viernes, mayo 16

Luciérnaga


A ti, que siempre sabías que hacer en cada lugar y en cada situación, que nunca te dejaste llevar demasiado lejos, como tampoco nunca tan cerca de mí. Cuando te escribí, temblé de miedo, porque vi en ella mi propio doloroso adiós interminable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario