martes, agosto 21

Texto sin sentido en una noche de invierno

Mira que sinceramente hoy que llegando a casa no me encontré. Mi casa es mi cuarto, mi computadora, mis libros, el olor a perro (que tanto odian), mi escritorio regado, la colección de canicas, el recibo del celular que sigue llegando sin invitación, los discos apilados encima del equipo de sonido, el celular callado, el ratón sin cola pero con una luz roja prendida abajo, el poco calor de este cuarto, una araña desdentada que me mira con cara de ¿qué haces tú allí?, los papeles de trabajo pendiente, el papel tapiz de un mundo lejano, un control remoto que no sé para qué sirve, las manos cansadas, los corajes reprimidos, el ruido de la tele, los audífonos nuevos, unos posters que aún no están clavados, la pared que se quiere desmayar, el techo que hace ruidos, el internet que no cortan, este teclado manchado, mi música, la cama rechinante, la luz que parpadea porque dicen que hay huelga por allá, los cajones llenos de cosas que no uso, ni usaré, ni sabría usar, la ropa arrugada, los papeles apilándose para escapar de la caja de cartón de reciclados, mis sueños imaginados esperando quien los lea, Facundo Cabral hablando de amor, una lágrima salada, los pies ausentes, el cuerpo dolido, las fotos que me quedan, los recuerdos, todo esto es mi casa, pero no me encuentro, no me hallo, me pierdo entre tanta insignificancia, no tengo nada que hacer aquí, y sin embargo estoy aquí sentado moviendo los dedos, los dos dedos, o tres, porque creo que si acaso uso tres, no sé, el teclado no se queja de la ausencia de los otros, yo solo sigo buscándome, que curioso que no me hallo en internet, pongo mi nombre y no aparezco, que chistoso, si llegara alguien quizá me hallaría aquí, digna pieza de museo de lo patético, revisando fotos viejas, como quien se mete a cada una y revive ese preciso instante, ha de ser por eso que no me encuentro en este revoltijo de cuarto/infierno, ha der ser que ando dando vueltas por las fotos, y ya no sé que música me gusta, y ya no sé como reaccionar cuando alguien pasa su lengua por mi cuello, solo respondo igual pero pensando que no me hallo, que me he perdido, en canciones, fotos, voces, últimamente me pierdo en casi todo, por fortuna, empiezo a perderme también a la hora de dormir, así, amanece y ya no soy, ya no me hallo, ya me fui, te llevaste todo, casi todo, carajo, ¿cómo me iba a encontrar? Si me traes colgado en un suspiro, en recuerdos, de lo que ya no somos, ni seré, ni serás, ni seremos, ni fuimos siquiera.

¿A alguien le importa si me pongo melancólico antes de dormir? Espero que no, tengo planeado hacerlo, justo cuando me pregunte a mí mismo: ¿estás bien? me diré que "sí", voltearé la almohada llena de sudor, e intentaré buscarme en sueños, al cabo, ya sé que no me hallo.

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