domingo, septiembre 29

Hay

Hay días que de plano no se puede, tu imagen es demasiado, tu voz es más.

Hay días que de plano camino en línea recta sin saber a donde, sin saber por qué lo hago y sin saber a dónde carajos iré a parar, esos son los días que me empeño en recordar tu luz, en memorizar ese rostro con la sonrisa mas bonita que había visto, en olvidar el camino de regreso por la pista, caminando siempre, con una mueca extraña y con los limpialágrimas activados al máximo.

Hay veces que me esmero demasiado, en entender, lo que no se puede entender, por qué abrazarme solo ya resulta aburrido, cansado, patético y sobre todo, desgarrante, cada vez peor, si, cada vez es peor.

Hay veces que apenas acabo de escribir algo y ya lo estoy borrando, como hoy, estas letras no van a existir, van a borrarse, y vendrán otras que digan lo mismo, que digan lo peor, que sigan.

miércoles, septiembre 25

sacudo los colores

A veces lo entiendo, miro el vaso, tomo el agua, me vacío de infiernos y luego olvido aquella sed. A veces creo saber que así son las cosas, mi imagen borrándose despacio de tu pared, mi cuadernito deshojándose en tus sueños, mis manos desvaneciéndose en tu piel, son simplemente escalones que vienen lentos, seguros, al olvido que somos para el hoy. A veces, sin quererlo, me despierto queriéndote más, extrañando el mismo beso que imagino en poemas, me sacudo los colores cursis y acabo vestido igual, ante un bosque, tan denso de ideas que es imposible atravesarlo a paso veloz, ni volando, ni nadando por debajo de sus nubes, logro esparcirme en voces dentro de ti. Y a veces, dejo sueños en tu puerta, aunque de mañana, el viento se los lleve y los tire por ahí, y tú salgas, perfecta a la mañana que espera tus pasos, y colgada de tus ojos sea la luna la que se empeñe en amanecer de día otra vez. Debajo de las sábanas, sin embargo, mi mundo estalla, sin llegar a supernova, tan solo se queda en luces que caen luego de alzar un vuelo torpe a nada, a nadie, como siempre más. A veces, lo entiendo, miro la hora, y sé que se ha ido otro segundo sin que pienses en mí. Y así vendrán muchos más, tú olvidando, yo dejando en cuadernos mis sueños, en virtualidad mi engaño, en espejo mis ojos que ya no van a volar.

Para cuando tus ojos vengan a este mar, seré luna bailarina que cae explotando en soles sin luz; el hasta pronto es torpe, pero es vivo, al menos, para tratar de olvidar, y morir con flores pintadas con pequeñas crayolas de fe, el vuelve pronto, aquí te espero, es un rasguño, en el alma, que nunca cerró.

domingo, septiembre 22

Como una lluvia... Como un trueno...

Todas las hojas que escribí,
todo este tiempo que leí… fue solo práctica,
han sido ensayos para tu llegada;
pues quiero darte cuentos perfectos,
contarte mil historias de sirenas,
almidonarte el cielo y puedas pintarlo entero con tu risa.

Te espero con incertidumbre, con miedo,
pero con un jardín lleno de flores en mi pecho;
te espero con mis nubes, con mil arcoíris en mis ojos,
con una luna que te pondré de hamaca;
con un carrusel hecho de besos, un castillo de princesas sin ogros.

Te escucho venir con tus pasos pequeños,
con tus latidos gigantes;
te veo tan lejos y aun así abrazando mis dedos con tus manos;
te siento como un sueño entre mis brazos;
estoy listo para ti, para quererte como nunca quise en años.

sábado, septiembre 21

Hoy voy a soñar

Ya el aire huele a ausencia de ti,
de tu perfume y de tus besos, que se fueron tras de ti,
y me dejaron aquí pensando en ellos,
pensando en ti...

Si es de noche, y la luna no me deja de ver,
y la lluvia me recuerda horas atrás, a tu lado,
volando en las alas de tu encanto,
pensando en ti...

Las cenizas de la noche fueron fiel testigo de las lentas agonías,
de las guerras y demonios vencidos,
de los brazos abatidos, las noches,
pensando en ti...

Tu andar me regala vida,
tu vuelta esparce amores y aleja al cierzo más de mí,
por siempre y por fin.

