viernes, agosto 31

¿es a mí?


Se le salen los resortes, y ya no es ni la mitad de blando que solía ser,
lo aplastamos de mentiras (de patéticas mentiras).
Quemaduras de cigarro, una mancha de cerveza y otra que reconocí
como mancha de mentira (de diabólicas mentiras).
Como estaba en el suelo, tuvo tanto movimiento que muy áspero quedó,
lo arañamos de mentiras (de malévolas mentiras).
Un alambre me molesta en la espalda, justo donde me clavaste tú traición y por eso está mañana puse fin a mis desvelos en un triste y mal oliente basurero...
(tu recuerdo se quedó)

lunes, agosto 27

¡Ay como (no) ha llovido hoy!

El cielo tiene ansias de mojar, y lo hace. Sin embargo yo me sigo debatiendo entre azuzar a la lluvia a ver si se atreve a llover en mi cuarto; o quedarme lelo en la ventana con la cara mojada y la mejilla escurriendo soledad. No sé cuál sea mejor opción.

Y no sé qué sea más decente, de todas formas, opté por gritarle de cosas a la lluvia y a las hormigas que azotaban mi alrededor. Debe ser que me enojo con la lluvia porque es una cortina de tiempo, podría estar lloviendo 10 horas seguidas y parecer que ha sido el mismo segundo desde la primera gota gorda de cuando empezó, y uno se levanta y se asoma al reloj para ver que el tiempo se ha ido volando.

Hoy una risa lejana me despertó pero con miedo, creo que era la lluvia anunciando que me tendría encerrado toda esta tarde, y ay, como ha llovido desde que empezó el cielo a bostezar y a ponerse todo negro, luego sacudió las nubes y gritó casi como si estuviera encabronado, raro, pero luego, ya sabes, empezó a mojar la ciudad.

Mejor ya ni le grito o me asomo a la ventana, he sabido de lluvias que se cuelan por el techo, arrancan paredes y traspasan incluso ventanas, con todo y vidrio, y ay, con todo lo que (no) ha llovido hoy, yo no quiero que me lleve esta lluvia calle abajo, cual barco de papel que se desmorona justo antes de caerse a una coladera, tapada, claro, de tanta agua, de tanta lluvia, de tanta ansiedad por mojar.

martes, agosto 21

Texto sin sentido en una noche de invierno

Mira que sinceramente hoy que llegando a casa no me encontré. Mi casa es mi cuarto, mi computadora, mis libros, el olor a perro (que tanto odian), mi escritorio regado, la colección de canicas, el recibo del celular que sigue llegando sin invitación, los discos apilados encima del equipo de sonido, el celular callado, el ratón sin cola pero con una luz roja prendida abajo, el poco calor de este cuarto, una araña desdentada que me mira con cara de ¿qué haces tú allí?, los papeles de trabajo pendiente, el papel tapiz de un mundo lejano, un control remoto que no sé para qué sirve, las manos cansadas, los corajes reprimidos, el ruido de la tele, los audífonos nuevos, unos posters que aún no están clavados, la pared que se quiere desmayar, el techo que hace ruidos, el internet que no cortan, este teclado manchado, mi música, la cama rechinante, la luz que parpadea porque dicen que hay huelga por allá, los cajones llenos de cosas que no uso, ni usaré, ni sabría usar, la ropa arrugada, los papeles apilándose para escapar de la caja de cartón de reciclados, mis sueños imaginados esperando quien los lea, Facundo Cabral hablando de amor, una lágrima salada, los pies ausentes, el cuerpo dolido, las fotos que me quedan, los recuerdos, todo esto es mi casa, pero no me encuentro, no me hallo, me pierdo entre tanta insignificancia, no tengo nada que hacer aquí, y sin embargo estoy aquí sentado moviendo los dedos, los dos dedos, o tres, porque creo que si acaso uso tres, no sé, el teclado no se queja de la ausencia de los otros, yo solo sigo buscándome, que curioso que no me hallo en internet, pongo mi nombre y no aparezco, que chistoso, si llegara alguien quizá me hallaría aquí, digna pieza de museo de lo patético, revisando fotos viejas, como quien se mete a cada una y revive ese preciso instante, ha de ser por eso que no me encuentro en este revoltijo de cuarto/infierno, ha der ser que ando dando vueltas por las fotos, y ya no sé que música me gusta, y ya no sé como reaccionar cuando alguien pasa su lengua por mi cuello, solo respondo igual pero pensando que no me hallo, que me he perdido, en canciones, fotos, voces, últimamente me pierdo en casi todo, por fortuna, empiezo a perderme también a la hora de dormir, así, amanece y ya no soy, ya no me hallo, ya me fui, te llevaste todo, casi todo, carajo, ¿cómo me iba a encontrar? Si me traes colgado en un suspiro, en recuerdos, de lo que ya no somos, ni seré, ni serás, ni seremos, ni fuimos siquiera.

