lunes, diciembre 31

La Ultima y Nos Vamos...

Diez y treinta marcaba el reloj, la pared se adornaba de rojo y se perfumaba en telarañas que con sus hilos de oro formaban figuras dignas del jardín de los dioses húmedos que se esconden bajo las caricias de la lluvia; nueve veces se sacudió la tierra cuando la tos de los relámpagos la despertó del sueño de ser cometa, las colinas estaban agrietadas y los soles del planeta se acurrucaban en sus nubes de algodón; ocho discos comilones llegaron tarde anunciando calzones con una moda de color, dieron vueltas en el piso de vainilla y le dijeron loca a la mantis religiosa que sacaba fotos con un sorbete color sillón; siete arañas patonas que tocaban la flauta se aparecieron en la cueva del ratón, con sus villancicos despertando al grillo y asustando fuerte al queso, con su música que se elevaba colgada de las alas de los relojes que se habían caído de la pared recién pintada ahora de azul; seis pisadas en la alfombra que da a la chimenea anunciaban la llegada del gato feo y sus botas verdes con adornos hechos por el pedacito de canción, con los bigotes quemados y las garras limadas y limones alineados para dar la bienvenida a los poetas de las doce de la noche; cinco segundos más dijo el pavo y estaría listo para empezar a bailar, con sus plumas de colores y la mesa puesta para comer cuentitos adobados, se preparaban las neuronas y los cronopios que venían de lejos a cenar, un fama que se coló gritaba borracho de tanta leche: ¡vaya fiesta si señor!; cuatro abrazos de la rana a su escalera y susto tremendo cuando una media se resbaló, el mago lanzó dragones y cisnes y lunes de color, los vampiros vegetarianos llegaron ya con dientes afilados y listos para ensayar el pasito que el hombre lobo salsero se empeñaba tanto en enseñar; tres cucarachas paradas de manos llevaron las charolas y los dulces para empezar, a tirones la piñata se puso en pie y el palo de escoba se rascaba las barbas preguntando al piratita de cartón por que diablos se comía a besos a la bruja, que no se había sorprendido previo aviso del gandallón; dos toquidos en la puerta pusieron en alerta a los sueños vigilantes, un coche rojo como el vino y otro color melón, se asomaron unas hadas y unos duendes y por supuesto el minuto atrasado que les diera el aventón; uno siempre se pregunta: ¿a que tanta elaboración?, es que acaso nadie entiende que aquí todos hechos se hacen bola, aquí todos risa y risa y rascando comezón, aquí dentro en esta caja todos vamos bien vestidos, y aquí dentro amasando espirales y apretujando trozos de nube con imágenes dispersas de un camaleón enojón, cero olor a tierra mojada, cochinillas aceleradas para darse un chapuzón, ¡alguien que traiga el cuchillo! gritó la luna en su camisón, y entonces todos juntos la agarraron, la amarraron, la mocharon en mil brillos, y dio comienzo la celebración.

Feliz año a todos los que han venido a embarrarse con mis letras, y embarrados nos lanzamos a otros 365 días de colores, subidas, bajadas y vueltas en sentido contrario. Vamos juntos pues.

lunes, diciembre 24

Noche Buena

Esta es una noche perfecta, pocas nubes, cielo azul obscuro, pocas estrellas y la luna comiéndose todo con su luz, es nochebuena, mañana navidad, no creo que todas las religiones festejen igual, ¿o si?.

