viernes, febrero 28

Oooh lovely death…

Muy de mañana, salí a la calle a buscar poemas asesinados, y a trazar con gis azul su silueta; pero la sangre no siempre permite delinear como se debe, así que vine y me senté en la montaña a esperar que pasaras por aquí; segundos como días y minutos como eternidades vinieron, se posaron, se volvieron orugas y decidieron emigrar al sur, y en una larga fila dorada mis pensamientos se largaron a hacerse nudo a otro lado, yo me quedé viendo el día pasar y amortiguando mis ganas de hacer volar con pensamientos precarios acerca de vivir en el mar. Me quedo sin ti, me voy a vagar mientras la noche se traga a esta tarde marrón, nadie ha venido a asomarse a esta celda, quizá sea hora de cerrar los ojos y dejar de pensar en ti; si, claro, como si eso fuera fácil, aunque quizá logre dejar de esperarte muerte, quizá al menos logre desenmarañarme de estas ganas y pueda dormir sin despertar como cada día, un poquito más cerca de ti.

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