martes, diciembre 24

Nochebuena otra vez

Quizá no como quisiera, pero soy un tipo bastante afortunado. Pensaba escribir mil cuartillas acerca de la desdicha de mi vida que es hoy, pero en realidad, cuando miro hacia dentro, el desamor juega al resorte con las ganas y hay una extraña algarabía como presagio de alguna tormenta de luz. No soy totalmente feliz, pero no me he muerto aún. Extraño mucho la sensación de un beso, pero me reconforto con abrazos de tanta gente que sigue cerca de mí. Que si soy cursi, que si soy ñoño, que si lo pienso y no lo digo, que si mi vida es una autocompasión sin fin; todo eso vive en el cesto de la basura al final del día, al final del año, y lo que cuenta es seguir aquí, caminando por las calles, tarareando canciones, escribiendo mentalmente, usurpándole la vida al destino y tomando represalias contra las mil sonrisas muertas que viven en mí. Sigo aquí, de pie, con ganas de mar, con ganas de viento, con ganas de tus lindas y blancas manos dentro de las mías cobijándose del frío. Sigo viéndome al espejo y sigo atreviéndome a mirar de frente a la desdicha de despertar todos los días con un corazón roto, y como me enseñara mi padre, con aguja fina y un sedoso hilo rojo, empezarlo poco a poco a remendar.


Dejo tantos abrazos como hagan falta para las luces y ojos que pasen por acá. Esto de dibujar letras sigue siendo un placer. Nochebuena, noche de paz.

(como adoraba tus lunares)

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