miércoles, febrero 24

Un clip enorme dormido al lado del monitor

Ese afán tuyo de esconderte entre mis letras, aunque acostumbrada a que te sorprenda ronroneando al lado de mi brazo izquierdo, allí donde sueles dibujar los besos exactos, una luz azul con diecinueve brillos y un clip enorme dormido al lado del monitor. Y yo que cierro los ojos y te imagino color esmeralda, toda, viajando con tu vestido azul con puntos blancos por la casa, casi sin hacer distinción entre el sueño y la locura del recuerdo, tan entrelazados como mi lápiz y el cuadernito de notas, las manos tan apresuradas que se olvidan de darme la descripción atinada de tus caderas, y se van corriendo, a alcanzar a mi pecho que ya se fue corriendo como loco a encontrarse con el tuyo. Y casi siempre después, cuando se calman las cosquillas en el vientre, cuando el techo deja de dar vueltas y la música vuelve a tomar sentido, es que te descubro a hurtadillas por mis letras, como te decía, aunque acostumbrada a que te sorprenda suspirando allá a lo lejos por un instante más de esta revolución.

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