Un tanto inquietante la danza de la luna, se mueve lenta y lentas las caderas se asoma y me guiña el ojo a la vuelta de cada esquina, detrás de cada casa y cada horizonte, al ritmo de danzón y a veces de un extraño pasito tuntún, se divierte alzándose la falda y el brillo de sus piernas azota la tierra y yo tiemblo imaginándola acariciar con sus picos en mi atmósfera tan mundana, tan humana, tan seca y tan incapaz de seguirle el ritmo a la bailarina que se sigue elevando rodeando con su ritmo a las estrellas, que desorientadas, se quedan fijas y pasmadas esperando el turno del siguiente en bailar el vals.
miércoles, septiembre 24
viernes, septiembre 19
Media Luna
Ella tiene un lugar dentro los bosques
donde ella se balancea cerca de la casa
en los arboles
Ella tiene un camino con animales
y me invita a liberarme ahí…
Hay un ejército de hombres
que matarían por ella
incluso las diosas miran
cuando ella se mueve
Los amigos nos suben
y algo abre el cielo
y esto nos llena con nada
para perder…
Ah nunca hemos estado en este lugar antes
no, no como es ahora mismo
y puede que nunca sepamos,
para que es esta noche…
Él tiene un modo de ser persistente
como un fantasma que no se marchará
Él tiene un lugar dentro del viento
Ah él está alrededor,
pero sé que él no se quedará…
Hay un ejército de estrellas
chocándose en la noche,
estaban ardiendo
pero de todos modos hacía frío
Así que los dioses se atreven a venir
y sentarse y hablar con nosotros
fuimos golpeados, nos aquietamos,
éramos valientes
Sí, por el momento, sólo tendremos
que sentarnos alrededor
pero nunca hemos estado
en este lugar
no, no como es ahora mismo
y nunca sepamos que es la vida
y una vida larga…
Así que por ahora,
sólo tendremos
que sentarnos alrededor
Sí, por el momento,
solo tendremos que sentarnos alrededor
donde ella se balancea cerca de la casa
en los arboles
Ella tiene un camino con animales
y me invita a liberarme ahí…
Hay un ejército de hombres
que matarían por ella
incluso las diosas miran
cuando ella se mueve
Los amigos nos suben
y algo abre el cielo
y esto nos llena con nada
para perder…
Ah nunca hemos estado en este lugar antes
no, no como es ahora mismo
y puede que nunca sepamos,
para que es esta noche…
Él tiene un modo de ser persistente
como un fantasma que no se marchará
Él tiene un lugar dentro del viento
Ah él está alrededor,
pero sé que él no se quedará…
Hay un ejército de estrellas
chocándose en la noche,
estaban ardiendo
pero de todos modos hacía frío
Así que los dioses se atreven a venir
y sentarse y hablar con nosotros
fuimos golpeados, nos aquietamos,
éramos valientes
Sí, por el momento, sólo tendremos
que sentarnos alrededor
pero nunca hemos estado
en este lugar
no, no como es ahora mismo
y nunca sepamos que es la vida
y una vida larga…
Así que por ahora,
sólo tendremos
que sentarnos alrededor
Sí, por el momento,
solo tendremos que sentarnos alrededor
sábado, septiembre 6
Ayer (psicodélica)
1. Creo que empecé a morir lento el día que vi una imagen tuya y me imaginé tu voz. Morirse lento es pensar en barreras de tiempo y blindajes de sueños, morirse lento es no ser la lengua que suba por tu ombligo hasta meterse por tu boca y le demos cien vueltas a este mundo criticón. Morir lento es verte y ser invisible a tus caricias, a tus labios sin freno, a la orgullosa necesidad de amarte, o morir.
2. No sé que sea, la pared, el espejo, el brillo de tus ojos o la eternidad de tus labios lo que me ata a este mundo virtual. Y sigo encerrado y en contemplación de ti, invisible al tacto, al tiempo, a ti. Esta ciudad tan llena de nubes me arrastra buscando tu imagen, y cuando la encuentro, lo demás, no importa, y el invisible ya no soy yo.
3. Cuando quise dejar un mensaje que llegara a tus ojos, recordé que los humanos no podemos ver de frente a ciertos ángeles de luz. Soy invisible porqué es un para siempre que no puedo cambiar; yo sé que la curiosidad por verte con estos ojos me va a matar un día a la vuelta de la esquina, pero a eso bastarían tus labios para volverme a levantar. Yo sé que alguien, a tu lado, tendrá la fortuna de ser la mano que se entrelace con la tuya, yo me quedo con el consuelo de visitarte en sueños, donde puedo existir para ti, y tú, diosa andante, atravesarás espejos y una lente vendrá a platicarme de ti, y la ciudad, primavera eterna, es solo el marco de mi imposible, de mi canción favorita sin tus labios de mar.
4. Los silencios siempre vienen de la mano de los ruidos, aunque hay teorías que sostienen que sus divorcios suelen ser específicamente alarmantes, sobre todo, cuando los ruidos les urge el silencio y cuando los silencios ansían un ruidito que les dé comezón. Por eso, cuando hay ruido en la cabeza, es difícil atraer un silencio, es más fácil quedarse callado, que el ruido crea que no hay nadie en casa, y así, triste, se escurra por la ventana hasta que tú lo vuelvas a buscar. Ese papel de resultados que esperan, sea cual sea el veredicto, nunca será un veredicto final. Ahora entiendo el alboroto que significa pensarte cuando camino por el bosque de tu luz.
martes, septiembre 2
De noche
Lo más curioso de los martes es la habilidad de ciertas gentes para saltar codiciosamente charcos de sol. Así se van siguiéndose unos a otros por las orillas de las casas, cobijándose en la sombra de los pocos edificios, como huyendo de un desayuno fugaz donde los devore la luz. Aunque hay algunos que se pierden por las rendijas de ciertas puertas, sin querer, cuando se recargan unos segundos de más, y no se les vuelve a ver. Quien sabe que será de ellos, cuando no lleguen a su oficina y cuando nunca vuelvan a tomar café. ¿Alguien lo notará? Una mano menos haciéndole la parada a la ruta y un par de pies ausentes cuando la luz verde del semáforo indique el momento de acelerar. Pero nadie, nadie que se asuste por esa breve ausencia en la ciudad. Y es que hoy de mañana me tocó observar desde primera fila la primera danza del día, el aroma a café y marraquetas en la pastelería, las peleas en las esquinas por ganarse un lugar en el tráfico, los gritos de lluvia en el viento, las turbias noticias que manchan de sangre al sol, y nada, ni nadie, que se detenga un instante a amarrarse el alma para no olvidarse jamás, ni llorar, ni desmerecer un toque, un instante de fe donde parece que ya no venden ni sueños para llevar. Llegar y ver que el rojo invadió todas las banquetas me vuelve a retorcer el estómago, los muy jodidos, habrá que treparse a las paredes hasta para caminar, para comer habitas si hay fiado y patrullas panzonas rondando por más, papeles regados y una marcha extraordinaria de ángeles de la guarda que exigen menos gente a la cual cuidar, no se vale, hay que rezarle a los gatos, a las bardas, a las flores, al sexo, a las manos cuando se entrelazan de dos, a la sencilla razón para levantarse en martes y no caer, sino andar, volar si es preciso, y empezar otra vez.