Mis manos se resbalan,
se duermen,
y me caigo en pinturas de corazones azules,
de escaleras que crucen tu camino,
sin querer la noche me ha llevado,
pensando en ti,
y cierro el libro de estos días,
entierro fantasmas y dejo en paz las armas,
aquí solo, de noche, pensando en ti.

jueves, septiembre 19

Peculiar

(desvaríos, en plena madrugada, lo leí y volví a reír, así de absurdo ando hoy)

La verdad es que me dueles. Aquel viejo dicho de “la llama más fuerte arde más rápido” se aplica cuando pienso en ti. No se trata de que se pierda lo que siento, al contrario, me quema porque es justo a ti a quien no puedo tener. Y cuando alguien dice y habla de ti, el corazón se hace hueco y me retumban los celos abriéndose paso hasta matar, no sé describirlo de otra forma, como un dolor fuerte sin la punzada, como caerse de una montaña sin el golpe y el silencio final. Tan solo, es doblarse sobre tu propio universo y sentir que se te escapa la luz por el estómago, por los pulmones, por los ojos, cuando tu imagen con alguien más arremete y rompe contra cualquier tipo de cordura. Luego vienen los momentos de ensueño, las peliculitas diarias que uno se arma mientras va caminando por la ciudad, y hay parajes, pequeños, que me recuerdan a ti, sentada a mi lado cuando pasábamos por ahí riéndonos de lo azul del cielo, los semáforos en rojo y las curvas de esta ciudad chiquita, los regresos largos a tu casa, las calles que se abren como mares y nos abrazaban cuando queríamos llorar, cuando queríamos besar, lejanos e indivisibles, bajo atardeceres de fe. Hay mañanas que las voces de gente ausente me hablan de ti, justo en días como hoy que soñé que estabas a mi lado mientras escribía esto, y el vaso de agua me enseña tu imagen, tu espalda, tus ojos cerrados por un viento mayor a mí, y carajo, uno se enfrasca en el trabajo para enredarse las ideas, ¿hay mil maneras no?, pero al final del minuto siguiente debo detenerme siempre a pensar en ti y en lo que la gente recuenta de nosotros. Hay frases tontas para encadenar amores, para resumir historias y guardarlas en pequeñas cajitas de cristal, y asomarse no es tan placentero por que le faltan los codos a la luna, los brillos que le dan sabor al café, al pan, a las seis cervezas, a todas las noches de mirarte envuelta en luceros que te siguen llevando lejos de mí. ¿Bastante ridículo no? Sin embargo el pedazo de papel se me resbaló de las manos y tuve que acudir a territorios virtuales para dibujarme así como soy hoy, jodido por todos lados, petrificado ante un altar de tus besos porque nunca aprendí a hacerlos para mí, y es que uno no se explica este tipo de vacíos, dudas existenciales, locuras, tonterías al fin y al cabo que no dejan de ser gigantes destruyendo nuestro entorno o escondiéndonos de él. Las amistades aferradas a serlo, por fortuna, son los brazos para no caer de cara en el asfalto, aunque las barrancas y los malentendidos suelen poner continentes de por medio para que migajas no se brinquen al otro lado de un charco, a veces, de las más puras tonterías diseñadas por el hombre para ser, o dejar de ser, un pensante ser. Todo, a veces, me resulta demasiado gris como para siquiera voltear y dejar la mirada un segundo, la gente sigue mirando y juzgando, discrepando, alterando, carcajeando, fotografiando, burlando, criticando, publicando, comentando, analizando, chismeando, dizque abrazando, y todos esos mismos ojos son el río porque el que vamos en nuestros vasitos desechables navegando en pos de una pirata que nos robe en altamar, que nos robe el alma y que se lleve de rehén nuestro sentido del tacto, que se lleve todo y alce una bandera de indiferencia para amanecer vivo mañana, sin sentir estas ausencias, sin sentirte tan cerca y tan lejos de mí, sin pensar en que mañana vengas y por fin, quieras que sea tuyo para mirarnos los pies entrelazados y la mañana sea la cobija donde aprender a querer, los mismos espejos rotos donde insisto en armar rompecabezas de mejores días, mejor no, al cabo el texto es demasiado largo para leerlo con la misma sed, al parecer te alejas, y lo que no me explico, ni aún bajo los efectos de estas pastillas, es porque te siento tan dentro, porque te ansío así, y a veces, cuando dueles, quiero arrancarte pero tus raíces se llevan pedazos de mi corazón otra vez, regrésamelos. Tan solo busco alguna piedra sin alas para que me enseñe a escribir, para dejar de ser yo, para dejar de soñar con imagines que quizá ya no volverán. Tu indiferencia me destroza.

lunes, septiembre 16

Quiero

Querida Luna:
Lo que quiero es que vengas pisando mi jardín
que tus huellas abran surco y puedas sembrarte,
quiero que me expliques eso que llaman vida
y me enseñes un nuevo concepto de la palabra "experiencia",
que me hagas aprender tu filosofía, la dinámica de tus pieles.

