Creo que siguen durando lo mismo. Las noches, digo. Aunque por momentos se me hacen tan eternas como el rato en que la jeringa del dentista se encaja y se retuerce en la encía con el vano intento de adormecerla; pero igual duele, igual se siente el manto frío de esta luna que camina despacito, siguiendo a la ciudad. Creo que se me han ido los días muy lentos y al mismo tiempo, tan rápido que no los he alcanzado a contar, de repente, como ahora, escribo sin una idea fija ni rumbo determinado, y me doy cuenta que trastabilleo entre historias que quisiera contar pero que se siguen dando tan fuertes que los guiones del mundo no alcanzarían para desglosarlas. En el índice, asomas tú andando descalza con ese vestido nuevo, modelando, dando la vuelta, y solo así es que callo los minutos, con tu imagen colgándose de mis ojos, imaginando al perrogato panzón roncando y cambiando de posición cuando no lo miras, es de noche y todos nos queremos ir a morir, para vivir mañana, cuando venga tu voz, a decirme que falta menos, para verte llegar.
viernes, junio 20
martes, junio 17
Brincoteando
Robustas panzas, que luego duelen, pican por dentro mil ejércitos de hormigas rojas, danzando, brincoteando como sin querer, pero se aferran a su ejercicio para causar furor en el mundo de afuera, de ahí a tu vientre, y yo que me abrazo como si fuera la vida, a ti, reposo las manos en tu cielo, y guardo silencio para que regrese la paz, menos frío, más calor de ese que cura, ¿te unto la luna amor?, ¿dime que hago para no saberte llorando?, así se me ocurren mil cosas, hasta meternos desnudos en el mar y hacerte el amor al ritmo de un jazz, que nos despierte, nos llueva ensueños. Robustas panzas, que luego duelen, y yo tan lejos, estirándome para llegar.
miércoles, junio 11
Caminante
Fiel a la costumbre de las tardes por enredarme en su vaivén, concluyo que el más perverso sueño que pudo haber tenido el diablo, fue el subirse sobre mi cama disfrazado de viento para robarme el aliento una última vez. ¿Ahora qué hago?, si al curso aquel para nadar en arenas movedizas decidí no asistir para quedarme a coquetear con la luna (los refinados dirían otra cosa), quienquiera que sea, en un arrebato y con todos los gemidos del mundo juró que me amaba justo antes de estallar en mil pedazos de plata por todo mi cielo, mi cuello y quien sabe que tantas historias notoriamente absurdas más. No es que fuera yo, tan ausente de donde debería estar, estando contigo y conmigo mientras nos deletreábamos los besos que tanto me dices que te hacen falta, y yo que soy ciego amor, animal de esos extraños que llegan a confundir con quimeras, pero no soy tan solo el mismo que no aprende a cambiar o a deleitarse con tener un mar a mi merced justo en medio de tus piernas luego de salir de bañarme, como siempre, huyendo de los jodidos mosquitos que acechan detrás de todo este enjambre de dudas y derrotas. De momento soy una de las hormigas en el cuento aquel soñando con su eterna armadura, disfrazándome de todo lo que sea menos de mi para no volver a estar una tarde con la cabeza dando vueltas en el techo, abaratando las últimas letras de las que creo que seré capaz antes de darle vuelta a la hoja, y es que, ¿sabes?, esta es una de esas historias en que nadie perdió el control ni nadie lo tuvo, por consecuencia, nuestro libreto es el perfecto escondite para cualquier tipo de maraña emocional antes de alzar los pies al espacio y dejarnos caer para no flotar tan tranquilamente como alguien, aquellos que miran, leen, escuchan, podrían haberlo creído. Todo se resume en que aquí ya no hay lugar para párrafos, si acaso acentos y deshuesadas eñes que brinquen diciéndonos adiós, sobre todo a mi, que he desarrollado el pretexto ideal para camuflajearme en lo que alguna vez fui, que tan bien funcionaba sin darle espacio a ciertas lágrimas, historias, confusiones o indagaciones sobre la piel del alebrije en turno, la dama a la vuelta de la esquina descalza y satisfecha por el nunca jamás que le habían tatuado en la espalda, las alas guardadas son mías y de momento, solo me queda recordar el final de aquel cuento donde un hombre se enfila al propio acantilado de sus sueños y coincide con sus manías que es lo mejor que podría llegar a hacer. De vuelta a casa, de vuelta al hogar, se dice mientras da un paso más hacia sus abismos inventados, suicida, tanto que come sueños para el camino caída abajo, y se llama incertidumbre, todo lo que hubo o habrá, si es que vuelven, si es que vuelvo, si es que vuelves, si es que volvemos a despertar al murmullo de un día de ayer.
jueves, junio 5
Alebrijes en la cabeza
Todo empezó como siempre, mirando alrededor, nomás para asegurarme que iba despacio, y que el mundo se iba con la finta de que todo le daba vueltas yo; en la cabeza, los alebrijes de siempre dando vuelta y contando los mismos cuentos de siempre para dormir, para que la noche se convierta en estrella de mar y vuelva a rezarle fervorosa al segundo que cuelga de mi fe, con el hilillo mágico que mis ojos idearon para estar atento al tiempo, a la añoranza de ver al mar volver, en sueños ridículos, donde el mundo no está de cabeza y donde amaneces pensando en mí, con tus manos hechos nudos con mis manos, atados al cierzo que nos comemos en copitas de plástico, por calles empedradas, por la orillita donde mi cordura ansía que le presten la llave y escaparse, a donde pueda ser libre y ya no volverse loca pensando en mí, sin ti.
