martes, febrero 21

Cambia de ritmo

Cuantas ganas de una mañana así, amanecerme rozando el campo con los ojos, arañando rocío, respirando un mundo que no sea el mío, quizá, tendría que empezar por alzar los pies, uno a uno, y mudarme de donde ya no quiero estar, pero a donde vaya, vuelvo a sacar un espejo de la bolsa, y a encontrarme, con la misma cara, con las mismas ganas de un día no ser yo el que se asome por la fría cara del reflejo aquél...

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