martes, agosto 20

Pedacitos

Sonó como un almohadazo, ¡plooof! Aquel “te quiero” no confesado, me desmoronó en mil pedacitos. Caí por todos lados y el viento empezó a hacer de las suyas, acabé revuelto en una marejada de mis propios pedacitos y luego estirando la mano formada por varios pedacitos resueltos a no dispersarse, logré cerrar la puerta. Empecé a buscarme con la mirada pero un ojo veía izquierda y el otro miraba cielo, los pedacitos muy revueltos y los colores asustados, pero todos riendo, empezaron buscándose por las cosquillas y acabaron hallándose en un coscorrón, buscando emociones y sintiendo su lugar en rasguños, jalones, patadas y piquetes de ojo, hasta que la luna me reflejó enterito, flotando encima de una hoja y cayendo lento sobre el teclado, y pude ver mis manos y mi aliento apresurado, y pude ver mi risa y pude ver mis pies moverse con los nervios de una mano rozándome la espalda, y los dedos, enteritos, imaginando un “yo también”, y luego, como era de esperarse, un lejano y sordo ¡plooof!

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