miércoles, enero 27

Safari

Para mí que existen aquellos, los que escriben y terminando la última letra dan un finito sorbo al café y maravillados observan cómo se les pone la piel chinita. Adoran aquello que se les escurrió de la cabeza y viven, brillan por si mismos porqué por si mismos lo decidieron así. Y los hay quienes de cabeza dibujan un par de palabras, y cuando aquel texto cae muerto, inerte, lo embalsaman y también ellos mueren, se difuminan como la idea que diera origen a aquella extravagancia de morirse vivo, como si de un hilo pendieran las ganas, curiosamente, suspendidas tiempo atrás por la incertidumbre de nacer o morir. Yo me pregunto cuál de ellos soy, fui, o seré. Agónico.

domingo, enero 24

Que Conste...


Dos pensamientos alegres se fueron volando por el mundo en un diente de león (¿por qué le dicen diente de león?). A su regreso, uno convertido en caracol y al otro le gustaba disfrazarle de estrella de mar. Ya no se dirigían la palabra pero se daban la mano para bajarse de su diente de león (¿por qué le dicen diente de león?) y se prestaban pantalones anaranjados cuando había que ir a alguna fiesta de la alta sociedad. Lo que pasó fue que en el viaje, aprendieron que la vida no es poema y los cuentos no siempre tienen un buen final, se compraron un libro de asesinos y mataron a silencios a ciertas pasioncillas y un par de amores con desgano que llevaron en maletas concebidas a partir de dos turrones de sal. Cierto tiempo después, dos pensamientos agridulces salieron a navegar en su diente de león (¿por qué le dicen diente de león?), y escalaron mil montañas y mil nubes, y cayeron una noche, sobre campos verdes, como gotas de lluvia arrojadas al vacío, riendo, abrazando y olvidando, y mirando cómo se perdía en la noche, aquel viejo diente de león.

martes, enero 19

Cuenta Regresiva

Mis ganas son lo de menos, lo que más me preocupa es este sentimiento por ti.

Cada noche llego y me como un pedacito para que no se me acumule más, los fines de semana aumentan al doble y entonces hay que hincarle el diente sabroso, jodido sentimiento se queja pero igual me lo voy tragando, a veces sin el acostumbrado vaso de coca. Te digo, las ganas son lo de menos, porque esas se calman con un cubetazo de agua, pero al sentimiento hay que desaparecerlo y no hay forma de correrlo a la calle, aunque créeme, lo he intentado, nunca se va, se queda afuera sentado en la orilla de la vereda y cuando salgo se me cuelga del pantalón y no me deja ir.

Ese sentimiento, por eso me lo refino cada noche, a veces sin pan y a veces hasta remojado en el café, loco sentimiento y locura la mía de dejarlo crecer otra vez cada mañana, cuando amanezco con los labios mojados de tanto besarte en los sueños donde me convierto en príncipe azul, gris mañana con el amor harto grande revolcándose en mis sábanas de intensidad, por eso me lo como cuando llego, por eso me lo trago sin masticar, intentando que lo que siento por ti no sean tan grande y no se convierta en un bulto ineludible para los visitantes a este manicomio, ya de por si es difícil con los gatos verdes y los abejorros morados que revolotean de mañana, justito afuera de mi habitación.

miércoles, enero 6

tu Tiempo

era tal mi certeza que cada vez que me dijo “no tengo tiempo”, estuve dispuesto a regalarle todo el que me quedaba