viernes, septiembre 28

Quizás, tal vez

Ella me vió y yo la miré del suelo para arriba (ese gusto por los pies), y ella al revés, tan distinto me vió que hizo la cabeza como de lado para hallarme forma, los ojos y la piel del mismo color que yo, las manos con uñas cortadas a mordidas y los labios pintados con saliva, me agrada, ella dijo adiós y yo dije hola, creo que nos reconocimos en un sueño un par de días atrás, y unos años antes nomás se me quedaba viendo igual que ahora, pero sin hablar, y yo, la miraba de reojo espía y me reía cuando la veía jugar policías y ladrones en la calle, ella se rió y yo me puse de colores cuando me di cuenta que no me acordaba de su nombre, ella si del mío como siempre suele pasar (Juaaannnnn), ella iba al centro y yo sin rumbo, pensé dejarla pasar pero se subió pronto al bus, ella también pidió de chocolate, yo también quería ver esa película, ella tampoco quería regresar temprano, ella también escribe de lo sola que se siente últimamente, ella también piensa que mi música es digna de escuchar, ella dijo buenas noches y yo dije que duermas bien.
Mañana a ver como continúa ese ver, mirar, fijar, andar, reír, reencontrar... espero no estar escribiendo un sueño nomás.

martes, septiembre 25

Insomnio

Si averiguo quién es la mujer de mis sueños todo será más sencillo. Anoche caminamos días, riendo y disfrutando el encuentro, hasta que la perdí de vista. Hoy me preparo para alcanzarla: soñaré con la casa que habita y un pretexto para llamarle... Que ironía amarnos de noche y odiarnos de día.

viernes, septiembre 21

Mata tiempo

¿Y por qué no? Me quedé pensando mientras observaba la silla de madera amarilla atravesada entre la pared y yo. Puedo obligarla a que se pare en dos patas, carajo, sé que puedo; sin embargo, encontrar el punto de equilibrio no fue labor sencilla, de los hombros la ayudé a levantarse y con las patas de adelante apuntando a las rodillas de la pared, la vi convertida en orgulloso saltimbanqui mientras con los brazos extendidos se regodeaba de su absoluta armonía, pero al soltarla, cual niño con su primer bicicleta, el derrumbe fue inminente... estiré la mano y la sujeté antes de besar el suelo, luego, con más calma, y juntos, empezamos a buscarle ese punto donde el universo y sus dos patas boca arriba serían uno, el punto g de la silla, y no fue fácil hallarlo; luego de extremos cálculos matemáticos y aproximaciones filosóficas complejas, que calcularon y determinaron mi momento de ausencia temporal de toda lógica humana y con los ojos fuera de órbita en busca del afamado punto ideal de equilibrium, mis dedos alcanzaron las nubes, fueron guiados por un poder supremo y se dejaron llevar hasta la línea imaginaria de la perfección y los límites extremos de la cordura... la silla amarilla se sostenía en solo dos patas, reía y tiritaba de excitación ante el evento logrado, yo pude disfrutar del milisegundo del suceso justo antes que una cascada de lágrimas de emoción bañara mi cara, lo había logrado y la silla y el hombre eran una fuerza unida en perfecta armonía, cual balanza, cual instrumento enviado por algún dios para librarnos de la total y absoluta rutina. La cuestión se mantenía, ¿qué hacer con mis veintitrés horas y cincuentaynueve minutos restantes del día...?

