sábado, octubre 3

De Ayer y de Hoy

Amaneció nublado otra vez. Y es que hay días así, que según tu ánimo, la ciudad despierta en el mismo tono influenciada por ti. Por eso hay tantos días con sol, por eso hay tantos árboles verdes y tantas flores de colores. Por eso hoy está nublado, casi a punto de llover (llorar)… por que allá, no tan lejos, despiertas al hoy nublada de los ojos, con la frente blanca y las manos coloreando tu mundo, con un prisma danzante tendrás que disfrazarte de alegorías para regalar sonrisas que no sientes, no hoy, pero igual, abrazarás humanos, y dirás: gracias; cada que alguien te diga: feliz cumpleaños.
Muy de vez en cuando, saltando de planeta en planeta, uno llega a toparse con seres como tú, y entonces, viajero terco, decido detenerme un rato para entenderte más (o al menos tratar de hacerlo), y acabar varado en tierras de sol, con un viento que le hace daño el frío y que se enamora de virtualidades, con ojos grandes mira la pantalla y se ríe y con los pies descalzos dibuja el utópico camino a seguir.
¿Hay que dar gracias al viento por detenerse de vez en cuando, y ser solo brisa tenue y sonrisas eternas? No lo sé, no creo que haya forma de agradecerlo, más que bañarse en él, y aprovechar cada roce de sus alas, antes que la mañana nos sorprenda, y la primer luz del sol nos convierta en gota de rocío, indefensa, cayendo, queriendo ser viento otra vez.

Feliz cumpleaños señorita, todo lo que hay que decir, se nos ha escurrido de los labios en medio de caminos, tu música, tu prisma, tus pies en el sillón, tu risa y mis manos regalando letras, no hay forma de pagar las tardes, las noches, los sueños, y sobre todo, el vínculo, indescriptible, que nos lleva, siempre, de regreso, a compartir soledades.
-Una vez dijiste:
El regreso a casa fue triste. No sabíamos que hacer, los planes se nos fueron cuando el policía paro el coche para quitarnos dinero. Atrás la luz dormida. Los arboles nos saludaban entrando a nuestra ciudad. El viaje, casi sin palabras y aún así lo disfrutamos, pues la música disfraza nuestros silencios: ¿qué más da el silencio, la música, si nuestras soledades se siguen acompañando?
Gracias por dejarme ir a tu lado y perdonar a este pobre ingrato que ya se esta poniendo al día.
Gracias a ti.

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