viernes, noviembre 23

Yan Ken Po

Hoy me preguntaron cómo son mis manos, y no creo poder describirlas. Las veo rara vez, la última vez que lo hice hallé un pequeño pero nuevo lunar, no sé qué tan nuevo, cuando las lavo no suelo verlas detenidamente, son un par de manos morenas y llenas de rayas en las palmas, dicen los libros de manos que son manos que han vivido mucho, a lo mejor ellas, yo no me acuerdo que tanto han tocado, aunque si cierro los ojos, lo vuelvo a sentir. Sé que extrañan sentir, sé que extrañan apretar y sé que extrañan acariciar, recorridos enteros de un cuerpo de mujer, reptar, sudar y mojarse todas, extrañan, sin duda, y yo extraño verlas reír, o moverse, como solo ellas saben, encima de una espalda tan nerviosa como ellas, pero sueñan, recuerdan, y me tapan la cara cada vez que río, o lloro, o recuerdo la sensación de otras dos manos, intercambiando un recorrido corporal con las mías, buen trueque, casi siempre logra hacerme palpitar.

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