viernes, mayo 30
Cualquier día
Cualquier día de estos caeré espalda al suelo, muerto, con el corazón hecho pedacitos, pedacitos azules que, alegres, saltarán lejos de mi tristeza para irse a vivir a algún parque, hacerse un tatuaje, bailar chachachá y aprender a manejar motocicletas. Mis manos se arrancarán a rasguños de mi cuerpo para irse a escalar por la calle, apretar manos y pondrán alguna tienda de masajes de pies. Mis ojos, arrastrando un par de sueños, viajarán en primera clase para recorrer el mundo, las pirámides primero y luego los museos de Europa, quizá, con la vaga idea de hacerse bizcos de tanto andar juntos y viendo para todos lados, ya viejos, se irán a Cusco para construirse una pequeña choza en Machupichu, y vivir ahí hasta que se les acabe la luz. Me preocupan mis pies, ¿A dónde irán?, a alguna playa me temo, a dormir frescos a orilla del mar, sintiendo las olas y la arena, caminando de madrugada, andando, corriendo sin cansancio. De mi boca no sé, le deseo huya a algún país donde besarse sea como respirar, donde sea esclava de una princesa que la quiera solo para ella, y que le enseñe de lenguas y mordidas en ese labio sabor a mandarina, y bese más de lo que juntos podríamos llegar a besar. Lo demás de mi quedará tendido, sin sed, sin ojos, sin manos, sin pies y sin corazón, nomás sintiendo el sol o el frío, hasta que alguien pase y me eche en un costal, o me haga a un lado, para que no estorbe a la gente al caminar, a lo mejor un día, si se aburren, los ojos regresen, y si se cansan, los pies caminen para acá, y si se cansa, la boca venga a reclamar su lugar, y si se entumen, las manos busquen refugio en lo que quede de mis brazos.
¿No sería curioso? Que incluso los pedacitos de corazón regresaran un día, tatuados, más bailados y más rudos de tanto vivir, y agarren forma en mi pecho, se acurruquen, y con un estornudo fuerte despierten este cuerpo, latiendo, pumpum, pumpum, luego, con un escalofrío me regrese la vida, las ganas, y de repente, sea una figura en la calle que se levanta, como quien acaba de nacer, y quiere irse a navegar.
martes, mayo 27
Sueños
Viendo por la ventana, pensando en tu cara y en tu pelo cuando se ríe y me pide un abrazo eterno, amigos, amantes, hermanos, desconocidos en un camión al infinito, campesinos del mundo, esclavos del todo, buscadores de mundos perdidos, que se yo, lo que sea que seamos, lo que sea que somos y lo que sea que seremos siempre, siempre te amaré.
Me estaba imaginando volar en un dragón con ojos grises y piel color aceituna, volando a través de ventanas que conectan mundos, que conectan ideas y reviven recuerdos de amigos, de hermanos que viven por siempre y que nos visitan cada vez que la luna abre sus puertas y nos baña con su frío, con su fría capa de belleza, como la tuya.
De repente envidio tanto al viento, lo envidio tanto cuando te toca y te hace sentir viva otra vez, cuando roza tus labios y estremece tu cuerpo, cuando te acaricia el pelo y te llena de brillo, lo envidio cuando cada vez que se le antoja te hace suya, te lleva de la mano y te hace libre, lo envidio por estar siempre a tu lado, por verte siempre y por amarte casi igual que yo, Diosa que camina en el viento, mujer amante, sueño eterno.
Pero aquí, volando, soltando carcajadas en el espacio, dando vuelta a las estrellas, escondiendo sueños en planetas azules, jugando a aventar ilusiones lejos y a tratar de alcanzarlas gateando, jugando a ser hechiceros, jugando a ser pedacitos de carbón tirados en la arena, jugando a la vida eterna, aquí, no todo parece ser de piedra, no todo parece ser etéreo, y sin embargo los ríos se abren a tu paso, sin embargo los huracanes callan al oír tu voz, y sin duda los Dioses ocultos se asoman al ver tu paso, desnuda, entre el rocío de los bosques de las Hadas.
Solo quiero seguir caminando sobre este cielo plateado, solo quiero tomar tu mano por siempre, así, y mientras tu construyes y vives mas de mis sueños, yo sigo soñando en ti, sigo pensando, imaginando, creyendo, que alguna vez seré libre en ti, que alguna vez volaré en tu mente, que alguna vez seré.
Qué curioso, soñé que me soñabas... y ya no pude despertar.
lunes, mayo 12
Lugar de tiempo que se escurre
Hay días completamente inestables. Inestables digo, en el sentido en que las voces en mi cabeza parafrasean a las que ya se han ido e insisten en tomar un cierto sentido de orden para convertir los días en un caos absoluto. Caos digo, en el sentido de brincotearse ideas y arrojar conjeturas a los abismos mientras yo trato defender la poca ganada cordura a través de los años. Son ciertas las suposiciones que hacen aquellos que me gritan desde adentro en que todo esto se ha puesto muy brillante, ¿les recuerda las paredes de un hospital no?, bueno, a mí no tanto. Es tan solo un gran pasillo, faltan las colchonetas, los techos amurallados para evitar la fuga de pensamientos, los doctores con batas tristes, las batas con doctores muertos, las enfermeras con risa falsa, y todo aquello que convierte al circo en un fenómeno extrañamente familiar, sin los payasos, claro. Total que hay días así que vienen y así como vienen no se van, se quedan, estáticos y mordiendo la yugular, si tú y yo nos ponemos de acuerdo en pintar de rebelión esta orgía torpe de letras, entonces que hará el otro cuando retome conciencia e intente restablecer su llamado orden dentro de este mundillo. Esas serían tonterías. Tan bien que se respira estos días por acá.
martes, mayo 6
Quiero
Son las cinco de la mañana
estoy en estas cuatro paredes, de nuevo,
aquí lo único que importa es la lluvia que arde
como solo puede hacerlo en los poemas.
Alguien debe devolverte el hambre, mi amor,
para ver de nuevo tus manos hermosas
ensuciándose con el barro de la ciudad.
Te imagino durmiendo,
así como lo haces, boca abajo, inquieta
y casi despierta.
Adivino los caballos que corren bajo por tus parpados
no sé si llegan a algún sitio
o solo corren por no huir,
acaso hay diferencia.
Imagino tu voz de costa a gota
preguntándome en voz alta
-“No”- me respondes
y sonríes,
y sigues corriendo
y me miras y sigues corriendo.
Ojala nadie te dome, mi vida,
ojalá nadie lo haga nunca
y si lo intenta,
recuerda que el paisaje esta en tus ojos.
