lunes, abril 20

Te deseo aquí

Justo ahora. Quiero arrebatarte a la distancia y jurarte un amor eterno como el que no te han jurado esos cien juglares que han hecho canciones sobre ti. Quiero arrebatarte al ayer, a tu pasado, a tus cuentos y a la sensación de otras manos recorriendo tus calles camino a tu casa, que son mías, por derecho y por antojo, por ganas, por deseo, como el que nadie, pese a las promesas que te hayan hecho suspirar, puedan cumplir, créeme, lo firmo con un beso en tu frente, sobre tu boquita triste y tus labios color cereza que me hacen perder el pudor en el cielo, escapar de alguna reunión y tirarme a tu lado para contarte un secreto, para decirte, con esta voz mía tan terrible, que amo la tuya, su tono, su estilo particular, tu risa (por dios, tu risa), el huequito que se forma en las orillas de tu boca cuando sueltas alguna carcajada, eso, y resbalar en sueños por tu pecho, por tus manos, por tus dedos, y acompañarles a cada risa del camino al éxtasis, de tu paz disparada contra mi terquedad; es tan solo, diosa, que se me antoja correr ahora y no esperar a que vengas, hasta mí, entrar en tu gris oficina y buscarte hasta ver tu mirada y tu asombro dejando caer el teléfono o el estúpido ratón ciego del ordenador, notar en tus mejillas la sorpresa, el día que por fin me levante y ejerza el derecho divino de hacerte volver, y nada más, llevarte a las ruinas de mi castillo donde nadie vuelva a saber nada más de ti más que tus letras en algún espacio virtual.

Es mi alma, ¿sabes?, que no se conforma con tan poquito de ti y quiere más, mucho más, como tenerte recostada y sin prisas para admirarte enterita y volverte a reconocer como si no fuera un sueño, solo una realidad, esta, donde el pensamiento nos tiene juntos, y las ganas nos brotan por los poros, y mis torpes palabras vuelan buscándote y confesándote algo que hace tiempo sabes y que nada ni nadie puede arrebatarle a nuestros oídos, aún en el silencio de estar sin ti justo en este momento: te quiero. Y te digo, luna de plata, que espero verte llegar cuando el sol se oculta sobre el cielo de la primavera, la luz se apaga, el mar se duerme, mis sueños me erizan la piel y tú en la puerta, mochila al hombro, el tiempo detenido, mis ojos congelados en ti... 
Ella es Luna.


No hay comentarios:

Publicar un comentario