¿A alguien le importa si me pongo melancólico antes de dormir? Espero que no, tengo planeado hacerlo, justo cuando me pregunte a mí mismo: ¿estás bien? me diré que "sí", voltearé la almohada llena de sudor, e intentaré buscarme en sueños, al cabo, ya sé que no me hallo.

viernes, agosto 17

escandar

Como un extraño entre extraños he caminado
hasta sentirme distinto
o únicamente normal
un nadie igual que cualquier otro
pero diferente de todos los demás
nadies
he caminado
como si nada pudiera hacerme daño
si tu no quieres.
Luego he pensado si todavía querrías.
Quererme.
Ahí he parado
de pensar.
Solo soy alguien más
que echa de menos tarde
y mal.

lunes, agosto 13

Sin intención

El día que la tercer hormiga se perdió
¿Segura que era por aquí? - Preguntó una hormiga de las del fondo, mientras sus antenas buscaban rastro de las demás compañeras. La tercer hormiga en la línea de mil, que saliera horas antes en busca de comida para la fiesta de mañana, se había perdido, y detrás de ella 997 le seguían adoloridas de las patas, caminando sin parar, buscando el rastro de las 2 primeras. Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos, la hormiga se distrajo volteando a ver una oruga que se transformaba en un ser alado, tanto llamó su atención que sin darse cuenta caminó en zigzag por más de 15 eternos segundos, y eso bastó para perder la línea, y de vista, a las 2 hormigas de adelante.

Por decisión unánime, se nombró a una guía distinta y a la tercer hormiga se le pidió regresar sobre sus pasos a buscar a las 2 primeras. Luego que hubieron recogido el suficiente alimento, regresaron caminando y siguiendo su propio rastro, 997 hormigas, soldados, de mirada fija, triste, pero decididas, tocaron a la puerta sin problemas y entraron al hormiguero. Las 2 primeras hormigas de la línea esperaban furiosas, luego supieron que la tercera había sido enviada a buscarlas y organizaron equipos de rescate que se alternaban para buscarle, pero nunca más la encontraron, ni nunca más regresó.

Mientras tanto a algunos cientos de metros de ahí, la tercera hormiga busca afanosa a sus 2 compañeras perdidas, sin embargo se detiene cada que un extraño suceso le llama la atención, la caída de una gota, una hoja volando, el viento que le empuja cada vez más lejos y esa extraña sensación de caminar sin tener que seguir un rastro... la tercer hormiga no piensa regresar, mientras que 999 hormigas, y una reina, lamentan haberla dejado ir, y cierran las puertas, la fiesta está por empezar.

viernes, agosto 10

Visiones

Hoy he visto más de mil autos, todos de colores, algunos blancos cobrando dinero por subir más gente con destinos inciertos; he visto gente empeñada en caminar por debajo de las bancas, como a veces me gusta hacerlo a mi, sintiendo el rozar de los coches y sus colores y volviendo a subir el pie con los latidos en el pecho acelerados; he visto caras tristes y espejos mañosos que a veces se apiadan de uno, no siempre muestran la realidad y la cara se alegra cuando sale del cuartito, recorres la puerta y el espejo cae al suelo explotando en risas por su reciente travesura; he visto como amar no siempre vale la pena; he visto historias que me asustan pero que envidio casi como el mar envidia al cielo cuando se atraganta de nubes blancas, para luego en represalia comerse al sol; he visto caerse a la luna en tres pedazos, luna nueva y muerta que se abrazaba desesperada al cielo y a las estrellas que rasguñaban el infinito para no caerse con la inercia; he visto el estruendo de mis lágrimas azotando un piso verde y frío, hechas añicos se desparraman en la nada y las nuevas asoman con emoción para dejarse caer con los ojos cerrados; he visto mi sudor en vano y he visto mis manos vacías buscando temerosas la tenue luz de una cara que acarician lentas pero firmes y azorados los dedos recorriendo caras de lejos, siluetas de más lejos, eternidades que se entrelazan pero nunca se llegan a combinar, he visto pasiones fugaces pero eternas y malditas, pasiones matarisas y risas que levantan hasta un muerto; hoy me he visto vagar otra vez sin rumbo y estrellarme en la cortina de corcholatas del no-vivir, del no-ser y del no-sentir; he visto mis caparazones hacerse fuertes y antiguos, con ganas de enterrarme para siempre en el olvido; he visto la noche comerse a la luz, y rodearme con su capa extraña, inmortal, bruta e implacable; he visto irrealidades demandando a la cordura para que las deje ser verdad, verdades asesinas y ficciones que duelen más que un millar de agujas ardientes debajo de las uñas de los pies; he visto como se me desmorona el alma; he visto gente caer muerta de tanto extrañar; he visto un sueño; he visto gente matándose por subir primero al bus; he visto la extraña manera que tiene la vida para distraerme de los asuntos que verdaderamente importan; y he visto que la rutina no mata, nomás me hace ver lo mismo, una y otra vez, y a veces, sin parar. Hoy he visto más de mil coches, todos de colores, todos corriendo al mismo lugar.