Quiero preguntarte adónde vas
cuál es ese lugar
que nadie excepto tú alcanza,
ese sitio que te habita y al que acudes
cuando dejas de comprender el tiempo.
Siento que te espera allí tanta nostalgia,
que te ruego que lo cuides
que guardes la llave
que abre tu pecho
en un sitio que nadie conozca
y nunca, nunca dejes que nadie te prohíba escucharte,
es importante que existas en más de un sitio a la vez.
Hay ruidos que habitan con nosotros
que se hacen hueco en el silencio,
ruidos a los que nos acostumbramos y dejamos de escuchar
quiero pisar la lluvia con mis zapatos y decirte
que una huella no es más que el camino de vuelta a casa,
quiero pisarla con tus botas de invierno
llenar mi asfalto con tu verde,
convertir todas las carreteras en sitios
donde tu otro yo y mi otro tú
se encuentren y se reconozcan.
estoy en estas cuatro paredes, de nuevo,
aquí lo único que importa es la lluvia que arde
como solo puede hacerlo en los poemas.
Alguien debe devolverte el hambre, mi amor,
para ver de nuevo tus manos hermosas
ensuciándose con el barro de la ciudad.
Te imagino durmiendo,
así como lo haces, boca abajo, inquieta
y casi despierta.
Adivino los caballos que corren bajo por tus parpados
no sé si llegan a algún sitio
o solo corren por no huir,
acaso hay diferencia.
Imagino tu voz de costa a gota
preguntándome en voz alta
-“No”- me respondes
y sonríes,
y sigues corriendo
y me miras y sigues corriendo.
Ojala nadie te dome, mi vida,
ojalá nadie lo haga nunca
y si lo intenta,
recuerda que el paisaje esta en tus ojos.
Quiero preguntarte adónde vas
cuál es ese lugar
que nadie excepto tú alcanza,
ese sitio que te habita y al que acudes
cuando dejas de comprender el tiempo.
Siento que te espera allí tanta nostalgia,
que te ruego que lo cuides
que guardes la llave
que abre tu pecho
en un sitio que nadie conozca
y nunca, nunca dejes que nadie te prohíba escucharte,
es importante que existas en más de un sitio a la vez.
Hay ruidos que habitan con nosotros
que se hacen hueco en el silencio,
ruidos a los que nos acostumbramos y dejamos de escuchar
quiero pisar la lluvia con mis zapatos y decirte
que una huella no es más que el camino de vuelta a casa,
quiero pisarla con tus botas de invierno
llenar mi asfalto con tu verde,
convertir todas las carreteras en sitios
donde tu otro yo y mi otro tú
se encuentren y se reconozcan.
jueves, mayo 1
Alebrijes en la cabeza
Todo empezó como siempre, mirando alrededor, nomás para asegurarme que iba despacio, y que el mundo se iba con la finta de que todo le daba vueltas yo; en la cabeza, los alebrijes de siempre dando vuelta y contando los mismos cuentos de siempre para dormir, para que la noche se convierta en estrella de mar y vuelva a rezarle fervorosa al segundo que cuelga de mi fe, con el hilillo mágico que mis ojos idearon para estar atento al tiempo, a la añoranza de ver al mar volver, en sueños ridículos, donde el mundo no está de cabeza y donde amaneces pensando en mí, con tus manos hechos nudos con mis manos, atados al cierzo que nos comemos en copitas de plástico, por calles empedradas, por la orillita donde mi cordura ansía que le presten la llave y escaparse, a donde pueda ser libre y ya no volverse loca pensando en mí, sin ti.
lunes, abril 28
Confesión bajo una luna lejana
La soledad era el halo que me seguía aún en las noches de risas, aún en los besos, aún en la madrugada y mi manía de leer historias de terror escuchando el soundtrack de Amelie, la soledad era esa esquirla que a veces confundía con un brillo de luna, con un suspiro, con un amanecer imaginando sueños. La soledad era yo. Y que razón tenía la lluvia al colarse por mi ventana, mis nervios mirando aquel perfil de diosa, y eso que inmediatamente te taché de imposible, que más podía hacer, si igual me quedé callado ante tu luz, ¿te acuerdas?, estabas ahí con tu vestido blanco con estampados de flores, a mi merced, y sentía tu respirar, mi piel estremeciéndose por la amenaza constante de tu voz, y yo callado, sin nada que decir pero sintiendo un escalofrío que me calaba hasta los huesos, mientras escuchaba a la soledad largarse para acompañar a alguien más. Y hay días que me sigo preguntando si existes, si eres real, si no eres como la luna, un dibujo virtual en el cielo, y te beso y saboreo tu lengua entre la mía, y sabes a luz, y confieso que hay días que me da por soñarte despierto, por imaginarte traspapelada entre las hojas de mi rutina, y empiezo a contar al futuro, y al pasado dos años atrás, cuando cogí tu mano con mi mano derecha, y dije aún mirando a lontananza, ¿mejor ya me callo y te beso, verdad?.
sábado, abril 19
Esto es mi Rutina Normal...
Domingo, de tarde, casi noche, asomando a la ventana como quien espera a nadie, pero volteo a la esquina por donde vienen los coches, haciendo cara de “ya es tarde”, quizá no vaya a venir, así la gente que pasa voltea, ve mi actuación del día, y sigue con la cabeza sumida en su propia rutina, en su propio quizás...
Luego vuelvo a ver la foto que tengo siempre cerca, donde estamos tú y yo, la misma foto que día a día significa menos así a lo lejos y mucho así de cerca, encima de mis libros, parece que el marco de flores que hizo el viento le seca, nos quita la imagen, nos devuelve la vida, o al menos a ti, me basta verla para no pensar en ti, para volverme al espejo y verme igual que siempre, atravesado por miradas, por manías, por deseos que tiro al suelo a que se echen a perder.
Quiero hacerme creer que tengo las mismas ganas de escribir que hace un año, mentira, tengo más, pero me cuelgan menos letras, me crece mas pelo y menos saliva para inventarme viajes y fortunas, desequilibrios propios de mi encierro, locuras, disparates pintados de rojo, como alas de mariposa rodeada de luz, inalcanzable.