Había prometido escribir algo alusivo al día, pero aunque con tiempo libre, me la he pasado haciendo cosas que me han movido todo el día de casa y nada que lo escribo, pero bueno, trataré de recordar lo que ha sido el año que se va...
Para empezar, este es otro año de esos que dan la sensación de durar 3 meses, cuando te das cuenta, ya se está acabando y te preguntas que diablos hiciste por 365 días, además de nada... es increíble, pero el año se fue y uno sigue igual, con las mismas luchas, los mismo traumas y las mismas maneras de ser.
Este año algunas letras y muchas respiraciones, todo este remolino de sentimientos y ataduras sentimentales, ilusiones, hechos, noches, saltos, torcidas, patadas, sustos, orgullos, relajos, malviajes, enamoramientos, necedades, apagones, salpicones, remojones, desenamoramientos, caídas, altibajos, risas, lágrimas, pastillas, resbalones, olores y dolores de cabeza, todo en la licuadora del año que tira como resultado una masa extraña, con sus matices y sus tonos y sus notas particulares, con las manos llenas y la boca no hastiada para seguir regalando letras a las musa que colman mis noches de sueños, una en particular que la saboreo solo en mi mundito, alimentando mi alma con su risa y su olor, vale la pena nomás mirarla, me lo digo diario, y me lo repito cuando me enojo y cuando me largo y cuando nos largamos y cuando nos hastiamos y cuando nos quedamos callados tanto tiempo, con nuestra música compartida de fondo, nada que decir, más que como bien escribiera en el viento: nuestras soledades se siguen acompañando...
Extraño a mi hermano, lo extraño mucho lo extraño, pero cuando viene en sueños, no me canso de reír, como antes, y de decirle que un día estaremos juntos, para que me siga platicando las mismas historias que me contaba de niño, y que hoy tanto extraño oír. Mi madre sigue con sus ojos tristes, pero con tanta risa que nos basta para todo el día, y regresar de noche y hacerla enojar otra vez diciéndole "viejita", con el alma apretujada por no poderla querer más, por que se merece este amor, y más, el doble, el triple, y seguir pagándole eternamente todo el que ella nos ha logrado dar.
Ni hablar del lado económico, no es mi fuerte, siempre he sido mal organizado y derrochador, siempre, y este año no ha sido la excepción, pero vaya, el año cerró bien, y creo que empezará mejor, los pies no se han cansado y los ojos piden a gritos crear más, quiero aprovechar el ritmo, y seguir; alguien me dijo que no soy suficientemente ambicioso, pero creo que al contrario, sé justo lo que quiero, y sé justo lo que voy a lograr...
Si, ya sé que de repente mis letras se pierden en casualidades sin sentido, "givemeabreak", solo intento tomar un poco de aire.
Ayayay, los amigos... este es el discurso que debí haber dado el sábado pasado, pero sin presión, y con más lágrimas, me permito escribirlo hoy.
Bueno, nunca ha sido mi fuerte hablar, las letras y los libros son mi escape para decir todo lo que me callo detrás de mis nervios, y de una vez pido disculpas si digo alguna estupidez...
Creo que con el paso de los últimos dos años, nos hemos dado cuenta por fin, lo difícil que resulta a veces alimentar las amistades, no hay ruta fácil, no hay guía práctica ni hay sección de preguntas frecuentes a la cual acudir cuando hemos tenido un par de amistades en el bote de la basura. Es una labor seria y una labor de siempre, que, tratándose de algo tan sencillo, tan puro, tan real como la amistad, pues no debería costar trabajo, pero vaya que lo cuesta, empeño, ganas, risas, noches y abrazos cuando alguien más necesita un hombro para llorar o una mano para salir adelante, carajo, que difícil caminar y subir estas escaleras, que difícil es imaginarse esta noche sin la cara de mis amigos, yo tengo una gran fortuna, y es la de poder sacarme el alma, ponerla en una bolsita de plástico, y tener la confianza de encargársela a cualquier de mis amigos, y sé que ya sea en una moto Harley, en un perro que se asusta con las vacas, en un auto pedero que se pelea en la calle, en una casa de colores, en un aliento a mariguana, en unas manos pequeñas, en el pecho de cualquiera de mis amigos, en el pelo o en la espalda de quien sea, esta alma sucia y cansada estará como en casa, segura, tranquila, y con una cerveza en la mano, soñando en paz.
Mi único deseo, es que la vida y nuestros caminos sigan cruzándose tanto como hasta hoy, sé que algunos menos, algunos más, pero sé por seguro, que el mío es un caminito que nunca se cansa de las pisadas y del andar de aquellos que me prestan sus ojos, sus manos y sus abrazos, para poderles decir "amigos".
Y bueno, ya se va el año, el sentimentalismo es lo normal, hoy que traigo aliento a cerveza, y los dedos con sabor a chocolate, quiero desearte a ti que lees lo mejor de la vida, lo mejor para el año que viene y la salud que a todos nos hace falta.

Gracias por rondar estas letras, gracias por prestar los ojos un rato.

sábado, diciembre 22

Mira vee!!

Mira tú, yo no sé, son cosquillas, impotencia, ganas de brincar hasta la luna, un espasmo recorriendo la espalda y un temblor ligero en las rodillas que te hace que te tengas que sentar; no sé describirlo, es una cascada en los ojos y figurillas de cartón recorriéndote el pecho, machucando con sus patitas dobladas sobre las venas y con las manos tiesas rozan los pezones y tú sientes que estás vacío de sentir, como barquito de papel atorado en la playa; ¡ay, como describirlo!, el corazón, licuado resbala y mancha de verde tus pasos, los dedos se flagelan pensando sentir, y nuestro sexo se pregunta que carajo está pasando que no hay mar; yo no sé, mira tú, por ejemplo, nos hacemos transparentes pero nos dolemos, vamos ardiendo todavía y las lágrimas sacan humo de la piel, los pies se nos hacen raíces y el pelo se eriza en dirección al sol; mira tú, yo no sé, nunca he aprendido a decir adiós, y menos cuando no quiero hacerlo.

