miércoles, julio 1

Vuelve pronto y se fue con las flores

Todavía me azotan esos nervios, todavía me dan ganas de gritar y lanzarme por la ventana al primer asomo del sol sobre mis ojos. La manía de despertarme buscando luna en la ventana, no hay, no ha habido, ni habrá, los aullidos son para las nubes que juegan a dibujarse un mundo debajo, donde alguien nos revuelve con el dedo y aturdidos, nos ponemos de pie y nos vamos a trabajar. Varios meses después me detuve en la puerta un momento a considerarme afortunado, lo hice, como siempre, en la puerta por la que imagino que has pasado muchas veces y que también tiene ya la mañana de preguntar por ti, la habitación a oscuras, un lápiz impreciso que ahoga sus bostezos mientras se bebe una cerveza, es mañana, lo que tanto me soñaba ayer, por fin, ha salido en el periódico que la venta de vidas en el mercado ha bajado considerablemente, suerte que no vendí la mía, y la tuve, aquí guardada, para ponerla (aunque ya no importe) a tus pies, mi querida Luna...

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