Por más fuerte que muerdo tu imagen en la almohada siempre se me pierde, siempre cae atrás de la cama y me despierto jalando un zapato que hace meses perdí, y que mañana volveré a aventar con odio, al fondo de todas las cosas que guardo ahí debajo, el polvo, mi alma, mis manos, mis pies, mis sueños.
jueves, abril 17
Principesa I
Había una vez un yo que suspiraba con tardes de lluvia y le gustaba ver principios de películas, solo el principio si, la única vez que aquel yo intentó un romántico final de película en la vida real, se halló corriendo solo bajo la lluvia de sus lágrimas, confundido con la noche y con una puerta (y un corazón) que se le habían cerrado para siempre; era, sin embargo, el final de la primera parte, el de la segunda fue peor. Había una vez un yo que le platicaba al gato sus tristezas, que renegaba de lo largo de un blues y que bailaba un vals con las losetas del baño cada que se dejaban acariciar por sus pies, y que muy de mañana, le soplaba a las nubes en la ventana para dibujarse la mañana ideal, aunque, casi siempre, el vidrio evitaba el contacto con seres de algodón. Había una vez un yo que un día se asomó a unas escaleras por donde una princesa caminaba con una sombrillita de colores, iba y venía y se sentaba a esperar, siempre a esperar y el mundo que era blanco y negro le robaba los colores, y a la princesa, le llovía debajo del paraguas, y al yo, los pies lo llevaban a asomarse por las escaleras y esperar, a ver, sin saber, que por ahí, pasaban aquellas alitas rotas que regaban luz por todas partes, hasta que un día, con una sonrisa, el yo se hizo ayer, y aparecí yo, vestido de hoy, aprendiendo que la vida si es a veces de color de rosa, sobre todo, cuando un pueblo quieto-quieto deja escapar a una princesa triste-triste, que se asoma a la ventana que ella dibujó, y con sus alas (aún rotas), abraza lo feo, lo tira lejos, y en su lugar, exige galletitas con leche, para volver, cualquier noche de estas, a estirar las manos y ponerse la sombrillita de lado, y curioso, que acá, desde entonces, haya dejado de arreciar el temporal.
lunes, abril 14
Desvariando
Cuando yo me muera cúlpese a todo el mundo, hágame el favor señor juez de armar un tremendo problema, póngase bravo y afile el colmillo, que todos salgan responsables. Embargue los bancos, las residencias que paguen y que no se hagan locos; señor juez que indemnicen a mi cadáver que le paguen horas extras a las lombrices, que nadie se escape, que a todos metan al calabozo o al paredón jodan a su madre pero que cada uno de los vivos se muera conmigo; usted mismo electrocútese o péguele un brinco en la hoguera, que mis padres vayan a juicio por dejarme morir, que a mi hermano le den 8mil años de cárcel por hacerles tanta falta, que se rompan todos los focos de esta ciudad, que se vacíen las cervezas en las coladeras, que un ejercito de ratas siga mi cortejo fúnebre y que en mi entierro también ellas se hundan, que el Papa se calle la boca, que me saquen los dos ojos y que en los agujeros metan los huevos de mi peor enemigo, que me ordenen una ultima merienda que me pongan la lengua de Fito en la boca.
Señor juez... señor juez o quien sea que quede vivo cuando yo me muera, muérase conmigo no sea cobarde. Señor juez o señor de la basura o barrendero o quien encuentre mi cuerpo, no me deje aquí, no pegue carrera y siéntese un ratito, sacúdame la tierra, le contare un cuento, un chiste o dormiría en la oficina si pudiera; se dio cuenta como la muerte lo hace humilde a uno, le baja los humos lo convierte en lobo, le arranca los dientes, por eso no se vaya, sino se muere el mundo no importa, es únicamente que de pronto me sentí muy solo.
jueves, abril 10
Todo
Y ya lo ves, la muerte, la desilusión de las estrellas.
Todo aquello que brillaba y fue, aun la noche y los mares, los foros con luces enormes y las barrancas llenas de recuerdos, aún, nuestros amores, las cosquillas y los refrescos enlatados, la discordia, la dicha, los enojos y las personas muertas de celos muertas en alguna banqueta, el odio, si, la buena suerte y los casinos llenos de enamorados, las habitaciones de hotel, los quisquillosos cadeneros en los bares, el sudor, las lagrimas y los sustos a la caída de la montaña rusa, y tú y yo, y nuestras manos y el primer beso, el frío de aquella noche, los primeros pasos de la mano por aquellos andenes donde se mueren tantas historias de amor, ahí donde sueña el mundo en su mejor esfuerzo por ser tan escandaloso, en medio de tantos palacios y escondidos en un parque donde sobraban ganas por irnos volando en algún colchón, y ya lo ves, la muerte, la desilusión de todos los soles cuando cerramos aquellas cortinas, el viejo chismoso de la recepción callado, dormitando, y tú y yo y nuestros primeros temblores, a la carta los antojos, mis ojos en tus ojos y todo el tiempo del mundo para el primer beso de amor. Y ahora ya no estas.
lunes, abril 7
Aflicción
Ansío demasiado lo que no tengo, burlo un poco a mi mente y doy un paso atrás, pero siempre despierto, con las manos vacías, envidiando, anhelando, aún sintiendo, y maldigo a los sueños cuando se repiten, le tapo la vida a los bostezos, pero la piel me sigue temblando, los ojos siguen llorando, las piernas dobladas, y los besos que se quedan en el sueño, irreales, atrapados, y yo que despierto ansiando lo que no tengo, lo que tuve en un sueño, luego me pongo los zapatos y pienso que no debería ansiar de más, pero paso la lengua por los labios y todavía saben a su boca, y todavía siento su mano en mi cara, no me queda otra, envidio al sujeto del sueño, al que soy yo, pero en otro mundo, donde besos y abrazos son cosas sencillas, y no letras regadas en una bitácora, que no existen, que no son.
