domingo, diciembre 18

de Madrugada



EL día que tú nacías era primavera, cielo poco nuboso con amenaza de aguacero
EL día que tu nacías, nacían otros 362 mil 421 niños y niñas, 115 mil 32 parejas se casaban, ciento un mil 221 se divorciaban.
El día en que tú nacías, se enviaban 300 millones de twits y se publicaban 2533 libros.

En el minuto en el que nacías caían 360 rayos sobre el planeta tierra y 7 millones 150 mil 3 corazones latían. Venias al mundo en un tiempo difícil y confuso.
Mientras escribía esto, recordaba aquellos versos de Mario Benedetti  ”a defender la alegría, como una trinchera como un derecho”, de eso se trata todo, de no dejar que la resignación ni el desánimo nos paralicen, de celebrar que estamos vivos, que siempre lucharemos.

Así nacía una nueva historia que habla de ti y de tu mamá, del mundo que habrás de transformar, de vivir siempre en rebeldía y con una gran sonrisa  porque siempre hay un viernes esperando en cada isla desierta.

EL día que tu nacías comenzaba la primavera, cielo poco nuboso con amenaza de aguacero, el día que tú nacías, nacían otros 362 mil 421 niños y niñas…….
El día que tú nacías hombres y mujeres se preparaban para tapar la calle en alguna manifestación en contra de alguna injustica.
En el minuto en que tú nacías 83 mil 311 personas hacían el amor, mi corazón latía ochenta y una veces. En el año en que nacías, Gustavo Cerati, Gabriel García Márquez y Chespirito se convertían en seres inmortales.

En el minuto en que nacías, tu madre, tú, el doctor que trabajaba en tu alumbramiento, las enfermeras, los abuelos impacientes, tu padre, yo, todos viajábamos a 1073 km por hora, girando alrededor del corazón de la galaxia y 30 supernovas nacían en el universo visible.
El año en que tu nacías comenzaba todo!


sábado, diciembre 17

Cierto lugar

Tengo entendido que en ciertos mundos (benditos sean), impera invariablemente la locura. Si alguien cae desde una banqueta lo natural será que sea teñido de verde, dibujado en tapices y mostrado al pueblo como ejemplo de todo lugar común. Allá, si acaso, los abogados se sentirán obligados a reunirse con la familia para una agradable tarde de té. El hombre verde, el pobre hombre verde marcado de por vida, tendrá por tarea la distribución de violines a las más altas esferas de la sociedad. Terrible castigo. Cargar pasto y lunas en la espalda, violines, y crayones para colorear.

martes, agosto 30

el babau y el mimi

Traigo un huracán domesticado en la mochila,
semillas suficientes para un huerto de canicas,
traigo un pez globo, inflado y con cuerdita,
una caja de crayones, una luciérnaga encendida.
Traigo amaneceres en las manos,
todos tibios, dulces y coloreados,
un alma en caramelo,
y un corazón portarretratos.
Tengo en el cajón desde hace tiempo
la capa de Superman - por si un día se necesita -,
un atado de piratas que te cuidarían si falto
y un tigger para que cante lo que yo no sé decirte.
Tengo mil historias nuevas, tengo chismes de princesas,
tengo un cuarto con tu nombre, una ventana de ojos claros,
tengo un ciento de palabras para decir que te amo.
También tengo un hueco en mi libreta 
que estoy seguro rellenarán tus años.
Tengo de otra vida las historias que se borran
y repletos los bolsillos de recuerdos que contarte.
Tengo el alma hecha nudo mientras lloras
y una paz total y plena si desde tu cuna me vigilas.

domingo, agosto 21

Vamos a ponernos pijama

Te cambio mis amaneceres por un beso, y mi imagen por tus labios, aunque tengas la estampita repetida, pero esta te será distinta, al menos, será azul, irá coloreada con crayolas sin salirse de la rayita, será pequeña, como tus pies, y será tatuaje que se vaya de viaje colgado de tu espalda, y tú, ansiosa por más grillos sin conciencia, por más desvelos sin destellos de mar, terca de ti, te abrazas a tu quimera, que hace maletas, y se va de viaje sin ti; yo te cambio tus amaneceres por mi vida, y cuando despiertes, te regalo mis ojos de noche en vela, y mis manos de agua de río, para que navegues, sin cielo, pero con fe.

miércoles, julio 13

Kamikazes


Nada nuevo bajo la lluvia,
sigo sin ti, brincando charcos, resbalando en calles eternas,
escurriendo gotas que asemejan lágrimas de un Dios,
corriendo entre gentes que se buscan a sí mismas, y se pierden,
sin quererlo, una y otra vez.

Nada nuevo bajo la lluvia,
sigo esperando un beso, huyo del sol y busco refugio en la fría noche de hoy,
voy a toda carrera en este sinuoso asfalto,
me guío por las luces amarillentas de la ciudad,
y llego solo a casa, llego solo a extrañarte otra vez.

