sábado, marzo 31

Quería hablar de amor...

...luego empecé hablando de deudas, y acabé hablando de dudas, deudas, y desamor.

Hay veces que entre más te enamoras, más se empeñan en que te desenamores. Hay veces que entre más quieres a alguien, más se aleja de ti. Hay veces que entre más debes, más deudas se asoman a cobrar. ¿Será relativo nada más? ¿O será que de verdad el cariño espanta a la gente? ¿Cariño? ¿Ilusión? Sí, eso debe ser, la ilusión espanta a quien sea. Esto de los nervios por no saber hacer dinero me desespera a veces al borde de querer vender mi alma al diablo, pero el diablo no trabaja los domingos ni le interesan clientes que luego se puedan arrepentir y lo convenzan de devolverles el alma a cambio de un par de zapatos de su tamaño.

Como sea, este es uno de esos días en que despiertas bocabajo contra el mundo, hastiado hasta de ti y de lo que sea que te rodee o te vaya a rodear en las horas que vengan, con ganas de aventar todo por la ventana y pedirle por favor al perro del vecino que se calle, que se calle ya.

¿Has notado cuando crees que te enamoras que crees que ella también se ha enamorado de ti? Y tú ríes como idiota de todo lo que hace y ella te da un manazo cuando (sin querer) rozas su cintura con los dedos. Es curioso porque luego luego la perdonas y vuelves con tu risa de mente extraviada, sorbes la cerveza y ruegas que la música siga siga siga y ella siga moviendo así de lento el cuerpo, mientras te llenas los ojos de su luz.

Pero luego bajas la vista y parpadeas lento, vuelves a sentir aquellas preocupaciones por las cosas que valen poco, tan poco que no te alcanza para pagar, y entre ese despertar la ves aún más lejos, te arde el manazo y te arde el orgullo cuando le miras los labios imposibles y el pelo que casi te convierte en piedra cuando lo ves. Echas los ojos a la vuelta de la esquina esperando ver que el diablo haya recibido tu email, y suba como loco a la tierra con los papeles listos para saldar tus deudas y venderle lo poco que quede de ti.

Sería desastroso leer el contrato de letras rojas y darte cuenta que el paquetecondenes no incluye algún tipo de amor, ya entonces tú habías comprendido que las tristezas del corazón y las del bolsillo se pagan con moneda diferente, y sin embargo, usamos el mismo envase para guardarlas, cuidarlas y atesorarlas, y lo malo viene cuando el envase se llena y en la mañana estás llenos de dudas, desamor y espejos que te enseñan el verdadero espíritu patético que vive en ti.

Y cuando abres los ojos estás sin alma, sin alas, sin amor, y con un manazo que arde, arde, y con imposibles que duelen duelen, y con un futuro de dudas, deudas, y con los ojos que lloran, lloran, y con el cielo que amenaza lluvia y tú ya no sabes si es lluvia de las que mojan, de las que asustan, o de las que limpian todo lo que quieres ya no esté.

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