martes, agosto 29

Soñando

Ella amenaza con muchos abrazos y luego se ríe; la imagino recargada con el codo en el escritorio mirando la pantalla de luz y con una risa de esas que no puedes evitar, con el pelo de colores y las manos de hada recorre el teclado y dibuja palabras de tranquilidad, de paz, y de quien sabe que, ya no come sola ni recorre sola el camino a casa, en alguna parte del pensamiento es acechada por la distancia y por el quizás de un nuevo día, pero no, sola no. Yo me acurruco para dormir y escapar del frío de las últimas noches, los días de melancolía siguen naciendo cuando se les hincha su gana y tal como dicta el horóscopo suelo deprimirme como digno capricornio de un segundo a otro, luego cambio de vista y los panoramas distintos alardean felicidad, las voces en el radio y el buenas noches reconfortan, estoy lleno y estoy sudando alegrías, quiero regalarlas y no ser el grinch que suele amanecer con el brazo derecho dormido y la baba seca en el cachete que se dispone a llegar a mirar la entrada al trabajo. Voy a dormir, voy a soñar, voy a espantar los malos sueños al menos por esta noche, voy a soñar que ando cerca de un río, y que no hay donde poner la cámara y entonces ella ríe al verme batallar, luego, nos burlamos al sacar la foto nosotros mismos porque nadie ha querido pasar por ahí para ayudar, voy a robarme ese momento para soñarlo y descansar como si hubiera sido yo, como si hubiera sido ella, como si todo fuera distinto, como si no fuera un capricornio, como si no quisiera empezar a caminar.

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