Quiero que esquives con tu vuelo
las murallas que me guardan
y me conquistes desde adentro,
me hagas ondear las banderas blancas,
que termine feliz, alzando tu estandarte.

Lo que quiero es que aparezcas como un pulso,
golpeando mis muelles con tus olas,
que me hagas perder el equilibrio.

Quiero que en mi espalda escribas
un cuento, una teoría, una parte de tu vida. Que nos dibujes.
Quiero que cuando tu voz diga ya vuelvo,
dejes en mi pecho una danza de tornados,
un huracán de luciérnagas, una fiesta de cien colibríes,
y esperar tu regreso sea el más dulce tormento.

Lo que quiero es que llegues, lo que quiero es quererte,
Lo que quiero es que quieras.

sábado, septiembre 14

Fantasma

Como puedes ver el golpe que sentí
no es del tamaño que pensaste.
Como tú comprenderás dejé de soñar
para cuidarme.

Debo decir que todo va bien
que no cambié tanto al irte,
que son pocas las diferencias,
que acá la vida sigue girando igual,
sin mayores consecuencias.

No hay nada nuevo,
sigo cuidando las mismas cosas:
poca sal a la comida,
no subir los codos en la mesa,
la misma precaución al cruzar la calle,
limpiarme la tinta de las manos,
ser menos vicioso y más inteligente.

A veces se me hace tarde para todo,
aún leo de noche y me acuesto temprano,
no me gusta cuando no dan el paso, no conduzco, maldigo.
Soy digamos, el mismo cretino con la gente.

En pocas palabras nada cambió,
hago lo mismo que cuando estabas aquí...
solo que ahora sin alma;
muerto por dentro, 
fantasma.


viernes, septiembre 13

Te soñe

Anoche dormí muy rico, te soñé, nos soñé, cerca del mar, aunque no
estábamos juntos, yo estaba ahí cerca, te veía desde la playa, y tú,
con medio cuerpo en el agua, viendo al horizonte, al mañana, pensando,
con esa sonrisa de malicia que nadie sabe que esconde, ahí estabas,
como la diosa que eres, como el mar elevándose a mi cielo, a mi amor.


Antes de dormir te pienso, te extraño, te deseo tanto,
que dormir no me parece tan buena idea,
quiero quedarme aquí mordiéndome los labios y soñando tu piel,
acariciando tus ojos de diosa dormida, amándote, 
peleándole a tu terco corazón, robándote otro beso imposible, 
de lejos, antes de dormir.
 

miércoles, septiembre 11

Sin imágenes

No hay imagen ni sonido hoy en esta casa,
sigue subiendo el frío, sigue parpadeando la luz,
sigue faltando risas, siguen sobrando insomnios,
sobra ruido y faltan silencios, no de los incómodos,
más bien, faltan horas para sentarse a tomar café,
no hay imagen, hay paciencia,
hay luz, y estás tú (no estás tú), leyendo esto (o quizá no),
aunque sin imágenes,
aquí siguen las letras, colgadas, de las uñas,
esperando a tus ojos, esperando que regrese algún sonido,
que regresen las imágenes, que regresen las alas.

Sin imágenes... dan más ganas de llorar.

lunes, septiembre 9

Aún te recuerdo

Este dolorcillo,
en la panza,
quisiera que acabara de explotarme,
quisiera que me matara de una vez.

