Hoy el día (todo) fue música,
tu risa en mi cabeza y la música sonando fuerte y sin parar,
hoy la noche es (y será) música,
será tu risa y tu música sonando fuerte y sin parar.
¿Hay que dar gracias al viento por detenerse de vez en cuando, y ser solo brisa tenue y sonrisas eternas? No lo sé, no creo que haya forma de agradecerlo, más que bañarse en él, y aprovechar cada roce de sus alas, antes que la mañana nos sorprenda, y la primer luz del sol nos convierta en gota de rocío, indefensa, cayendo, queriendo ser viento otra vez.
Gracias viento.