viernes, abril 4
Empezando
Es que hay días como este que no se terminan ni luego de decirnos adiós. Me he quedado con la mirada fija, a este infinito virtual donde se incendian mis torpes neuronas, y no hay nada capaz de bajar el telón para empezar el camino hacia fuera del teatro. Demasiada lluvia desde las compuertas abiertas del corazón. Pero tiene telarañas viejas, debe resistir, debe aguantar los embates y llevarse la medalla de oro al final del maratón, hay que lavarse los años, los dientes y debajo del ombligo para no perderse nomás en el tiempo, quien quita y así, el pecho se eleve tanto como una plegaria en el desierto, en el oasis donde las letras descansan en hamacas de paz, jugando a la papa caliente para no perder la cordura. Y es que hay días como este que no se terminan ni luego de morirse el sol.
domingo, marzo 30
Aun mas
No quiero que se me vaya el día sin dibujarte un millón de besos en el cielo, ¿has notado que el viaje nos parece aún eterno? Y apenas son seis años luz redescubriendo el universo, haciéndonos pasar por cosmonautas sin conocimientos previos de tecnología espacial, y que más da, si puedo estar meses perdido en el espacio entre tus manos y esa sonrisa, esa cordillera de sensaciones donde a veces sueño que caigo, y despierto con la sonrisa de idiota (la misma de siempre) creyendo que en cualquier momento una señorita me gritará desde una esquina del escenario: ¡despierta baboso!, solo fue una broma para el show, y con aspavientos, aullando: ¡que pase la realidaaaaad!, y de la boca negra de aquella puerta, solo salga caminando un día normal, un día sin ti. Pero ya te digo, no quiero que se me vaya el cielo sin alzar la vista a tus ojos y rezar, por más días de nosotros, sillones con películas y salas de cine vacías para besarnos.
jueves, marzo 27
Perdido
Sabes he intentado arrancarte de mí pero no puedo,
quise olvidarte pero es muy difícil,
ya que estas muy presente el día de hoy,
cierro los ojos y pienso en ti
todo me recuerda a ti.
No dejo de pensar en todas las cosas maravillosas
que pudimos pasar juntos,
pero también no dejo de pensar
si tan solo por algún momento sentiste
por lo menos la mitad de lo que yo siento por ti,
esa terrible sensación que surge cada vez que te vas.
Es tan tarde y van demasiados días sin dormir
y no me atrevo a buscarte por miedo
porque no sé cómo vas a reaccionar
o tal vez por tu simple indiferencia,
perdido,
yo solo quiero que sepas que hay alguien
que te quiere con todo su corazón
y lo único que quiere es que tú seas feliz,
aunque no vuelvas a mi puerta.
Atte. El enamorado de siempre y lo mucho que te extraña.
quise olvidarte pero es muy difícil,
ya que estas muy presente el día de hoy,
cierro los ojos y pienso en ti
todo me recuerda a ti.
No dejo de pensar en todas las cosas maravillosas
que pudimos pasar juntos,
pero también no dejo de pensar
si tan solo por algún momento sentiste
por lo menos la mitad de lo que yo siento por ti,
esa terrible sensación que surge cada vez que te vas.
Es tan tarde y van demasiados días sin dormir
y no me atrevo a buscarte por miedo
porque no sé cómo vas a reaccionar
o tal vez por tu simple indiferencia,
perdido,
yo solo quiero que sepas que hay alguien
que te quiere con todo su corazón
y lo único que quiere es que tú seas feliz,
aunque no vuelvas a mi puerta.
Atte. El enamorado de siempre y lo mucho que te extraña.
lunes, marzo 24
Real
Esto de cruzar los brazos, mirar al frente y suspirar frente a un pálido monitor, no es cuestión de todos los días. Pero de unas lunas para acá, tú estás del otro lado de la ventanita que parpadea, y hay momentos, como ahora, que alcanzo a sentir tus dedos enredándose a los míos, siento lo tibio de tus labios caminando por mi cuello y comparto el ardor que sientes en el pecho porqué de pronto tengo que decir tu nombre en voz alta para dejarte de extrañar. El estómago sigue un poco ocupado de tantas espirales de caricias que lo vuelven huracán, y yo, de brazos cruzados y manos temblorosas, cierro los ojos otra vez y me desayuno la mañana, para que el tiempo se vaya rápido y no sean estas ganas las que tenga encima de mi, sino tu rostro, mirándome, diciéndome: ya ves amor, te dije que era real....
viernes, marzo 21
Soy
Soy un par de ojos cansados de extrañar lo que ya no miran, de extrañar un segundo y un vistazo al alma de otro par de ojos menos irritados, menos azorados por su encuentro furtivo y más ansiosos que ayer de escaparse a las montañas para robarse el aliento mutuamente. Soy un par de alas rotas alzando el vuelo mientras el acantilado se vuelve más mar, más olas y más rocas acercándose rápido, hiriendo al viento pujando y entonando cancioncitas sabor pasto y color de besos detrás de las orejas.
Soy un par de ojos cerrados y un par de alas rotas, los ojos vuelan, y las alas miran mejores horizontes un poquito más allá del astuto mar.
miércoles, marzo 19
Pintemos manzanas
Es siempre una experiencia traumática, causarse a uno mismo semejante daño, rajarse la mano por culpa de un cuchillo resbaloso es cuestión de todos los días, a cualquier momento, y podría ocurrir incluso cuando menos lo esperemos, porque hay cuchillos bastante vivos que saltan de repente en los cajones, entonces, lo abres, y el cuchillo, que llevaba media hora pegado a la base, con los ojos entreabiertos y las manos listas, salta fuerte y con un buen impulso puede llegar hasta la garganta. Se sabe de casos de ojos cortados o patillas mal rasuradas por uno de estos ataques.
El año pasado, el congreso emitió una ley que puede llevar de 4 a 5 años de encarcelamiento a cualquier cuchillo que sea sorprendido intentando cortar a su dueño, peor aún, si el cuchillo en cuestión ha actuado de forma tajante, y en efecto, ha logrado cortar a su pobre dueño, se le podría enjuiciar inmediatamente y llevarle a que se le remueva el mango, y se le someta a pasar el resto de sus días en un cajón de máxima seguridad.
