viernes, agosto 6

Ausencias

A veces, con insistente certeza, llego a creer que las tardes como esta, tan llenas de viento y ausencia, son el presagio de un mañana peor. Normalmente la rutina aplasta el vaticinio y todo resulta tan sencillo y torpe como siempre, las mismas calles rodando y las cascadas de luces donde siempre, aluzando el camino a seguir siendo yo, el mismo. Lo preocupante de este oasis en la niebla es que las figuras que se asoman a la ventana no son nada familiares, extraño otros rostros, más sencillos, que reconfortan sin tener que usar la lengua, simplemente aletean cayendo de árboles de paz y todo se vuelve astuto, exacto, para dar pasos firmes sin miedo a que el andamio se quiera matar otra vez (conmigo encima), y le caiga encima al mundo, aburrido de mi.

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