viernes, julio 23

Pienso

Creo que en estos días de bacterias rojas, temblores y mareas amarillas,
hay que evitar a toda costa convertirse en una estadística.
Pero sencillamente, a veces vale más ser una de esas estadísticas de las que casi nadie quiere leer.
Hay que evitar, en todo caso, pintarse de colores,
sobre todo a rayas, sobre todo a rayas blanco y negro.
Preferible andar descalzo,
limarse los miedos,
mirar Dr. House o esperar que pasa con los que nada pasa en los Simpson.
Asomarse al facebook o instagram,
admirar los libros nuevos sabrosos en el librero metálico desabrido.
El rompecabezas,
la música de rock,
los estruendos de un gol de tu equipo favorito ganando el campeonato en pantalla panorámica de veintisietemilpulgadas.
Las cosas no tan sencillas pues,
ni tan torpes como desaprender a andar por la banqueta,
llorar en horas de oficina,
poner papelitos en la taza del baño y sentarse a disfrutar la salida de políticos que se ahogan cayendo desde mi aflojerado culo.
Interpretaciones sencillas de la mala moral,
trova y rock pesado camino a casa.
Letras medio libres para aprender a escribir mejor,
olvidar a escribir y luego que alguien nos enseñe el camino a las magazines con un pie debajo de la banqueta y otro por encima de los árboles.
Paletas de sabores,
nieves de capuchino,
palomitas y refresco con chocolate de regalo,
luces,
semanas,
más viernes,
menos lunes,
menos hijos de puta en el gobierno,
menos soledad para los que no saben que hacer con su tristeza.

sábado, julio 3

Perderme

Me quedo descalzo a mitad del cuarto color azul, pensando en perderme para siempre en la distancia, ser una crayola que dibuje un camino instantáneo como en las caricaturas (creador de caminos marca ACME) y recorrerlo en instantes para abalanzarme a besos sobre ti. De recuerdo, en noches como esta, acaricio la imagen de la luna, en el espejo, que hoy se pinta de amarillo y se peina extravagante de rayos con sonido de mar, allá arriba donde todo está tan quieto como mis ojos, expectantes, un tanto divagando como queriendo pretender que les crecen alas, para mirarte más de cerca, y todo eso, ya sabes, en el delirio de extrañar así.