lunes, mayo 18

Aturdido

Siquiera, creyó que aquella prisión era la vida, y se hundió en sí mismo, mató la música que le salía del pecho y ató sus agujetas a la ventana para evitar que entrara el sol, aquella noche, se soñó lejos donde sus manos valieran algo, para alguien, y se supo libre de si mismo cuando cantó aquella canción para morir, su prisión era la misma desde hacía un año, la misma caja de cartón con orificios que simulaban ventanas, pero se supo viviendo como él quería, siquiera, creyó que aquella bala le arrebataba la vida, aunque solo fuera un grito, tenue, y siguiera soñando, metido en su cárcel de cartón.

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