Voy a tomarme esta botella
de agua hasta reventar, y en espasmos de algodones azules elevarme al infinito
y regar de melancolía el mundo, tristemente tirarme en cama y convertirme en
mimo sin pintura, pero con todo el silencio de mis manos, del ayuno del alma y
de las ganas del corazón por explotar en forma de papalote color vino,
escurrirme por el cielo hasta ya no sentir, ya no extrañar y ya no ser yo,
cazador de lunas, estrellas fugaces, y soles eternos e imposibles. Alzo la
vista a la Luna, el viento dice que todos merecemos una segunda oportunidad,
todos merecemos volar aunque seamos demonios con alas de metal.
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