miércoles, febrero 27

Noctambulo

Pedacitos 
Sonó como un almohadazo, ¡plooof! 
Aquel “te quiero” no confesado, me desmoronó en mil pedacitos. Caí por todos lados y el viento empezó a hacer de las suyas, acabé revuelto en una marejada de mis propios pedacitos y luego estirando la mano formada por varios pedacitos resueltos a no dispersarse, logré cerrar la puerta. Empecé a buscarme con la mirada pero un ojo veía izquierda y el otro miraba cielo, los pedacitos muy revueltos y los colores asustados, pero todos riendo, empezaron buscándose por las cosquillas y acabaron hallándose en un coscorrón, buscando emociones y sintiendo su lugar en rasguños, jalones, patadas y piquetes de ojo, hasta que la luna me reflejó enterito, flotando encima de una hoja y cayendo lento sobre el teclado, y pude ver mis manos y mi aliento apresurado, y pude ver mi risa y pude ver mis pies moverse con los nervios de una mano rozándome la espalda, y los dedos, enteritos, imaginando un “yo también”, y luego, como era de esperarse, un lejano y sordo ¡plooof!

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Aquellos versos cursis 

¡Ay luna! 
Me derrites con tu brillo, 
y soy lago y seré sol, 
y maquillarte al cielo pido, 
de mis besos y mordidas, 
y robarte con mi alma tu color.

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Ya

Ya se me cierran los ojos,
y dejo un beso para cuando algún día pases por aquí,
para cuando tus alas color crayola vengan
y dibujen esa tu risa que me pone la piel chinita
y de colores pongan a tus ojos que me atraviesan
cuando me miran tan claros como siempre,
cuando me hablas
y dices flores que mis oídos captan como "hastamañanas",
y de mi voz se escapan brillos tímidos
que te siguen cuando caminas por las calles
y tropiezas con algún papelito mio de mi cuadernito y
te escondes en la luz y detrás de ti un: me gustas bonita,
se regresa sonrojado a sentarse contigo,
a esperar una mejor ocasión para meterse por tus manos 

de viento nocturno y fugaz.