lunes, abril 23

Maracumango


Es cierto, fue un largo fin de semana, ¿no lo son todos?

Para que contar las desventajas de encerrarse un día entero en mi cuarto, tuve la fabulosa idea que el insoportable calor me haría perder algunos kilos en mi encierro, más bien me hizo casi perder la razón, el calor, la falta de agua en el mundo y el insoportable cosquilleo de la invasión de hormigas a mi escritorio, nada las ha podido matar, y es cierto que las cosas pequeñas, cuando se juntan, pueden matar, son de esas hormigas tan pequeñas que apenas si se ven (¿las imagino?), y de repente escalan el mouse en pequeñas unidades bélicas de 3, 5 y hasta 10 (ayer conté 9, pero debo exagerar por el bien del relato), y cuando empiezan el ataque a través de mi brazo, y son lo suficientemente astutas para no hacerse notar, y aterrizar de pronto por mi cuello, o mi espalda, debajo del polo y el sudor, maldita sea, me hace falta esa mano en la espalda, o alas para poderlas tirar de ahí.

OK, esta semana me he dado a la tarea de actualizar el blog, tengo algunos escritos nuevos y valdría la pena subirlos, al menos eso creo yo. La idea de esta bitácora es que iré subiendo tanto absurdo se me ocurra, como escritos nuevos nazcan, y también, cada escrito lo iré etiquetando a la sección correspondiente dentro de la página, para que estén organizadillos, a ver qué tal.

Ya me voy, es lunes, poco trabajo, mucho calor, y estoy muy aburrido, demasiado quizá, y con ideas bastante extrañas rondando la mente.

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