miércoles, enero 15

Todos merecemos

Voy a tomarme esta botella de agua hasta reventar, y en espasmos de algodones azules elevarme al infinito y regar de melancolía el mundo, tristemente tirarme en cama y convertirme en mimo sin pintura, pero con todo el silencio de mis manos, del ayuno del alma y de las ganas del corazón por explotar en forma de papalote color vino, escurrirme por el cielo hasta ya no sentir, ya no extrañar y ya no ser yo, cazador de lunas, estrellas fugaces, y soles eternos e imposibles. Alzo la vista a la Luna, el viento dice que todos merecemos una segunda oportunidad, todos merecemos volar aunque seamos demonios con alas de metal. 

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