sábado, mayo 27

Tres por el precio de uno



Pretensiones arteras

Todo lo que pretendo, a veces, es ponerle mi mundo a sus pies. Pero últimamente hay una especie de tormenta que se nos aparece cuando más reina la calma, esparce su viento por todos lados y aún con las ventanas arriba suele despeinarnos el alma y nuestro andar. Todo lo que se me ocurre, a veces, es crucificarla en mis besos y esperar tres días a que despierte enamorada de mí, mirarla desnuda mientras le flotan los sueños por su sonrisa de azul, soñando verde, mirando marrón; todo lo que pretendo, a veces, es matarla a sonrisas, a cariños sin piedad, a certeros abrazos por la espalda, a miradas lejanas de mi cursi amor; todo lo que pretendo, a veces, es estar cerquita de sus ojos y que me miren, cerquita de su voz y suspirar, cerquita de su alma, y cuando la sepa lejana, volverla a enamorar.



Todos los dolores del mundo

Dormí en paz y amanecí con todos los dolores del mundo; la almohada babeada y el colchón jadeante, quejándose de mi mal dormir, de mis gritos a media madrugada y de mi espasmódica manera de soñar. Los dolores estaban todos juguetones sobre mi. Como viejos parientes que vienen a visitar, dejaron maletas en la puerta y como remolino de muecas se posaron en mi piel, a clavar los dientes y comer como no lo hacían en mucho tiempo. Lavarme la cara ya no me da respuestas, las aspirinas se agotan de pelear por mi, y la ventana me huele a cárcel para moribundos soles, apagándome en la noche de dolerme solo otra vez en mi cama que no sabe como hacerme sonreír. Todos los dolores del mundo vinieron a darme el abrazo de inicio de año, pero temo, que por al menos otros 365 días, ya no se despedirán de mi.



Besarla y ya

Ella sacudió su pelo y resbalaron mil estrellas sobre mis manos, entrelacé un sueño con su mejilla para mirarla mejor, siguió con su manía de cerrar los ojos cuando la miro, así que me repegué en sus párpados y pasé la lengua despacito por sus labios mojados, un quejido involuntario me sorprendió, y luego le brilló más la ausencia de su viejo amor; se quedó pasmada sin saber si regalarse desnuda otra vez a don quijote triste, montar a caballo amarrada a su espalda y perderse en un bosque de luz, o abrazarse a su misma soledad de música y café capuchino a oscuras, y dormir despierta y con ropa en el mismo colchón; yo quería besarla y ya; esa noche no llevaba la luna para regalársela en bandeja de colores, y siendo todo lo torpe que puedo ser, hoy le envié una carta de esas tristes que acostumbro hacer, adiós dice, hasta algún día, mujer.

domingo, abril 30

te soñé

Debo aclarar que mis letras son solo invisibles a la vista, de repente, en la noche, se escapan de su caja, y acaparan la atención de gente que extraño, en sueños, aunque en la mañana vuelvan derrotadas, y se encierren ellas solas, y se encadenen, se duerman, y cuando es de noche y es hora de volver a salir, renieguen de ser invisibles, y que nadie pueda verlas mientras duermen.

lunes, marzo 13

AnteS

Algo de hace mucho, escrito en una tarde igualita a la de hoy, casi a punto de llover, y maquilando ideas poco brillantes... 

“Antes” 

El antes y el después, 
se atiborran en el aire, 
se acurrucan en capas livianas de sol, 
y preparan la venida de nuevas brisas de ti. 

Escribo antes que la mañana llegue, 
escribo antes que la realidad me robe el sueño, 
escribo antes que tu brisa llegue a revivirme, 
escribo antes que la luna muera por ti. 

Luces amarillas se disparan de la luz, 
nacen ríos, mares, selvas y un destello de sol, 
luchas de nubes que sangran en forma de rocío, 
lunas que mueren, 
guerreros que se van, 
y el tiempo que se acurruca en capas livianas de sol. 

El antes y el después has sido, 
las nuevas brisas me llenan de ti, me sacan a caminar, 
el nuevo sol va y viene, 
rompe montañas, 
asesina lunas, 
quiebra nubes, y nace, en ti.

jueves, marzo 9

Ella


La casa, el calor, los gatos, el olor a tierra mojada, los equipos muertos, las letras cansadas, las voces grabadas, las luces apagadas, las gotas tocando el techo, las paredes acurrucándose, los ojos vacilando, las telarañas creciendo, las sombras aumentando, la lagartija mirando, la humedad espantando, la cama oliendo a noche, la noche oliendo a tormenta, las cortinas embarradas, el teléfono mudo, el ratón esquivo, el mensajero gritando, los anuncios pasando, mi voz inexistente, las fotos de colores, tu ausencia, y yo.

domingo, marzo 5

Despierta


Hay días que de plano no se puede, tu imagen es demasiado, tu voz es más.

Hay días que de plano camino en línea recta sin saber a donde, sin saber por qué lo hago y sin saber a dónde carajos iré a parar, esos son los días que me empeño en olvidar tu luz, en olvidar esa cara larga cuando cerré la puerta, en olvidar el camino por la carretera, en el omnibus, con una mueca extraña y con los limpialágrimas activados al máximo.

Hay veces que me esmero demasiado, en entender, lo que no se puede entender, por qué abrazarme solo ya resulta aburrido, cansado, patético y sobre todo, desgarrante, cada vez peor, si, cada vez es peor.

Hay veces que apenas acabo de escribir algo y ya lo estoy borrando, como hoy, estas letras no van a existir, van a borrarse, y vendrán otras que digan lo mismo, que digan lo peor, que sigan.

lunes, febrero 13

Viento

Había dicho que a veces soy simple espectador del viento y sus andanzas, pero torpe mentiroso me siento, lo soy siempre; viento danzante que con fondo blanco deja ver su lejanía en listones amarillos sobre la piel, lisa e incoherente, impávida y mordaz. Luego me aferro a sus alas en medio de la noche, abrazando fuerte y pidiendo: no te vayas por favor... quédate un minuto más, abrazo eterno. Y después nada más que su andar de lejos, su hasta mañana y un quizás que me imagino flotando asustadizo.
Dicen que no se puede capturar al viento, casi siempre acepto que es verdad, pero a veces, en la obscuridad, viendo ese perfil y esa risa burlona, me gusta pensar que alguna vez se deje atrapar; sé que me equivoco, pero me gusta irme a dormir con ese sueño en la punta de la lengua.

martes, enero 3

Consideralo


Podría, de vez en cuando,
salir volando por esta ventana que me vigila.
Unirme al aullido de perros, de ambulancias, de locos,
y romper el viento en un ulular sin sentido.

Podría, a veces,
robarte el beso que piden tus labios de fuego,
salir volando por esta ventana que me sueña
y romper los trazos de realidad que son el engrudo que le da forma
al mundo.

Romper el viento como un maullido de gatos haciendo el amor.