Se supo el caso de un individuo que atacó a un cuchillo pues sospechaba de cierta premeditación para ser él mismo atacado (la alevosía y la ventaja no estaban en cuestión), el hombre arremetió contra el utensilio de cocina y sostuvieron una épica pelea ante la mirada atónita de los demás artefactos espectadores. El juez decidió que el cuchillo ni tenía ningún tipo de plan y fue puesto en libertad condicional, se le vió por última vez en un restaurante de lujo, cortando postres a discreción. En cuanto al sujeto que lo atacó, se sabe es el autor de una serie de libros que intentan alertar a la humanidad sobre una posible rebelión de los afilados.
La mayoría de los cuchillos siguen viviendo en paz, en sus cajones o en esos artilugios que les permiten acomodarse boca abajo y con el mango listo para ser usados, paraditos, limpiecitos, filositos, pero resbalosos, y combinados con agua y trastes sucios, un peligro potencial para los pobres e inocentes dedos, sobre todo, si se usa jabón o algún tipo de gel para lavar.
Se sabe que el gobierno estudia la posibilidad de retirar del mercado cualquier tipo de cuchillos de acero, y reemplazarlos por esos nuevos cuchillos láser de los que tanto se habla, que al mínimo contacto con la piel humana, se desactivan sin causar daño alguno, lo malo, ha sido que las pruebas realizadas en políticos, gobernantes y policías judiciales, dieron por resultado que la piel y sangre frías, no lograban desactivar el cuchillo láser, y se ha tenido que retirar a los desmembrados y mancos de sus empleos y trabajos oficiales, esto presenta un grave problema, pues tanto el sindicato de gobernantes corruptos, como el sindicato de cuchillos, se han puesto de acuerdo para mantenerlos en función, en el mercado, y en nuestros cajones.
La polémica seguirá ocupando las primeras planas, se teme mucho de una huelga de cuchillos, y sabemos el caos que esto causaría en nuestra sociedad, sin embargo, el plantón y huelga de hambre de los escritores, poetas, fotógrafos y asesinos a sueldo, que han sido cortados en algún dedo, por alguno que otro cuchillo, sigue en pie fuera del palacio de gobierno, y no se ve una pronta solución, los afectados piden el destierro de los filosos atacantes, pero el gobierno, oídos sordos, dice que simplemente hay que tener cuidado, y cada vez que lavemos los trastes, prestarle menos atención al peligro de rebanarse un cartílago, y llevar las cosas en paz con aquellos que ponen pedazos de carne en nuestra boca.
domingo, marzo 16
Serendipia
Nunca fuimos nada
pero hablábamos todos los días.
Nunca fuimos nada
pero nos contábamos todo.
Nunca fuimos nada
pero nos dábamos las buenas noches
y los buenos días todas las mañanas.
Nunca fuimos nada
pero me encantaba verte.
Nunca fuimos nada
pero nos dijimos "te quiero" con la mirada.
Nunca fuimos nada
pero eras todo lo que quería en mi vida.
pero hablábamos todos los días.
Nunca fuimos nada
pero nos contábamos todo.
Nunca fuimos nada
pero nos dábamos las buenas noches
y los buenos días todas las mañanas.
Nunca fuimos nada
pero me encantaba verte.
Nunca fuimos nada
pero nos dijimos "te quiero" con la mirada.
Nunca fuimos nada
pero eras todo lo que quería en mi vida.
sábado, marzo 15
Lunando
¿Por qué tanto silencio?
Simplemente a veces no sé que decir, ni como describir la sensación de tambores en el pecho, son nervios de algo que está a punto de pasar, como me pasa en otras ocasiones, casi siempre no es algo bueno, más tristezas y menos risas, seguro, casi siempre, cuando se avecinan alegrías, los tambores del pecho ya no saben reconocerlas, y sucede que se callan y esperan en silencio, a veces estallan en euforia pero yo no reconozco el aviso, sigo de largo, aunque el paquete de risas me hace señas, lo dejo pasar, y dando vuelta a la esquina, vuelvo a hallarme sintiendo esa extraña tristeza de los sábados por la mañana, regresando de lugares fríos y rostros lejanos, extraño soy, sin razón aparente, hasta que aparezca, y entonces mis huesos digan: ahh, con razón aquel temblor... ahh, con razón los tamborcitos, ahh, con razón la camisa blanca, mangas largas y cruzadas, los amarres, los gritos, los enfermeros, las pastillas de dos colores, ahh, con razón el cuarto de la ventanita, ahh, con razón no podemos salir de aquí.
me lees??
miércoles, marzo 12
A ratos, la noche, casi no me duele
Anoche supe que empezaba a ser tu ayer
y no te has dado cuenta todavía,
nunca llegué a saber lo que querías
pero como tú tampoco lo sabías,
nos quisimos hasta que llegó la razón,
a jodernos la fiesta.
Es casi media noche,
si me tocas es que sigo vivo
si me ves, no puedo estar muerto.
y no te has dado cuenta todavía,
nunca llegué a saber lo que querías
pero como tú tampoco lo sabías,
nos quisimos hasta que llegó la razón,
a jodernos la fiesta.
Es casi media noche,
si me tocas es que sigo vivo
si me ves, no puedo estar muerto.
lunes, marzo 10
Su lunes
No es tan justo para los lunes regalarles letras un tanto desquiciadas, aunque a fin de cuentas, un lunes por las calles de la ciudad, debajo de la luna, del smog, en una mañana de café y filosofía, sea por si misma una desquiciada rutina que ya quisiera tener para todos los días, aunque igual, siendo lunes, siempre me faltarías tú. Me estuve paseando con los ojos por esas calles marrones y extrañas, con la música en los oídos y tu nombre en la piel, y decidí venir en lunes a dejar las letras que me hacen falta, las que me formen un beso en la frente, un sueño en la espalda, un golpe en las piernas, una venida al cielo como mi despertar de aquella misma mañana, y así, rodando ciudad abajo, hasta las nubes de la mía, caerme despacio, sabiendo que ya no hay ojos por encima de mi, aunque quizá si pisándome los talones, que mas da, es una de esas semanas letrosas donde las manos deciden empezar a escribir solas esta y otras historias, una maraña más de letras, de brillos hechos palabras, de mis ganas, de mis pasos dibujados hoy, desde donde te extraño, desde donde miro el camino dejado atrás y extraño, también, los sueños que irían a borrarlo hacia adelante.
