Dispuesto a lanzarse al
vacío, el diminuto escarabajo poeta se deslizó por aquella carretera con el
bosque de audiencia, su navecita roja seguía a perfección las vías y él asomó
la cabeza a la ventana listo para el salto mortal. Las patas bien agarradas de
la orilla del vidrio, la camisa aquella que tanto le gustaba ondeando como
estandarte de un adiós, y el pequeño paracaídas bien ajustado a la espalda. Al
grito de ¡aleluya! el escarabajo brincó a la nada, las alas no se abrieron y el
artilugio flotante de emergencia no sirvió; acabó aplastado entre dos pinos que
le miraban con la risa contenida y una ardilla moría de burlas tras el fallido
suicidio del bufón. Aún más dispuesto, y ya menos apachurrado luego de darse un
chapuzón en el rocío, retomó el camino y vio perderse lejos su navecita roja
que silbando corría hacia la libertad. Ya le alcanzaré y lo intentaremos de nuevo,
dijo el poeta; alzó el vuelo y con la mirada sorda comenzó el nuevo plan para
matar de una vez por todas aquella maldita depresión.
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jodido Leonel, tuvo que entrar a mi casa con esta canción
"Mejor, me ausentare por un tiempo
hasta que sienta que el viento
dejo de hablarme de ti
mejor no recordare tu cara
porque el dolor nunca para
cuando me acuerdo de ti.
Mejor no pregunto a nadie con quien estas
no creo poder soportar una heridas mas
y una herida más..."
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jodido Leonel, tuvo que entrar a mi casa con esta canción
"Mejor, me ausentare por un tiempo
hasta que sienta que el viento
dejo de hablarme de ti
mejor no recordare tu cara
porque el dolor nunca para
cuando me acuerdo de ti.
Mejor no pregunto a nadie con quien estas
no creo poder soportar una heridas mas
y una herida más..."
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