Es siempre una experiencia
traumática, causarse a uno mismo semejante daño, rajarse la mano por culpa de
un cuchillo resbaloso es cuestión de todos los días, a cualquier momento, y
podría ocurrir incluso cuando menos lo esperemos, porque hay cuchillos bastante
vivos que saltan de repente en los cajones, entonces, lo abres, y el cuchillo,
que llevaba media hora pegado a la base, con los ojos entreabiertos y las manos
listas, salta fuerte y con un buen impulso puede llegar hasta la garganta. Se
sabe de casos de ojos cortados o patillas mal rasuradas por uno de estos
ataques.
El año pasado, el congreso
emitió una ley que puede llevar de 4 a 5 años de encarcelamiento a cualquier
cuchillo que sea sorprendido intentando cortar a su dueño, peor aún, si el
cuchillo en cuestión ha actuado de forma tajante, y en efecto, ha logrado
cortar a su pobre dueño, se le podría enjuiciar inmediatamente y llevarle a que
se le remueva el mango, y se le someta a pasar el resto de sus días en un cajón
de máxima seguridad.
Se supo el caso de un
individuo que atacó a un cuchillo pues sospechaba de cierta premeditación para
ser él mismo atacado (la alevosía y la ventaja no estaban en cuestión), el
hombre arremetió contra el utensilio de cocina y sostuvieron una épica pelea
ante la mirada atónita de los demás artefactos espectadores. El juez decidió
que el cuchillo ni tenía ningún tipo de plan y fue puesto en libertad
condicional, se le vió por última vez en un restaurante de lujo, cortando
postres a discreción. En cuanto al sujeto que lo atacó, se sabe es el autor de
una serie de libros que intentan alertar a la humanidad sobre una posible
rebelión de los afilados.
La mayoría de los cuchillos
siguen viviendo en paz, en sus cajones o en esos artilugios que les permiten
acomodarse boca abajo y con el mango listo para ser usados, paraditos,
limpiecitos, filositos, pero resbalosos, y combinados con agua y trastes
sucios, un peligro potencial para los pobres e inocentes dedos, sobre todo, si
se usa jabón o algún tipo de gel para lavar.
Se sabe que el gobierno
estudia la posibilidad de retirar del mercado cualquier tipo de cuchillos de
acero, y reemplazarlos por esos nuevos cuchillos láser de los que tanto se
habla, que al mínimo contacto con la piel humana, se desactivan sin causar daño
alguno, lo malo, ha sido que las pruebas realizadas en políticos, gobernantes y
policías judiciales, dieron por resultado que la piel y sangre frías, no
lograban desactivar el cuchillo láser, y se ha tenido que retirar a los
desmembrados y mancos de sus empleos y trabajos oficiales, esto presenta un
grave problema, pues tanto el sindicato de gobernantes corruptos, como el
sindicato de cuchillos, se han puesto de acuerdo para mantenerlos en función,
en el mercado, y en nuestros cajones.
La polémica seguirá ocupando
las primeras planas, se teme mucho de una huelga de cuchillos, y sabemos el
caos que esto causaría en nuestra sociedad, sin embargo, el plantón y huelga de
hambre de los escritores, poetas, fotógrafos y asesinos a sueldo, que han sido
cortados en algún dedo, por alguno que otro cuchillo, sigue en pie fuera del
palacio de gobierno, y no se ve una pronta solución, los afectados piden el
destierro de los filosos atacantes, pero el gobierno, oídos sordos, dice que
simplemente hay que tener cuidado, y cada vez que lavemos los trastes,
prestarle menos atención al peligro de rebanarse un cartílago, y llevar las
cosas en paz con aquellos que ponen pedazos de carne en nuestra boca.
(la fuerza de la peqeña babau es lo qe necesitaba)
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