lunes, julio 11

Lunando

¿Por qué tanto silencio?
Simplemente a veces no sé que decir, ni como describir la sensación de tambores en el pecho, son nervios de algo que está a punto de pasar, como me pasa en otras ocasiones, casi siempre no es algo bueno, más tristezas y menos risas, seguro, casi siempre, cuando se avecinan alegrías, los tambores del pecho ya no saben reconocerlas, y sucede que se callan y esperan en silencio, a veces estallan en euforia pero yo no reconozco el aviso, sigo de largo, aunque el paquete de risas me hace señas, lo dejo pasar, y dando vuelta a la esquina, vuelvo a hallarme sintiendo esa extraña tristeza de los sábados por la mañana, regresando de lugares fríos y rostros lejanos, extraño soy, sin razón aparente, hasta que aparezca, y entonces mis huesos digan: ahh, con razón aquel temblor... ahh, con razón los tamborcitos, ahh, con razón la camisa blanca, mangas largas y cruzadas, los amarres, los gritos, los enfermeros, las pastillas de dos colores, ahh, con razón el cuarto de la ventanita, ahh, con razón no podemos salir de aquí.




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