domingo, febrero 14

Un minuto...

…me basta para cerrar los ojos y saborear tu sonrisa otra vez. Cuando los andenes quedaron atrás y los carros naranjas se alejaron en sentidos opuestos, pude todavía sentir tu mirada atravesando aquel espacio de acero, gente y vendimias hasta llegar a mis ojos y hacerme soñar un instante más con volverte a ver. Vino después un show de gente disfrazados sobre vidrios afilados y la inmisericorde indiferencia de la ciudad que ni una moneda otorgó. Yo, mirando a la nada, quise recordar tu aroma pero se me adelantó tu sabor, tu cuello y su aroma, y tus manos y esa gracia que tienen para tocarme cuando me besas, como si fuera la primera vez, siempre. Todo eso quedó atrás por hoy y vuelvo a poner los pies en la tierra, desde donde giro hacia donde tú vayas esperando tu regreso, la alineación de cien nubes que me guíen hacia ti, o el aroma de la luna cuando se pose en mi ventana, anunciando que allá detrás de las montañas, tus sueños se han elevado hacia mí. También voy a soñar contigo, y que este sueño nos dure mil sueños más.

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