Nada nuevo bajo la lluvia,
sigo pensando en ti, me rasco la tristeza y me acurruco bajo las estrellas,
me borro los rastros de lluvia y los guardo en un cajón,
la noche se queda en un sobre que te guardo,
para regalártela mañana, cuando el viento,
con su frío aliento, te haga volar cerquita de mi ventana,
y te quedes atrapada en un poema, que he puesto aquí esta noche,
para robarme tu caminar...

lunes, julio 11

Lunando

¿Por qué tanto silencio?
Simplemente a veces no sé que decir, ni como describir la sensación de tambores en el pecho, son nervios de algo que está a punto de pasar, como me pasa en otras ocasiones, casi siempre no es algo bueno, más tristezas y menos risas, seguro, casi siempre, cuando se avecinan alegrías, los tambores del pecho ya no saben reconocerlas, y sucede que se callan y esperan en silencio, a veces estallan en euforia pero yo no reconozco el aviso, sigo de largo, aunque el paquete de risas me hace señas, lo dejo pasar, y dando vuelta a la esquina, vuelvo a hallarme sintiendo esa extraña tristeza de los sábados por la mañana, regresando de lugares fríos y rostros lejanos, extraño soy, sin razón aparente, hasta que aparezca, y entonces mis huesos digan: ahh, con razón aquel temblor... ahh, con razón los tamborcitos, ahh, con razón la camisa blanca, mangas largas y cruzadas, los amarres, los gritos, los enfermeros, las pastillas de dos colores, ahh, con razón el cuarto de la ventanita, ahh, con razón no podemos salir de aquí.




me lees??

viernes, abril 22

Magdalena

Te vi, y yo pensé que eso me bastaría, que tu imagen sería suficiente para tomar fuerza y alejarme para que, cuando el tiempo pidiera cuentas, el saldo fuera apenas un recuerdo de la tormenta que por cabellos llevas, el collar de besos que imaginé para tu cuello. Pero no, no fue suficiente. Necesito colgarte cien suspiros al oído y recorrer tu geografía con mis labios. Y necesito que mis manos se dibujen en tu cintura y tus caderas, que mi sed encuentre alivio entre tus piernas, que renazcan mis dedos sobre tus senos, que tu boca me diga lo que no me dirán tus palabras, que mi piel más sombra sea en la luz de la tuya.
Ya nada basta. No basta con que sueñe que te tomo por la cintura, que te acerco a mí y que a tu cuello llega mi aliento, que dudan mis manos entre uno y otro pecho, que me restriego a tus caderas y que tu humedad me guía. No basta con pensar que tu tormenta me estalla en la cara, ni que me piense y te piense conmigo dentro, con el deseo montado en piernas y caderas, corriendo a ninguna parte, atento al gesto que en gemidos dibujas. No basta imaginar que me tienes, que me enseñas a encontrarte, que me haces hacerte, que te dibujas entre mis brazos, que tiemblas y me tiemblas. No basta que reconstruya en la mente lo que tal vez no pasará nunca: el quitarte la ropa y los miedos, el desnudarte las ganas, el abrirte por el vértice sombreado, todo deseo, todo misterio, el entrarte hasta el sitio que anule por fin toda razón y que sólo la carne mande. No basta que trate de distraerme detrás de las palabras que arrojas, fallidas puertas de salida, ventanas que no invitan a asomarse siquiera, paredes cerradas.
He tratado de tomar distancia, de hacer complicadas cuentas de días, kilómetros, horas, calles frías, laberintos, olvidos. Consulté mapas que confirman que el tuyo es otro mundo. Ha sido inútil. Esta mañana, por ejemplo, me he hecho el firme propósito de tomar distancia, anteponer un montón de razones para irme ya alejando y decir adiós sin palabras, que siempre es el adiós más difícil, el más artero. Pero apenas te he visto y he olvidado hasta la hora. Bastó que desde lo lejos intuyera una tormenta, para que botara propósitos y razones, para que el corazón y las ganas se desbocaran, y para que un cuello suspirado me robara todo el aliento.
Magdalena, yo sólo quería decirte que me gustas y que quería acercarme a ti. Pero acercarme como un hombre se acerca a una mujer que le gusta. Algo así como tomarte de la cintura y acercar tus pechos al mío, acercarme a tu cuello, decirte algo tierno y dulce al oído, mordisquear las manzanas de tus mejillas y llegar a tus labios con un beso, imaginarte un jadeo si mis manos te rehicieran los senos, intuirte un sueño si mi abrazo te tomara prisionera la cintura, soñarte soñando conmigo dentro y dentro mío. ¿Hago mal en desearte, en que mi piel quiera tocarse en la tuya, en buscarte para encontrarte como se encuentran un hombre y una mujer que se gustan, es decir, desnudos y sedientos? ¿Hago mal en decirlo o en hablarlo con silencios?
Yo lo que quiero es encontrarte para invitarte a perderte conmigo, Magdalena, que la piel le hable a la piel el deseo que callan las palabras y que el silencio habla... Espero entonces, tu silencio y tu palabra.
Ok. Salud y que en la tormenta de la noche los cuerpos sean la barca.

domingo, abril 10

Being happy


Amar a quien no tiene intención de amarte es la segunda manera más estúpida de perder el tiempo; la primera es seguir pensado en ella

jueves, marzo 31

R-evolución


Insolente,
letra loca,
letra atrevida,
ha resbalado por casualidad y amaneció en la página incorrecta,
letra absurda,
tres veces ya no es casualidad,
la he visto brincoteando en consonantes que se quejan de mala manera,
he visto vocales que le malmiran al pasar,
y frases enteras fraguando su rápida muerte,
letra necia,
letra infantil,
su palabra ya no vale nada,
letra bribona,
ha dejado dicho que volvería antes de aquella vocal,
letra mentirosa,
el índice ha organizado una búsqueda entera por los tres primeros capítulos, inconcebible que esté oculta en el cuarto (es el mero final),
letra grosera,
son tres los días que no le hallan,
letra perdida,
el libro se muere,
letra maldita,
ahora nos falta para empezar.