Hay días así, desde que te levantas, recuerdas el aroma de una noche… suspiras… bajas el pie derecho y recuerdas sus labios…. y suspiras… te pones los zapatos negros y recuerdas sus pies, su cuerpo de ángel con la risa que te hacía temblar…. suspiras… te pones la camisa porque ya se hace tarde, pero piensas en su cabello largo y negro… echas la espalda atrás y le das otro minuto al pensamiento aquel… suspiras… y al fin te pones de pie, hay que ponerse el pantalón, y de reojo miras su espalda y sus lunares, e imaginas esa sensación de su beso tibio que no te dejo dormir… recuerdas la sensación de medio segundo en que la somnolencia se esfumó y aunque querías voltear y regresar los besos, con ganas de dejar que aquel beso durara más, hasta donde quisiera antes de volver y enredarla con tus brazos… suspiras… ya te vestiste y te miras al espejo, solo, con tu nuevo corte de cabello, y pensando en cómo se veía aquella vez en el cine, su risa primera, sus ojos vistos por primera vez, el primer beso que nadie sabe quién lo dio… suspiras y piensas que ahí ya estabas enamorado, darías la vida por ese momento otra vez, por vivir otra vez los meses que se van volando… andas al trabajo y prendes la música, y suenan voces que te unieron a su perfume bajo el cielo de un sol quemante... suspiras... por que el cielo se ve igual hoy, pero sin la sombra de ella al lado, diminuta, leve y perfecta dibujando su cintura en aquella banca de aquella plaza en donde nos gustaba conversar, en su andar sencillo y los labios rojos porque si, por que esperaban que los volvieras a besar… otro suspiro mientras una punzada te ataca el lado izquierdo del abdomen… el ombligo se ríe y las piernas piden a gritos un recuerdo también para ellas… claro... suspiras… y piensas en todas las caminatas que tuvimos juntos, riéndonos y cantando canciones desafinadas… el temblor y la emoción de ser besado por una diosa que huyó del mar… el suspiro que sigue se acompaña de los ojos cerrados… se detiene el tiempo, el mundo deja de girar y te elevas al momento aquel cuando la conociste por primera vez, cuando la viste bailar y la luz del local la hacía ver más hermosa… un suspiro interrumpe la imagen… el dolor en el estómago dice que despiertes… el recuerdo flota sin vacilar encima de todo el resto, y te abrazas al vacío en medio camino, buscas su olor, sus besos bajo la luz roja del semáforo, y te quedas parado y vacilante, suspirante y frenético, en pausa, en víspera de un suspiro más que te regrese en el tiempo, e hincado, retomes los segundos antes de olvidarlo todo y seguir adelante.


Este dolorcillo,
en la panza,
quisiera que acabara de explotarme,
quisiera que explotara en forma de tu boca,
quisiera que explotara para siempre este corazón.

sábado, septiembre 7

No saben de ti

¿Es una despedida? - pregunté. No, yo no he dicho nada - dijo ella; pero hasta el sol lloraba, sus ojos decían adiós y aquel beso supo a eternidad. Luego se fue, me fui, y estas letras vuelven a caerse de su barquito de felicidad.

Ni siquiera tengo ánimos para escribir, siento que el corazón me sobra en este cuerpo, que meto las manos por la garganta y lo quiero sacar pero no lo alcanzo, y lo escucho, latiendo, muriendo, en algún lugar de mi pecho, roto, hasta el carajo de amarla, y cansado por los besos que le deben, pero no lo alcanzo, no lo puedo sacar, habrá de quedarse ahí medio latiendo hasta que deje de hacerlo o hasta que consiga un músculo sustituto para el acarreo de la sangre al cuerpo que también se muere, como que se pone en huelga, porque todo se cae y todo se agazapa debajo de mi cobertor verde, las piernas se niegan a olvidar la mano que las apretó alguna vez de camino a su casa, los dedos se niegan a dejar de sentir su pelo, los ojos se niegan a borrar su perfil atrapado en el cielo anaranjado de hace rato, la cabeza se niega a parar de darle vueltas a su imagen, la boca dice que el beso es suyo y nadie se lo puede quitar, y el corazón asoma los ojillos y deja una nota de suicidio en algún torrente con dirección a la nada, lleva fecha y lleva pedacitos de alma, pero los oídos se hacen los sordos al grito de auxilio del estómago con hambre, y obligado el cuerpo, mira, escribe, para que este pedazo de papel no quede tan vacío como debiera, letras sin corazón, sin alma, llorando, y con ganas de dormir ahora si para siempre.

