domingo, enero 24

Que Conste...


Dos pensamientos alegres se fueron volando por el mundo en un diente de león (¿por qué le dicen diente de león?). A su regreso, uno convertido en caracol y al otro le gustaba disfrazarle de estrella de mar. Ya no se dirigían la palabra pero se daban la mano para bajarse de su diente de león (¿por qué le dicen diente de león?) y se prestaban pantalones anaranjados cuando había que ir a alguna fiesta de la alta sociedad. Lo que pasó fue que en el viaje, aprendieron que la vida no es poema y los cuentos no siempre tienen un buen final, se compraron un libro de asesinos y mataron a silencios a ciertas pasioncillas y un par de amores con desgano que llevaron en maletas concebidas a partir de dos turrones de sal. Cierto tiempo después, dos pensamientos agridulces salieron a navegar en su diente de león (¿por qué le dicen diente de león?), y escalaron mil montañas y mil nubes, y cayeron una noche, sobre campos verdes, como gotas de lluvia arrojadas al vacío, riendo, abrazando y olvidando, y mirando cómo se perdía en la noche, aquel viejo diente de león.

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