viernes, noviembre 24

En tu perfección

Creo en cosas que no veo,
en lo invisible,
en los "buenas noches" desde lejos,
en lo intangible,
amar un cuerpo que ya no está
enamorarse a primera vista,
en un destello de genialidad
y en los demás ingredientes de la tormenta.
Creo en el sol,
incluso cuando está afuera nublado
y compiten para ver quién tiene más lluvia.
Creo en los que hacen las cosas desde el corazón,
cuando la cabeza aconseja lo contrario y en
los que van a reordenar sus pensamientos
en su habitación,
en el silencio más doloroso,
en los que van solos a la playa
a bañarse en ideas.
Creo en los que sienten las cosas en la pie,
en la carne sensible para dictar el hecho
incluso antes del evento.
Creo en la corazonada,
en aquellos que escuchan incluso antes
que el sonido llegue a los oidos.
Creo en las previsiones,
en los que tienen un cine en la barriga,
creo en aquellos que dan sentido a las sensaciones,
en quien tiene el instinto de la intuición
en los que hacen dueto con el destino
pero solo cantan su coro.
Creo en las palabras
que nunca han sido pronunciadas,
en nuevas formas de decir "te amo",
en un nuevo tipo de "te extraño",
en un inédito "volver a empezar"
y luego...
creo en tu perfección
porque
estoy perdido en el amor
de todos los defectos que tienes.

miércoles, noviembre 15

Desvariando

Cuando yo me muera cúlpese a todo el mundo, hágame el favor señor juez de armar un tremendo problema, póngase bravo y afile el colmillo, que todos salgan responsables. Embargue los bancos, las residencias que paguen y que no se hagan locos; señor juez que indemnicen a mi cadáver que le paguen horas extras a las lombrices, que nadie se escape, que a todos metan al calabozo o al paredón jodan a su madre pero que cada uno de los vivos se muera conmigo; usted mismo electrocútese o péguele un brinco en la hoguera, que mis padres vayan a juicio por dejarme morir, que a mi hermano le den 8mil años de cárcel por hacerles tanta falta, que se rompan todos los focos de esta ciudad, que se vacíen las cervezas en las coladeras, que un ejercito de ratas siga mi cortejo fúnebre y que en mi entierro también ellas se hundan, que el Papa se calle la boca, que me saquen los dos ojos y que en los agujeros metan los huevos de mi peor enemigo, que me ordenen una ultima merienda que me pongan la lengua de Fito en la boca. 

Señor juez... señor juez o quien sea que quede vivo cuando yo me muera, muérase conmigo no sea marica. Señor juez o señor de la basura o barrendero o quien encuentre mi cuerpo, no me deje aquí, no pegue carrera y siéntese un ratito, sacúdame la tierra, le contare un cuento un chiste o dormiría en la oficina si pudiera; se dio cuenta como la muerte lo hace humilde a uno, le baja los humos lo convierte en lobo, le arranca los dientes por eso no se vaya, sino se muere el mundo no importa, es únicamente que de pronto me sentí muy solo.

viernes, noviembre 10

Sueños

Viendo por la ventana, pensando en tu cara y en tu pelo cuando se ríe y me pide un abrazo eterno, amigos, amantes, hermanos, desconocidos en un camión al infinito, campesinos del mundo, esclavos del todo, buscadores de mundos perdidos, que se yo, lo que sea que seamos, lo que sea que somos y lo que sea que seremos siempre, siempre te amaré.

Me estaba imaginando volar en un dragón con ojos grises y piel color aceituna, volando a través de ventanas que conectan mundos, que conectan ideas y reviven recuerdos de amigos, de hermanos que viven por siempre y que nos visitan cada vez que la luna abre sus puertas y nos baña con su frío, con su fría capa de belleza, como la tuya.

De repente envidio tanto al viento, lo envidio tanto cuando te toca y te hace sentir viva otra vez, cuando roza tus labios y estremece tu cuerpo, cuando te acaricia el pelo y te llena de brillo, lo envidio cuando cada vez que se le antoja te hace suya, te lleva de la mano y te hace libre, lo envidio por estar siempre a tu lado, por verte siempre y por amarte casi igual que yo, Diosa que camina en el viento, mujer amante, sueño eterno.

Pero aquí, volando, soltando carcajadas en el espacio, dando vuelta a las estrellas, escondiendo sueños en planetas azules, jugando a aventar ilusiones lejos y a tratar de alcanzarlas gateando, jugando a ser hechiceros, jugando a ser pedacitos de carbón tirados en la arena, jugando a la vida eterna, aquí, no todo parece ser de piedra, no todo parece ser etéreo, y sin embargo los ríos se abren a tu paso, sin embargo los huracanes callan al oír tu voz, y sin duda los Dioses ocultos se asoman al ver tu paso, desnuda, entre el rocío de los bosques de las Hadas.

Solo quiero seguir caminando sobre este cielo plateado, solo quiero tomar tu mano por siempre, así, y mientras tu construyes y vives mas de mis sueños, yo sigo soñando en ti, sigo pensando, imaginando, creyendo, que alguna vez seré libre en ti, que alguna vez volaré en tu mente, que alguna vez seré.

Qué curioso, soñé que me soñabas... y ya no pude despertar.

lunes, noviembre 6

Cualquier día

Cualquier día de estos caeré espalda al suelo, muerto, con el corazón hecho pedacitos, pedacitos azules que, alegres, saltarán lejos de mi tristeza para irse a vivir a algún parque, hacerse un tatuaje, bailar chachachá y aprender a manejar motocicletas. Mis manos se arrancarán a rasguños de mi cuerpo para irse a escalar por la calle, apretar manos y pondrán alguna tienda de masajes de pies. Mis ojos, arrastrando un par de sueños, viajarán en primera clase para recorrer el mundo, las pirámides primero y luego los museos de Europa, quizá, con la vaga idea de hacerse bizcos de tanto andar juntos y viendo para todos lados, ya viejos, se irán a Cusco para construirse una pequeña choza en Machupichu, y vivir ahí hasta que se les acabe la luz. Me preocupan mis pies, ¿A dónde irán?, a alguna playa me temo, a dormir frescos a orilla del mar, sintiendo las olas y la arena, caminando de madrugada, andando, corriendo sin cansancio. De mi boca no sé, le deseo huya a algún país donde besarse sea como respirar, donde sea esclava de una princesa que la quiera solo para ella, y que le enseñe de lenguas y mordidas en ese labio sabor a mandarina, y bese más de lo que juntos podríamos llegar a besar. Lo demás de mi quedará tendido, sin sed, sin ojos, sin manos, sin pies y sin corazón, nomás sintiendo el sol o el frío, hasta que alguien pase y me eche en un costal, o me haga a un lado, para que no estorbe a la gente al caminar, a lo mejor un día, si se aburren, los ojos regresen, y si se cansan, los pies caminen para acá, y si se cansa, la boca venga a reclamar su lugar, y si se entumen, las manos busquen refugio en lo que quede de mis brazos.

¿No sería curioso? Que incluso los pedacitos de corazón regresaran un día, tatuados, más bailados y más rudos de tanto vivir, y agarren forma en mi pecho, se acurruquen, y con un estornudo fuerte despierten este cuerpo, latiendo, pumpum, pumpum, luego, con un escalofrío me regrese la vida, las ganas, y de repente, sea una figura en la calle que se levanta, como quien acaba de nacer, y quiere irse a navegar.