lunes, diciembre 21

Una tarde como Hoy

Así es este asunto de extrañar. Las paredes, por momentos, me parece se agrietan dejando pasar instantes coloridos de ayer, de apenas ayer o antier minutos antes de despedirme de ti y dejar la ciudad para extrañarte en los días por venir. Días que hoy vivo y que amaso despacio para darles forma de fugacidad, que se vayan prontísimo, pienso, anhelo, sueño, aunque casi siempre acaban durando igual que siempre, eternidades, tiempos idos donde no soy exactamente yo del todo, pero el disfraz me sienta bien y me largo a la vida cada mañana como todos, a asemejarnos un ser pensante aunque en el fondo todos estemos igual, en blanco, lienzo virgen, en espera de la mano de un amor que nos vacíe su alma en vilo, se deje caer todita hasta llenarnos de su color. Desde esta ventana alcanzo a ver al viento que da vuelta por la esquina, que se sumerge en el gris de las callecitas para perderse delante del paso de mis zapatillas, de mi navegar entre celos de destiempo, del espejo que te abraza, de las piedras que se vuelcan locas a tu paso para mirar mejor, ¡ah como quisiera ser yo ese cielo!, y malmirarte con tu vestido de colores y las sandalias que descubriste en aquella tienda para adornar tus pies, mi guía, mi paz hecha tú. A veces pienso que alguna tarde, cualquiera, me voy a robar un instante de cielo para darte una carta donde te hable de amor, y aquí es donde muchos ojos se voltean agitándose y gruñendo ¡bah, cursi!, pero así se me salen las letras, así se me vacían los ojos cuando pienso poquito en ti, y retomo la idea de rasguñar al sol, y con letras de luna, mandarte un beso que nos dure para siempre, hasta que sea viernes de nuevo y te tenga cerquita para en cualquier arrebato de ganas hacernos el amor, falta poco, incluso en lunes, te abrazo desde el hueco a mi lado en la cama, y te recorro la espalda a lengüetazos, a caricias de martes, sueños de alguna tarde, como hoy.

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