viernes, mayo 30

Cualquier día

Cualquier día de estos caeré espalda al suelo, muerto, con el corazón hecho pedacitos, pedacitos azules que, alegres, saltarán lejos de mi tristeza para irse a vivir a algún parque, hacerse un tatuaje, bailar chachachá y aprender a manejar motocicletas. Mis manos se arrancarán a rasguños de mi cuerpo para irse a escalar por la calle, apretar manos y pondrán alguna tienda de masajes de pies. Mis ojos, arrastrando un par de sueños, viajarán en primera clase para recorrer el mundo, las pirámides primero y luego los museos de Europa, quizá, con la vaga idea de hacerse bizcos de tanto andar juntos y viendo para todos lados, ya viejos, se irán a Cusco para construirse una pequeña choza en Machupichu, y vivir ahí hasta que se les acabe la luz. Me preocupan mis pies, ¿A dónde irán?, a alguna playa me temo, a dormir frescos a orilla del mar, sintiendo las olas y la arena, caminando de madrugada, andando, corriendo sin cansancio. De mi boca no sé, le deseo huya a algún país donde besarse sea como respirar, donde sea esclava de una princesa que la quiera solo para ella, y que le enseñe de lenguas y mordidas en ese labio sabor a mandarina, y bese más de lo que juntos podríamos llegar a besar. Lo demás de mi quedará tendido, sin sed, sin ojos, sin manos, sin pies y sin corazón, nomás sintiendo el sol o el frío, hasta que alguien pase y me eche en un costal, o me haga a un lado, para que no estorbe a la gente al caminar, a lo mejor un día, si se aburren, los ojos regresen, y si se cansan, los pies caminen para acá, y si se cansa, la boca venga a reclamar su lugar, y si se entumen, las manos busquen refugio en lo que quede de mis brazos. 

¿No sería curioso? Que incluso los pedacitos de corazón regresaran un día, tatuados, más bailados y más rudos de tanto vivir, y agarren forma en mi pecho, se acurruquen, y con un estornudo fuerte despierten este cuerpo, latiendo, pumpum, pumpum, luego, con un escalofrío me regrese la vida, las ganas, y de repente, sea una figura en la calle que se levanta, como quien acaba de nacer, y quiere irse a navegar.

martes, mayo 27

Sueños

Viendo por la ventana, pensando en tu cara y en tu pelo cuando se ríe y me pide un abrazo eterno, amigos, amantes, hermanos, desconocidos en un camión al infinito, campesinos del mundo, esclavos del todo, buscadores de mundos perdidos, que se yo, lo que sea que seamos, lo que sea que somos y lo que sea que seremos siempre, siempre te amaré.

Me estaba imaginando volar en un dragón con ojos grises y piel color aceituna, volando a través de ventanas que conectan mundos, que conectan ideas y reviven recuerdos de amigos, de hermanos que viven por siempre y que nos visitan cada vez que la luna abre sus puertas y nos baña con su frío, con su fría capa de belleza, como la tuya.

De repente envidio tanto al viento, lo envidio tanto cuando te toca y te hace sentir viva otra vez, cuando roza tus labios y estremece tu cuerpo, cuando te acaricia el pelo y te llena de brillo, lo envidio cuando cada vez que se le antoja te hace suya, te lleva de la mano y te hace libre, lo envidio por estar siempre a tu lado, por verte siempre y por amarte casi igual que yo, Diosa que camina en el viento, mujer amante, sueño eterno.

Pero aquí, volando, soltando carcajadas en el espacio, dando vuelta a las estrellas, escondiendo sueños en planetas azules, jugando a aventar ilusiones lejos y a tratar de alcanzarlas gateando, jugando a ser hechiceros, jugando a ser pedacitos de carbón tirados en la arena, jugando a la vida eterna, aquí, no todo parece ser de piedra, no todo parece ser etéreo, y sin embargo los ríos se abren a tu paso, sin embargo los huracanes callan al oír tu voz, y sin duda los Dioses ocultos se asoman al ver tu paso, desnuda, entre el rocío de los bosques de las Hadas.

Solo quiero seguir caminando sobre este cielo plateado, solo quiero tomar tu mano por siempre, así, y mientras tu construyes y vives mas de mis sueños, yo sigo soñando en ti, sigo pensando, imaginando, creyendo, que alguna vez seré libre en ti, que alguna vez volaré en tu mente, que alguna vez seré.

