más bien la necesidad, a veces pasmosa, de que la gente sepa que a veces la cabeza me sigue dando vueltas, sigo dejando regueros de mi voz en sueños que no me pertenecen y que tengo una cajita donde guardo el aliento de mi musa preferida, Luna, y que a veces, soy poema, y salgo a caminar, y duermo, y espero, y amo, y aunque no quiera, sueño, que sueño, sueño, que soy.



(Fin) 

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