Sigo aquí extrañándote y no sé por qué...¿?
miércoles, marzo 5
Solo en su cabeza
Ayer se me ocurrió aparecerme afuera de tu casa, con maletas vacías, mis manos llenas de tu imagen y un beso antes que pudieras decir: hola; en el coche, una jirafa disfrazada de bombero, dicen que son buena compañía para un viaje, mi perro, tus peluches y un jarrón sin flores para guardar los poemas que te compre en el camino; yo iría vestido de mago, claro, y el pecho dibujado con colores como los que usas en tu pantalón, con líneas guía para aprendernos el camino a la huida de la memoria; en la cajuela, echamos los miedos de los dos, para visitarlos de vez en cuando y comerlos embarrados de maracuyá, para que sepan menos amargos, y griten menos cuando los aventemos a la orilla de la carretera; si, ya sé siempre soy abrupto y me aparezco cuando menos esperas en tu mente, me meto cuando besas y te preguntas por que carajo insisto en tocar tu puerta, en mirar tu vientre y en soñarte lejos, muy lejos, conmigo, y la jirafa contando mongochistes de borrachos atrás. Y sin embargo, ¿Qué dirías? Si se me ocurre aparecerme afuera de tu casa... con una flor en la mano, diciendo: Hola maracuyá, ¿Cómo estás?...
jueves, febrero 27
El Astronauta
No siempre lo que ves en los ojos de alguien es amor... a veces es solo el eco de lo que tu corazón desesperadamente quiere sentir. Imagina estar sentado frente alguien especial, observando cada detalle de su mirada, cada gesto, te aferras a creer que sus pequeñas acciones son pruebas de un amor que esperas, pero con el tiempo te das cuenta de que el amor que percibías, nunca estuvo realmente ahí... no en ellos al menos, sino en ti.
Cuantas veces confundimos nuestra expectativa con la realidad, no es debilidad sentir pero es importante diferenciar entre el amor que ofrecemos y el amor que recibimos. Si alguna ves inventaste un amor, no te castigues por ello, agradece que tu capacidad de amar es tan grande, que incluso llenó los vacíos de lo que otro no pueden darte.
martes, febrero 18
Historia de miradas
Querida Luna:
Te vi de madrugada. Apenas un momento, y te asomaste entera, hermosa y sin prejuicios, luchando a favor de este nadie que soy y rescatándome de una noche ajena. Yo me quedé temblando, aún lo estoy. Deslumbrado todavía, en los pasos que siguieron y dimos juntos, lo que antes entró por la mirada, suavemente se llegó a mi pecho por camino desconocido.
Te vi, y yo pensé que eso me bastaría, que tu imagen sería suficiente para tomar fuerza y regalarte el collar de besos que imaginé para tu cuello. Pero no, no fue suficiente. Necesito colgarte cien suspiros al oído y recorrer tus lunares con mis labios. Y necesito que mis manos se dibujen en tu cintura, que tu boca me diga lo que no me dirán tus palabras.
Ya nada basta. No basta con que sueñe que te tomo por la cintura, que te acerco a mí y que a tu cuello llega mi aliento. No basta con pensar que tu tormenta de cabello me estalla en la cara, ni que me piense y te piense conmigo. No basta imaginar que me tienes, que me enseñas a encontrarte, que te dibujas entre mis brazos, que tiemblas y me tiemblas. Consulté mapas que confirman que el tuyo es otro mundo. Ha sido inútil. Esta noche, por ejemplo, me bastó imaginar que desde lo lejos iba a poder verte, y de esta forma se desbordaran los propósitos y razones para enamorarte, para que el corazón y las ganas se desbocaran, y para que un cuello suspirado me robara todo el aliento.
Luna, yo sólo quería decirte que me gustas y que quería acercarme a ti. Pero acercarme como un hombre se acerca a una mujer que le gusta. Algo así como tomarte de la cintura y acercar tu pecho al mío, acercarme a tu cuello, decirte algo tierno y dulce al oído, llegar a tus labios con un beso, intuirte un sueño si mi abrazo te tomara prisionera la cintura, soñarte soñando conmigo. ¿Hago mal en pensarte, en buscarte para encontrarte como se encuentran un hombre y una mujer que se gustan? ¿Hago mal en decirlo o en hablarlo con silencios?.
Yo lo que quiero es encontrarte para invitarte a perderte conmigo, que la piel le hable a la piel el deseo que callan las palabras y que el silencio habla… Espero entonces, tu silencio y tu palabra.
jueves, febrero 13
Tu Cuerpo
Es tu culpa el antojo de cualquier hombre por recorrerte todita simulando pequeños pasos con las puntas de los dedos de la mano derecha, ya sabes, para reconocer de que se trata la sencillez de tu perfección, de tu sonrisa y de tus ojos cerrados soñando con el mar; ya luego viene todo aquel asunto de un par de lenguas que se pierden en distintos bosques, se trata de soñar, ¿sabes?, se trata de nada más reconquistar un cuerpo ceñido al cielo, a la noche que dibuja tu piel llena de estrellas, de relatarte una historia donde tus ojos son el poema con que empieza algún cuento, y cierto orgasmo, como salido de las hojas de algún libro de sol, es la pauta por la que suena aquella sinfonía de un antojo por ser un pedacito de tu piel, que baile y cante arrebatándole el lugar a otros, a todos, a ti...
lunes, febrero 3
Hoy amanecí humano, y solo te supe extrañar
Hoy quise tomarme un rato para extrañar un "buenos días" en las mañanas. Un "te quedaste dormido" en las noches. Tus lunares y las diferentes constelaciones que se formaban en tu rostro. Mis chistes que encajaban perfectamente con tu risa. Una mordida en tu oreja izquierda. Un zarpazo de ganas a tu corazón. Un beso violeta rasguñándome el cuello. Una caminata larga hacia tu casa. Una vuelta al mundo en ochenta suspiros. Una carta de amor desde tu voz caminando con apuro. Un intento de canción desafinado. Una risa tuya colgando viva de mi brazo. Tu boca robándose mi alma para siempre. Mi alma escapándose a tu boca por que sí. La paz cristalina de imaginarte dormida a mi lado. La guerra frenética de hallarte tan lejos de mi antojo.