lunes, septiembre 17

Asunto de la luna, la música, y nosotros dos

Ella quiso bailar bajo la luna de aquella noche que parecía no tener fin. Descubrimos detrás de aquellos arbustos que el mundo es menos pesado cuando un beso apasionado te roba el aliento por dentro y te deja los pulmones llenos del aroma a vino barato, como el que tanto nos empeñábamos en desperdiciar en los codazos del bar y las manos alzadas al cielo que, flácido, no ofrecía respuesta coherente a las quejas de nuestras intimidades. Ha de ser un gusto mío delinear las siluetas de los pies danzantes y descalzos tan convulsivamente como mis ojos lo permitan, esa línea amarilla, imaginaria y débil con que dibujo esas ansias de besar tus manos, son todo parte de las mismas ganas de castrar noches como aquella e ir directito al colchón, al cuarto sin puerta y a los sudores de madrugada, a sabiendas que el aroma de su cuerpo durará un par de años visitándome de mañana los domingos como este. Ella insistió en tomar de la misma botella y yo aprendí que los labios de mujer se desbaratan tan fácil como un papalote en una tormenta, que importa el gris y que importaba el morado de los cachetes con frío, si de cualquier forma habríamos de pelear en una cama sin lodo y en los rayos del sol nos largaríamos como un par de ladrones para nunca volvernos a ver. Ella quiso decirme la verdad aquella noche pero la música nunca dejó de platicar sus aventurillas con aquella bailarina de ballet, que también, una madrugada, se puso las zapatillas y alzó el vuelo de la ventana al suelo, y su ritmo se abandonó en un blues abrazado con la luna, llorando sus desventuras en un bar.

viernes, septiembre 14

Madrugada


(Otra madrugada tan vacía como la anterior)


Y por las tardes siempre esperé verte volver, y jamás apareciste, y me cambiaste por las estrellas del cielo, y me cambiaste por los pequeños cofres de olvido... definitivamente eres un lujo que ha pasado de moda.

martes, septiembre 11

Cumbiambera Intelectual


- Ella dijo: “Escríbeme algo bonito”
- y él le escribió: “(∂ + m) ψ = 0”.


Esa es la ecuación de Dirac. Gracias a esto, se describe el fenómeno de entrelazamiento cuántico, que en la práctica dice que: “Si dos sistemas interactúan uno con el otro durante un cierto período de tiempo y luego se separan, lo podemos describir como dos sistemas separados, pero de alguna manera sutil están convertidos en un solo sistema. Uno de ellos sigue influyendo en el otro, a pesar de kilómetros de distancia o años luz”. Esto es el entrelazamiento cuántico o conexión cuántica. Dos partículas que, en algún momento estuvieron unidas, siguen estando de algún modo relacionadas. No importa la distancia entre ambas, aunque se hallen en extremos opuestos del universo la conexión entre ellas es instantánea.


- y ella no lo entendió…

martes, septiembre 4

Cansado

Ella amenaza con muchos abrazos y luego se ríe; la imagino recargada con el codo en el escritorio mirando la pantalla de luz y con una risa de esas que no puedes evitar, con el pelo de colores y las manos de hada recorre el teclado y dibuja palabras de tranquilidad, de paz, y de quien sabe que ya no come sola ni recorre sola el camino a casa, en alguna parte del pensamiento es acechada por la distancia y por el quizás de un nuevo día, pero no, sola no. Yo me acurruco para dormir y escapar del frío de las últimas noches, los días de melancolía siguen naciendo cuando se les hincha su gana y tal como dicta el horóscopo suelo deprimirme como digno capricornio de un segundo a otro, luego cambio de vista y los panoramas distintos alardean felicidad, las voces en el radio y el buenas noches reconfortan, estoy lleno y estoy sudando alegrías, quiero regalarlas y no ser el grinch que suele amanecer con el brazo derecho dormido y la baba seca en el cachete.
Voy a dormir, voy a soñar, voy a espantar los malos sueños al menos por esta noche, voy a soñar que ando cerca de un río, y que no hay donde poner la cámara y entonces ella ríe al verme batallar, luego, nos burlamos al sacar la foto nosotros mismos porque nadie ha querido pasar por ahí para ayudar, voy a robarme ese momento para soñarlo y descansar como si hubiera sido yo, como si hubiera sido ella, como si todo fuera distinto, como si no fuera un capricornio, como si no quisiera empezar a sentirme solo.