jueves, febrero 6

Corazón roto con buen final

Quizá fue demasiado tarde. Aquel torpe corazón estalló en mil pedazos escalera abajo, rodaba y era menos a cada grito que se le escapaba y a cada golpeteo con el barro viejo los brillos eran un poco más. La casa se alumbró toda cuando el corazón al fin dejó de ser de color rojo. Tintineaba entre un verde y un naranja que desconcertó por completo a las paredes cafés. Todos en la estancia voltearon al suelo buscando rastro del corazón, pero este era luz y aullaba a la Luna convertido en una esquirla de diamante en bruto. Salió por la ventana sin que nadie lo viera y se escabulló directo a la espalda de la noche. Fue recibido con fanfarrias y dio un concierto en aquel viejo mirador. Un corazón roto que pensó que quizá era demasiado tarde, pero cuando amaneció y se halló rojo de nuevo y ardiente otra vez, se puso un caramelo en la solapa y salió a caminar al ritmo de un eterno rock & roll.

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