martes, diciembre 18

Añejo olor madera

El amor debe ser como el olor a madera, cuando lo respiras fuerte, y lo sientes meterse en el pecho y dejarte fresco, pero luego, es solo madera, y uno se queda con la ilusión de olerla siempre, a lo mejor viviendo en un bosque donde siempre huela igual, pero la madera se va y también su olor, fugaz como cangrejillo en una playa, como el silencio entre las olas y como el golpe sobre las rocas cuando el mar se decide en salir a asolearse la espalda. Todo aquel asunto de conocer a alguien más y empezar a enamorarse nunca dejará de sernos tan necesario, y las necesidades y lazos que se crean luego de un intercambio de besos son asuntos en verdad extraños, uno se queda dependiente de esas manos en las piernas y las piernas tristes porque ya no sienten el cosquilleo de las manos intrusas sobre de ellas. Las tardes y su torpe caminar se vuelven siempre los perfectos recordatorios de ratos bonitos y abrazos inesperados, y la luna el pretexto perfecto para asomarse a la noche y pensar, con las dudas taladrantes en la cabeza, y con los brazos extendidos al sur, extrañando el olor a madera, extrañando su perfume, extrañando el andar sin estar y el estar sin ser y el ser sin sentir y el sentir sin pedir y el pedir sin dar y el dar sin extrañar.
Le mandé unas letras a la luna en un avioncito de papel, y temo haber dicho lo que no debía por escribir lo que siento cuando el alcohol se adueña de las manos, pero con menos sueño dije cosas peores, espero que la luna se siga empeñando en brillar.

domingo, diciembre 9

Last night

Cuando el corazón se hincha, ya no sabe uno donde guardarse tanto sentimiento, todos los cables se cruzan y en alguna pequeña vena de nuestro interior hacen junta vecinal las ganas, las ansias, el extrañar, el amar, la decepción, la ilusión, los miedos, los traumas, los nervios, las sonrisas del alma y cierto par de besos que se colaron para dejar sabor a miel en las costuras de la piel. En la junta todo es risas y luego llantos, luego alguien se deprime y luego alguien estalla en un baile con un par de neuronas que se colaron a la reunión. Son tantas cosas batidas adentro que el cuerpo se mueve de manera extraña, todo sabe distinto y todas las dudas se vuelven una para no dejar dormir en paz. De mañana, la boca vuelve a esbozar sonrisas y las manos se vuelven a quejar de extrañar dedos ajenos y sudores de alguien más, los pies se mueven a donde el cerebro les dice pero esperan el descanso mientras que las piernas les chismean de ciertos mordizcos que planean recibir, la cadera sigue ansiosa y el alma sigue con sus miedos, el corazón, late más fuerte, convoca a más reuniones, y en cada latido anuncia que la reunión es de fiesta, y que hay que ir preparados con ropa para bailar.

martes, diciembre 4

Cuando sopla este viento

El viento va y viene, y no lo puedo ni podré retener, le veo menear las caderas y soñar con seres que le arrebatan el alma, le veo ondear entre árboles de diamantes y aletear despacio para que le admiren las pequeñas hormigas que como yo, intentamos hacernos notar escalando montañas azules de formas un tanto absurdas y acabar partiéndonos la madre cuando los rabos de nube nos sueltan a su antojo para caer sobre yerba verde y flores y diosas que nos quieren tan solo para juguetear. Luego miro al mar que parece que ha estado siempre esperando mi regreso, le miro con sus olas y con su inmensidad y eso que tanto me llama a hundirme para siempre y nunca regresar a esta tierra, donde el viento, cual tramontana, se empeña en enseñarme que sigo siendo un mortal y un personaje de alguna tira cómica de diosesillos juguetones que me dibujan de formas de las que nunca podré escapar, y veo mis letras al viento ser nada y veo los trazos de mis ojos que siguen mirando lejos a través de ventiscas familiares, eternas e imposibles para hormiguitas de caricatura que no saben lo que es volar. El mar está lejos, y yo, hormiga trabajadora, construyo una pequeña balsa para romper las playas que me separan de su humedad, quiero llegar, no sé si logre saltar las olas que azotan esta arena, no sé si el mar quiera ser invadido y no sé si el mar siga estando cuando acabe mi balsa de ramitas, hojitas, y recuerdos listos para ponerme mi armadura y lanzarme a navegar. A pesar de todo, el viento será quien me apresure a ir o venir, como siempre, a su antojo, a su camino, a su andar, a su eterno soplo y vestir de luna, lunaviento y lunamar, soplando, llamando, alardeando su divinidad.

sábado, diciembre 1

DeLorean

Lo que no entienden, quizá, es que para mí solo ha pasado un segundo, un minuto, un día, según el caso... y los reencuentros son raros por lo mismo, acabo de bajarme de la máquina del tiempo y el mundo ha estado girando como loco mientras yo atravieso umbrales de espacio y vidas en cuestión de pocos pasos de las manecillas del reloj. Leo la bitácora de viaje y me esfuerzo en separar los hechos de la realidad, del pasado que ya no es y de las luces que se asoman dando vuelta a la esquina. La máquina se detiene frente al mar, y es inmenso, azul, y deletrea en las esquirlas de sus olas: e t e r n o .
Creo que el viaje ha valido la pena... aún no hay destino, pero pongo los pies en la arena y me refresca, valdría la pena caminar.