Ah maldita madrugada, me dueles como si tuviera corazón...

miércoles, septiembre 4

Una cubeta para guardar ilusiones


Tristeza terca,
que me lleva con ella hasta el fin de la luz,
y doy vuelta y desgarbado me regreso apagando las estrellas,
para dejar al cielo dormir en paz,
no sé qué hacer con este sentir,
tanta gente alrededor, tantas risas,
tanto pensar en ti,
tanta burla de la noche que se desvela conmigo,
y de regreso lo mismo, te pienso, te extraño,
y otra vez varado en tus manos, en las mías, sin ti,
quiero darle estos ojos rojizos al viento,
que se lleve colgado este abrigo de hiel,
quiero una cubeta para guardar ilusiones,
quiero unas alas rotas para llorar,
quiero abrazarme a tu ceguera,
quiero despertar abrazado a tu andar.

lunes, septiembre 2

Tal vez

La imaginé corriendo cuando sonó aquel ruido en la sala, y después, sonriendo, cuando escuchaba el timbre de mi voz. La imaginé tanto como aquellos sueños que tiene uno de niño, en medio de un bosque y de pronto, en colores vivos, un hada que se asoma a través de aquellos tonos verdes, descalza y siempre viva, y yo, con el teléfono aún en la mano, nada más atinando a decir: hola, bonita. Cómo has estado..

domingo, septiembre 1

Moon

Querida Luna, aquí te dejo un "SI". Quizá un día pases a leerme, a buscarte en mis letras, y te preguntes si aún te quiero.

Ojos sabor a sal

Ya sabes tú como son este tipo de cosas, los pensamientos repentinos, quiero decir, y la urgencia de escribir cuando no te asomas a mi ventana. De repente extrañarte se vuelve una sensación extraña en la piel, que reclama tu ausencia, reclama la sensación de gritar con todas sus fuerzas las ganas por ser besada otra vez. Y cuando asomo a la calle, le doy forma a las nubes de tu silueta, ahí sin dudas y diciéndome que todo seguirá siendo mucho más que un sueño, asegurándome, y yo extrañado, que lo que sientes es lo mismo que yo. Pero uno tiene sus manías y a veces estas se escapan para hacer un festín; recorren la memoria, los ojos y los dedos que débiles, escriben que se han enamorado como nunca, que se han enamorado por primera vez de una sensación desconocida, porqué es cierto, nada que venga en los viejos libros de la conciencia y nada que reconozcan las antiguas heridas en la piel, las cicatrices de ganas perdidas y amores ausentes, todavía remojados en sueños hechos papel, inertes ante las nuevas luces que asoman por el vecindario, y estos labios, atónitos, simplemente se inundan de ganas para juguetear con los tuyos y a manera de complot le avisa al estómago que se ponga cursi, que interrumpa el momento y despierte al corazón que late apresurado regalando sangre nueva a este zombie. Y era así, como de repente, me perdía en tus ojos para decir que te quería y dejaba de lado la pasión, los sudores, los gritos. De repente me hallaba acariciándote despacio y nomás, mirándome para siempre en unos ojos en los que no había estado nunca, y que hoy, se llenan también de mí y no saben zozobrar ni con las tormentas que azotaban afuera de aquel cuartito a esta ciudad, y sus subidas, y sus bajadas, y sus barrancas quedaban quietas mientras nosotros nos perdíamos en besos, mientras nos encontrábamos para descifrarnos los tatuajes en la piel, a manera de dedos locos jugando carreritas de amor. Ya sabes cómo son este tipo de cosas. Es de madrugada y me asomo de mi escaparate imaginando que te veo venir, calle arriba, despacio con aquella falda y descalza como si nadaras por mi espalda, y los dos, que no sabemos dormir de día, extrañados disfrutamos buscando donde desayunar cuando todos los demás siguen ausentes de este sueño, de esta extraña droga que me ha vuelto un adicto a ti, de los pasos que vienen marchando delante de nosotros y dibujan nuestras figuras a un futuro que de plano, cada tarde, nos atrevemos a imaginar. Todos los dibujos que coloreen nuestras ganas, las risas que nos arrebatemos compartiendo el mismo insomnio, son la esencia que se cuelga de mi cuello cada mañana. Aunque a veces, insisto, te repito varias veces y lo demuestro de distintas formas que me he enamorado de ti, tengo muchas ganas de tomarte por la cintura y llevarte a aquellos viejos puertos donde los Elfos se trepan a naves blancas de mar, y se largan para siempre de este mundo donde la gente ya no sueña, y los sueños, empolvados y en cajitas, se han cansado de esperar.