martes, diciembre 26

Inefable

Estoy hecho de cicatrices con forma de mundo,
de demasiados pensamientos, de rayos,
de corazones no entendidos
y fideicomisos incendiarios.
Estoy hecho de decisiones improvisadas,
de amores que caen y estrellas fijas,
de respiraciones contenidas,
sueños perdidos por poco y
música melancólica empujada hasta el amanecer.
Tengo una nostalgia infundada,
cambios de humor sin bautismo;
tengo lágrimas dedicadas a aquellos
que no pudieron leer mis ojos
y nunca he perdido un tren importante,
inventé los trenes de la nada.
Estoy hecho de billetes de ida y de vuelta a ti.
Ofrecí café a mis monstruos
pero nunca brindé con ellos.
Toqué la guitarra y me quedé quieto y
sólo aquellos que cantaron conmigo mis estribillos más tristes
habitan en esta piel gruesa.
De corazón formidable y cabeza fuerte...
y no dejaré de creer
que esta es una vida maravillosa.

domingo, diciembre 24

Noche Buena

Esta es una noche perfecta, pocas nubes, cielo azul obscuro, muchas estrellas y la luna comiéndose todo con su luz, es nochebuena, mañana navidad, no creo que todas las religiones festejen igual, ¿o si?. Había prometido escribir algo alusivo al día, pero la he pasado toda el día de un lado para el otro en casa y nada que escribo, pero bueno, trataré de recordar lo que ha sido el año que se va...

Para empezar, este es otro año de esos que dan la sensación de durar 3 meses, cuando te das cuenta, ya se está acabando y te preguntas que diablos hiciste por 365 días, además de nada... es increíble, pero el año se fue y uno sigue igual, con las mismas luchas, los mismo traumas y las mismas maneras de ser.

Este año algunas letras y muchas respiraciones, todo este remolino de sentimientos y ataduras sentimentales, ilusiones, hechos, noches, saltos, torcidas, patadas, sustos, orgullos, relajos, malviajes, enamoramientos, necedades, apagones, salpicones, remojones, desenamoramientos, caídas, altibajos, risas, lágrimas, pastillas, resbalones, olores y dolores de cabeza, todo en la licuadora del año que tira como resultado una masa extraña, con sus matices y sus tonos y sus notas particulares, con las manos llenas y la boca no hastiada para seguir regalando letras a las musa que colman mis noches de sueños, una en particular que la saboreo solo en mi mundito, alimentando mi alma con su risa y su olor, vale la pena nomás mirarla, me lo digo diario, y me lo repito cuando me enojo y cuando me largo y cuando nos largamos y cuando nos hastiamos y cuando nos quedamos callados tanto tiempo, con nuestra música compartida de fondo, nada que decir, más que como bien escribiera en el viento: nuestras soledades se siguen acompañando...

Extraño a mi abuelo, lo extraño mucho lo extraño, pero cuando viene en sueños, no me canso de reír, como antes, y de decirle que un día estaremos juntos, para que me siga platicando las mismas historias que me contaba y que hoy tanto extraño oír. Mi madre sigue con sus ojos tristes, pero con tanta risa que nos basta para todo el día, y regresar de noche y hacerla enojar otra vez diciéndole viejita, con el alma apretujada por no poderla querer más, por que se merece este amor, y más, el doble, el triple, y seguir pagándole eternamente todo el que ella nos ha logrado dar.

Ni hablar del lado económico, no es mi fuerte, siempre he sido mal organizado y derrochador, siempre, y este año no ha sido la excepción, pero vaya, el año cerró bien, y creo que empezará mejor, los pies no se han cansado y los ojos piden a gritos crear más, quiero aprovechar el ritmo, y seguir; alguien me dijo que no soy suficientemente ambicioso, pero creo que al contrario, sé justo lo que quiero, y sé justo lo que voy a lograr...

Si, ya sé que de repente mis letras se pierden en casualidades sin sentido, solo intento tomar un poco de aire.

Ayayay, los amigos... sin presión, y con más lágrimas, me permito escribirlo hoy.

Bueno, nunca ha sido mi fuerte hablar, las letras y los libros son mi escape para decir todo lo que me callo detrás de mis nervios, y de una vez pido disculpas si digo alguna estupidez...

Creo que con el paso de los últimos años, nos hemos dado cuenta por fin, lo difícil que resulta a veces alimentar las amistades, no hay ruta fácil, no hay guía práctica ni hay sección de preguntas frecuentes a la cual acudir cuando hemos tenido un par de amistades en el bote de la basura. Es una labor seria y una labor de siempre, que, tratándose de algo tan sencillo, tan puro, tan real como la amistad, pues no debería costar trabajo, pero vaya que lo cuesta, empeño, ganas, risas, noches y abrazos cuando alguien más necesita un hombro para llorar o una mano para salir adelante, carajo, que difícil caminar y subir estas escaleras, que difícil es imaginarse esta noche sin la cara de mis amigos, yo tengo una gran fortuna, y es la de poder sacarme el alma, ponerla en una bolsita de plástico, y tener la confianza de encargársela a cualquier de mis amigos, y sé que ya sea en una moto, en un perro que se asusta con las vacas, en un auto que se pelea en la calle, en una casa de colores, en un aliento a marihuana, en unas manos pequeñas, en el pecho de cualquiera de mis amigos, en el cabello o en la espalda de quien sea, esta alma sucia y cansada estará como en casa, segura, tranquila, y con una cerveza en la mano, soñando en paz.

Mi único deseo, es que la vida y nuestros caminos sigan cruzándose tanto como hasta hoy, sé que algunos menos, algunos más, pero sé por seguro, que el mío es un caminito que nunca se cansa de las pisadas y del andar de aquellos que me prestan sus ojos, sus manos y sus abrazos, para poderles decir "amigos".

Y bueno, ya se va el año, el sentimentalismo es lo normal, hoy que traigo aliento a cerveza, y los dedos con sabor a pastel, quiero desearte a ti que lees lo mejor de la vida, lo mejor para el año que viene y la salud que a todos nos hace falta.

Gracias por rondar estas letras, gracias por prestar los ojos un rato. Nochebuena, noche de paz.

lunes, diciembre 18

Lunes

No es tan justo para los lunes regalarles letras un tanto desquiciadas, aunque, a fin de cuentas, un lunes por las calles de la ciudad, debajo de la luna, del smog, en una mañana de café y filosofía, sea por si misma una desquiciada rutina que ya quisiera tener para todos los días, aunque igual, siendo lunes, siempre me faltarías tú. Me estuve paseando con los ojos por esas calles marrones y extrañas, con la música en los oídos y tu nombre en la piel, y decidí venir en lunes a dejar las letras que me hacen falta, las que me formen un beso en la frente, un sueño en la espalda, un golpe en las piernas, una venida al cielo como mi despertar de aquella misma mañana, y así, rodando ciudad abajo, hasta las nubes de la mía, caerme despacio, sabiendo que ya no hay ojos por encima de mí, aunque quizá si pisándome los talones, que más da, es una de esas semanas letrosas donde las manos deciden empezar a escribir solas esta y otras historias, una maraña más de letras, de brillos hechos palabras, de mis ganas, de mis pasos dibujados hoy, desde donde te extraño, desde donde miro el camino dejado atrás y extraño, también, los sueños que irían a borrarlo hacia adelante.