Se ha ido la fe. Le parecía
al escarabajo que miraba de lejos como el camión marchaba a un olvido donde no
se le incluía a él. El mundo es cada día más pequeño y resulta que ya nadie
habla conmigo, - pensaba – y en el espejo lo acosaba una imagen de si tirado en
la cama y muerto de desgano, con mil caminos afuera para devorar, para salirse
con la suya y pintarse de mil colores las patas. Se ha ido la luna. Le parecía
al escarabajo que caminó despacio rumbo al sur, siguiendo con la mirada una formación en V de patos salvajes que le hablaban de libertad. Algún día, - pensaba – algún
día la luna regresará mi fe.
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