martes, febrero 19

Desvaríos

te llevaste la flor 
y me dejaste el florero...

Es cierto, nunca voy a ser el hombre que ella quiera. Ser insuficiente que soy, me tiro en la cama y me pongo a pensar en la desgracia de haber nacido insuficiente, claro, no es la primera vez; uno nace no necesariamente suficiente para chicas suficientes y queda el rastro de la insuficiencia para ser considerado suficientemente insuficiente, fábula similar a la de las migajas pero con moraleja distinta, yo quisiera ser suficiente para ella, con el pelo de oro, la sonrisa de zafiro y alas brillosas que la abracen como se merece. Maldita figurilla de barro, atada a este aparador donde el mundo se regodea bastardo de ser como quiere. Insuficiente ser tan solo barro y colguijes de pasión en el cuello, letras insuficientes y pies cansados, espalda dolida. Ser, insuficiente ser.

Yo no esperaba una coincidencia que me deje conocerte; apuesto a que el destino nos permitó reconocernos. Con el permiso de la noche, me deprimo sin querer, y me tiro con la esperanza de dormir sin volver a soñar con ella. (que dramático)