lunes, agosto 27

¡Ay como (no) ha llovido hoy!

El cielo tiene ansias de mojar, y lo hace. Sin embargo yo me sigo debatiendo entre azuzar a la lluvia a ver si se atreve a llover en mi cuarto; o quedarme lelo en la ventana con la cara mojada y la mejilla escurriendo soledad. No sé cuál sea mejor opción.

Y no sé qué sea más decente, de todas formas, opté por gritarle de cosas a la lluvia y a las hormigas que azotaban mi alrededor. Debe ser que me enojo con la lluvia porque es una cortina de tiempo, podría estar lloviendo 10 horas seguidas y parecer que ha sido el mismo segundo desde la primera gota gorda de cuando empezó, y uno se levanta y se asoma al reloj para ver que el tiempo se ha ido volando.

Hoy una risa lejana me despertó pero con miedo, creo que era la lluvia anunciando que me tendría encerrado toda esta tarde, y ay, como ha llovido desde que empezó el cielo a bostezar y a ponerse todo negro, luego sacudió las nubes y gritó casi como si estuviera encabronado, raro, pero luego, ya sabes, empezó a mojar la ciudad.

Mejor ya ni le grito o me asomo a la ventana, he sabido de lluvias que se cuelan por el techo, arrancan paredes y traspasan incluso ventanas, con todo y vidrio, y ay, con todo lo que (no) ha llovido hoy, yo no quiero que me lleve esta lluvia calle abajo, cual barco de papel que se desmorona justo antes de caerse a una coladera, tapada, claro, de tanta agua, de tanta lluvia, de tanta ansiedad por mojar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario