sábado, diciembre 10

Tarde Gris

En los ojos el vino y en la sangre una liviana ansiedad por un beso, triste monigote asomado a la noche coqueteando con la luna y su tristeza, su desolación. Imagen fija de caminos azules con lagos grises y escaleras verdes al fondo, ansias añejas que regresan con las maletas vacías y los cuentos amarraditos en un turrón.


"Ella es la Luna"

jueves, diciembre 8

Caminante

Fiel a la costumbre de las tardes por enredarme en su vaivén, concluyo que el más perverso sueño que pudo haber tenido el diablo, fue el subirse sobre mi cama disfrazado de viento para robarme el aliento una última vez. ¿Ahora qué hago?, si al curso aquel para nadar en arenas movedizas decidí no asistir para quedarme a coquetear con la luna (los refinados dirían otra cosa), quienquiera que sea, en un arrebato y con todos los gemidos del mundo juró que me amaba justo antes de estallar en mil pedazos de plata por todo mi cielo, mi cuello y quien sabe que tantas historias notoriamente absurdas más. No es que fuera yo, tan ausente de donde debería estar, estando contigo y conmigo mientras nos deletreábamos los besos que tanto me dices que te hacen falta, y yo que soy ciego amor, animal de esos extraños que llegan a confundir con quimeras, pero no soy tan solo el mismo que no aprende a cambiar o a deleitarse con tener un mar a mi merced justo en medio de tus piernas luego de salir de bañarme, como siempre, huyendo de los jodidos mosquitos que acechan detrás de todo este enjambre de dudas y derrotas. De momento soy una de las hormigas en el cuento aquel soñando con su eterna armadura, disfrazándome de todo lo que sea menos de mi para no volver a estar una tarde con la cabeza dando vueltas en el techo, abaratando las últimas letras de las que creo que seré capaz antes de darle vuelta a la hoja, y es que, ¿sabes?, esta es una de esas historias en que nadie perdió el control ni nadie lo tuvo, por consecuencia, nuestro libreto es el perfecto escondite para cualquier tipo de maraña emocional antes de alzar los pies al espacio y dejarnos caer para no flotar tan tranquilamente como alguien, aquellos que miran, leen, escuchan, podrían haberlo creído. Todo se resume en que aquí ya no hay lugar para párrafos, si acaso acentos y deshuesadas eñes que brinquen diciéndonos adiós, sobre todo a mi, que he desarrollado el pretexto ideal para camuflajearme en lo que alguna vez fui, que tan bien funcionaba sin darle espacio a ciertas lágrimas, historias, confusiones o indagaciones sobre la piel del alebrije en turno, la dama a la vuelta de la esquina descalza y satisfecha por el nunca jamás que le habían tatuado en la espalda, las alas guardadas son mías y de momento, solo me queda recordar el final de aquel cuento donde un hombre se enfila al propio acantilado de sus sueños y coincide con sus manías que es lo mejor que podría llegar a hacer. De vuelta a casa, de vuelta al hogar, se dice mientras da un paso más hacia sus abismos inventados, suicida, tanto que come sueños para el camino caída abajo, y se llama incertidumbre, todo lo que hubo o habrá, si es que vuelven, si es que vuelvo, si es que vuelves, si es que volvemos a despertar al murmullo de un día de ayer.

(pequeña luna aún me lees?)

martes, diciembre 6

Torpe, torpe nomás…

…cuando vienes y me miras eterno,
…cuando respiras de mi cuello,
…cuando te escondes en mis manos,
…cuando callas,
…cuando abrazas y el mundo se muere,
…cuando te ríes y matas,
…cuando te lloras y vives,
…cuando te dibujas seria,
…cuando eres luna, sin sol,
…cuando mojas mi sed,
…cuando estás, cerquita,
…cuando tú vives, en mí.