Hoy quise tomarme un rato para extrañarme como fui el día que te dije que me gustabas por primera vez. Caí de una nube roja ataviado con mi uniforme de guerrero celestial, te miré hecha mar y quise ir a la batalla por ti, aunque sabía que iba a perder las alas, la fe, y el recuerdo de una diosa quedaría tatuado con lágrimas en mis mejillas, y aun así, supe que daría mi sangre y zarparía cursi hacia el horizonte de tu olvido; fue entonces que me confesaste que salías con él, y el sueño tan solo se partió en dos.
Hoy amanecí humano,
y solo te supe llorar,
solo te supe amar pequeña,
hoy amanecí humano, y solo te supe extrañar.
viernes, enero 31
Llamada no tan anónima
Cogí el celular y marque tu numero solo para probar suerte, estaba seguro que no contestarías pero esta vez la suerte estuvo de mi lado. Una conversación algo extraña, imagine por un momento que estábamos los dos sentados fuera de tu casa conversando como lo hacíamos antes, por horas olvidándonos por un momento de todo el mundo, en ese momento solo estábamos los dos y eso era lo único que importaba. Como ha cambiado todo, aquel arbolito que deje hoy es un árbol ya de un buen tamaño, seguramente hubiera sido un buen escondite para nuestros besos, abrazos y "te quieros" infinitos. Lo malo fue que tenia unas enormes ganas de decirte que te quiero y daría todo por volver contigo pero un "tengo que irme" puso todo a su normalidad, lo siento siempre fui lento y esta vez creo que llegue tarde, pero quisiera conservar algo de la amistad aunque sea para seguir oyendo tu voz.
Luego de cortar la llamada me di cuenta qe se me olvido decirte que te amo más que las palabras, se me olvido de decirte lo mucho que significas para mí, se me olvido de decirte que eres mi mundo y más, ¡espero que recuerdes lo que estoy esperando! se me olvido de decirte que te quiero en mi vida, espero que puedas recordar que siempre estoy a tu lado, se me olvido decirte que siento por mis errores, se me olvido de decirte que te extraño cada día.
martes, enero 21
El vomitante
La sensación no era nada extraña, ni siquiera lo fue al principio, fue como un simple vómito, normal, los músculos fuertes y el intestino retorciéndose para escupir por el esófago, lo extraño del caso era lo que caía en la cubeta al lado de la cama. La primera vez fue un sueño, algo extraño, se sonrojó cuando se halló vomitado y se cubrió la cara con sus guantes azules, palpó la cubeta y lo mojado, se salió, vio la ventana, y saltó al vacío. La segunda y tercera fueron similares, pero habían caído 2 o 3 sueños a la cubeta, el resultado era el mismo, acababan muertos en el macetero del vecino, ensangrentados y sin un zapato, pero con una mueca de risa en la cara. Las siguientes ocasiones, que eran cada vez más frecuentes y más abundantes, empezaron a preocupar al sujeto, que de noche se hallaba preocupado por que no le llegaban sueños nuevos, y en la mañana seguía vomitando algunos viejos, cansados, pero entrañables sueños, cada vez cabían menos en la cubeta, que el sujeto acabó vomitando directo en la ventana, ahorrando a los sueñecillos expulsados la vergüenza del suicidio.
Para el día dieciséis, el sujeto se halló vociferando en la ventana, la sensación de vómito era demasiado fuerte pero ya no salía ningún sueño, ni líquidos, ni voz, nada, el sujeto se fue a acostar sabiendo que ya no tenía sueños, y se dio a la tarea de soñar más, pero no pudo, ya no pudo, y con el tiempo empezó a olvidar, tiró la cubeta, tiró el colchón, y se dio cuenta que ya no quería dormir, no tendría sueños, ni tendría nada que vomitar. Algunos restos de sueños todavía reposaban en un par de macetas que el perro había dejado sin revisar, y al día dieciocho, un par de sueños empezaron a trepar lentamente hacia el cuarto del sujeto, que al descubrirlos, se los tragó, sin pensarlo, luego tomó un vaso de agua y se fue a dormir.
Al otro día el sujeto quiso vomitar, pero el par de sueños evitó a toda costa su salida, se tomaron del brazo y se aferraron fuertemente a una costilla, luego a una vena y luego a algo que latía en forma de corazón. Al día veintiuno, hallaron al sujeto tirado en su cama, en posición de vomitar, una cubeta nueva vacía, los ojos vacíos, y la ventana abierta; un par de sueños corrían por el jardín del vecino presos de una alegría inmensa, corrían fuerte y de la mano, esperando que alguien, en algún lugar, los soñara, y ese alguien, no tuviera cubeta, ni tristezas, ni ganas de vomitar.
viernes, enero 17
Se me quedó la duda
Escribir es como respirar. Miento. Es casi como respirar. Es lo mismo pero más lento. Es ver la vida a modo de cámara lenta. Si dejas de escribir, te mueres. Eventualmente. Por supuesto eso no ocurre para todo mundo. Le sucede a quienes deciden que su vida debe llenarse de libros y de letras. De letras propias. Que no signifiquen nada para nadie o que de vez en cuando signifiquen un poco a un despistado lector. Despistado con la suerte suficiente de encontrarse con algunas letras perdidas. Eso es todo. Escribir una y otra vez para volverse fuerte: para no morir. Para recuperar la locura. Que de eso se trata. Volver al estado natural. Locos. Llenos de libros. Llenos de letras.