lunes, diciembre 15

mensaje


“Encontré una estrella de mar más grande que mi mano”, ese era su mensaje en mi celular. Con la fascinación de una niña pequeña me confió su más reciente hallazgo. Yo le respondí que su mano era más bien chica y por lo tanto la estrella seguramente no era tan grande. Así, con esta estupidez de adulto, le hice notar que me estoy secando, que se me está acabando la sorpresa, el gusto por las pequeñas maravillas. Le hice notar que me hace falta.

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