¡Ah que tantas ganas de ponerse
triste!
Pero las épocas son así, los recuerdos son pequeños vidrios que de repente se
mueven debajo de la piel y cortan donde no deberían, y en el momento menos
propicio; pero el ruido de la gente haciendo mil compras no es suficiente para
callar los nervios del mañana incierto, siempre incierto, con el amor dolido y
el cupido perdido en alguna callecilla de la ciudad, perdido y buscando
nombres, dando en el blanco equivocado, atontando a quienes no debiera.
Extraño ser tonto enamorado, extraño caminar y besar y oler y agarrar y morder
y reír, extraño abrazar.
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