viernes, julio 31

Tal Vez

Todo esto no soy yo, ni yo lo entiendo. Y es que es difícil de explicar. Sumergido en un cuadro de Paul Klee, quien supongo sería el más adecuado para dibujar un gato que ronroneara un millón de colores al ritmo de la luna suicida en la ventana. Al ritmo de ti en el frío de la ciudad, entrelazada con cierta cantidad de sábanas en desesperada guerra contra el frío. Pero decía que todo esto no soy yo, ni las letras, ni los pasos, ni los pantalones o las zapatos cafés que hacen poco ruido, el sabor a descafeinado a medio día, los agudos silbidos del diablo acechando desde la cornisa de esta mesa que se cae a pedazos, tampoco soy yo en el espejo, dibujándome en mañanas, en estallidos, en ruidos de tránsito, en brillos de casi fin de año. No soy yo porqué sigo dormido, pensándote. Pero nunca está de más dejarle un poco de libertad a este viejo cascarón, y dejarlo andar, buscar, trabajar.

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