lunes, julio 13

autoBUS

Ella decía: tengo friu… y se encogía como estrella de mar cuando viene la tormenta. Yo la atrapaba en el vuelo y cerraba los ojos para sentirla guardarse en mi pecho, y ronronear, y latir juntos los corazones aunque afuera la nada siguiera azotando la isla. Ella decía: te quiero… y sabía que sus palabras me atravesaban el alma como el Sable a las gargantas de la guerra; ahogaba mi voz y yo solo atinaba a hundirme en su bosque de calma, ahí me quedaba quieto sintiendo el rozar del cielo sobre mis párpados, que dibujaban nubes donde reposábamos el café, los besos, los suspiros de amarse, de amar.

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