jueves, agosto 24

¿Conoces esta historia?...

Es sobre un chico indeciso cuando hay futuros por delante, todos igual de posibles, pero por algún motivo este chico desarrolló el terrible hábito de no saber por cual lado de la cama levantarse. Todas sus mañanas son iguales, suena la alarma a las 5:45 AM y empieza a divagar, su cama se encuentra a la mitad de la habitación y ha escuchado que es de mala suerte levantarse por el lado izquierdo, no es una persona supersticiosa, dejarse llevar por ese tipo de cosas nada mas hará orillarse a una vida de miedos y reglas arbitrarias, pero no pierde nada por respetar aquellos lineamientos divinos solo por si acaso, pues también puede simplemente no jugarse a la suerte y descubrir que todo aquello del reino místico es verdad.

Y así pasa como mínimo treinta minutos todos los días, los argumentos se repiten encuentra respuestas nuevas y hasta termina por brincar por el pie de la cama con tal de no tomar una decisión. Un día, por accidente, se levanta sin cuestionarse nada, se baña primero que su hermano, desayuna huevos revueltos y avena calientita, se va temprano a esperar el transporte, consigue un lugar bueno cerca de la salida, pero no tanto para poder ir solo el resto del viaje, unas dos paradas más adelante se sube una niña tan bonita que lo dejaría tartamudeando; intentó hablarle de alguna manera pero sin un tema de conversación se desanimaba en el momento, para su suerte el destino decidió mancharla a ella un poco el mentón con chocolate, el niño le hizo una seña para que se acercara y ella se sentó a su lado, cuando le contó se puso colorada colorada de la vergüenza rápido saco un pequeño espejito y se limpió con una toalla; el resto del viaje se la pasaron platicando llegaron a la escuela se prometieron ver en el receso, compartieron almuerzo y se dieron un beso indirecto probando del jugo del otro.

Al final del día quedaron en ir juntos en el transporte a la escuela a la mañana siguiente, pero no se volvieron a ver jamás. El niño regresó a su horrible hábito no se bañó y calentó el desayuno en el microondas; como todos los días llegaba tarde a la escuela y le quitaban el receso por eso, en sus nuevas divagaciones de la mañana aquella niña que conoció lo llenaba de motivos para salir pronto de la cama, pero también de contradicciones.

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