jueves, agosto 15

Conteo... (II)


4.
Hey, ¿te acompaño? Prometo quedar en silencio a tu lado hipnotizado de ti, mirándote, para siempre. ¿Qué dices? ¿Te secuestro? ¿Nos hundimos de tarde en algún sillón? Mira que si dices que si, salgo corriendo a hablar con los trajes que dirigen esa oficina tuya, a explicarles que te robo, que te llevo lejos, a cualquier lugar.
5.
Ya sabes, sin palabras, así como tu voz atrapada y amordazada.
A la luz de unos labios color cereza, se derriten mis sueños, mis ganas, mis imposibles alas delirantes de volar sobre ti. Gloriosos todos los días, sin duda: existes.
6.
Los silencios siempre vienen de la mano de los ruidos, aunque hay teorías que sostienen que sus divorcios suelen ser específicamente alarmantes, sobre todo, cuando los ruidos les urge el silencio y cuando los silencios ansían un ruidito que les dé comezón. Por eso, cuando hay ruido en la cabeza, es difícil atraer un silencio, es más fácil quedarse callado, que el ruido crea que no hay nadie en casa, y así, triste, se escurra por la ventana hasta que tú lo vuelvas a buscar. Ese papel de resultados que esperan, sea cual sea el veredicto, nunca será un veredicto final. Ahora entiendo el alboroto que significa pensarte cuando camino por el bosque de tu luz.

Te extraño Luna...

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