Qué curioso, soñé que me soñabas... y ya no pude despertar.

lunes, mayo 12

Lugar de tiempo que se escurre

Hay días completamente inestables. Inestables digo, en el sentido en que las voces en mi cabeza parafrasean a las que ya se han ido e insisten en tomar un cierto sentido de orden para convertir los días en un caos absoluto. Caos digo, en el sentido de brincotearse ideas y arrojar conjeturas a los abismos mientras yo trato defender la poca ganada cordura a través de los años. Son ciertas las suposiciones que hacen aquellos que me gritan desde adentro en que todo esto se ha puesto muy brillante, ¿les recuerda las paredes de un hospital no?, bueno, a mí no tanto. Es tan solo un gran pasillo, faltan las colchonetas, los techos amurallados para evitar la fuga de pensamientos, los doctores con batas tristes, las batas con doctores muertos, las enfermeras con risa falsa, y todo aquello que convierte al circo en un fenómeno extrañamente familiar, sin los payasos, claro. Total que hay días así que vienen y así como vienen no se van, se quedan, estáticos y mordiendo la yugular, si tú y yo nos ponemos de acuerdo en pintar de rebelión esta orgía torpe de letras, entonces que hará el otro cuando retome conciencia e intente restablecer su llamado orden dentro de este mundillo. Esas serían tonterías. Tan bien que se respira estos días por acá.

martes, mayo 6

Quiero

Son las cinco de la mañana
estoy en estas cuatro paredes, de nuevo,
aquí lo único que importa es la lluvia que arde
como solo puede hacerlo en los poemas.
Alguien debe devolverte el hambre, mi amor,
para ver de nuevo tus manos hermosas
ensuciándose con el barro de la ciudad.
Te imagino durmiendo,
así como lo haces, boca abajo, inquieta
y casi despierta.
Adivino los caballos que corren bajo por tus parpados
no sé si llegan a algún sitio
o solo corren por no huir,
acaso hay diferencia.
Imagino tu voz de costa a gota
preguntándome en voz alta
-“No”- me respondes
y sonríes,
y sigues corriendo
y me miras y sigues corriendo.
Ojala nadie te dome, mi vida,
ojalá nadie lo haga nunca
y si lo intenta,
recuerda que el paisaje esta en tus ojos.
Quiero preguntarte adónde vas
cuál es ese lugar
que nadie excepto tú alcanza,
ese sitio que te habita y al que acudes
cuando dejas de comprender el tiempo.
Siento que te espera allí tanta nostalgia,
que te ruego que lo cuides
que guardes la llave
que abre tu pecho
en un sitio que nadie conozca
y nunca, nunca dejes que nadie te prohíba escucharte,
es importante que existas en más de un sitio a la vez.
Hay ruidos que habitan con nosotros
que se hacen hueco en el silencio,
ruidos a los que nos acostumbramos y dejamos de escuchar
quiero pisar la lluvia con mis zapatos y decirte
que una huella no es más que el camino de vuelta a casa,
quiero pisarla con tus botas de invierno
llenar mi asfalto con tu verde,
convertir todas las carreteras en sitios
donde tu otro yo y mi otro tú
se encuentren y se reconozcan.

jueves, mayo 1

Alebrijes en la cabeza

Todo empezó como siempre, mirando alrededor, nomás para asegurarme que iba despacio, y que el mundo se iba con la finta de que todo le daba vueltas yo; en la cabeza, los alebrijes de siempre dando vuelta y contando los mismos cuentos de siempre para dormir, para que la noche se convierta en estrella de mar y vuelva a rezarle fervorosa al segundo que cuelga de mi fe, con el hilillo mágico que mis ojos idearon para estar atento al tiempo, a la añoranza de ver al mar volver, en sueños ridículos, donde el mundo no está de cabeza y donde amaneces pensando en mí, con tus manos hechos nudos con mis manos, atados al cierzo que nos comemos en copitas de plástico, por calles empedradas, por la orillita donde mi cordura ansía que le presten la llave y escaparse, a donde pueda ser libre y ya no volverse loca pensando en mí, sin ti.